Nunca olvidó su boca. Ni sus mentiras.
Romina Velázquez observaba la ciudad desde el ventanal de su oficina en la comodidad de su hogar en su mansión, con una copa de vino en la mano y dos pequeños durmiendo en la habitación contigua. Cinco años habían pasado desde aquella noche en México. Cinco años desde que él la hizo sentir deseada, especial… única. Y cinco años desde que descubrió que no era más que otra mujer en su lista.
Él. El recuerdo aún le sabía a tequila barato y promesas rotas.
Ella había llorado. Se había odiado. Había querido arrancarse la piel cada vez que veía su reflejo en los ojos de sus hijos. Pero no lo hizo. En cambio, se convirtió en algo más fuerte. Más frío. Más calculador.
Ahora él estaba de vuelta. Sin saber que los niños que corrían por la mansión llevaban su sangre. Sin imaginar que la mujer que lo contrató como chofer era la misma que él dejó atrás sin mirar.
Romina no quería justicia. Quería control. Quería que él sintiera lo que ella sintió: confusión, culpa, deseo y dolor. Y lo tendría. Porque esta vez, ella conducía el auto. Y él… solo era el pasajero.
[***]
Hola, hola mis queridas preciosillas...
Hoy les traigo una nueva historia. Un nuevo viaje.
Una entretenida, fresca y dramatica historia romantica. Con una bella trama.
No respondo de las risas, las lagrimas y las rabietas.
Por ahora. Lean, voten y comenten. Guardenla en la Biblioteca para conservarla y saber cuando se actualiza.
Abrazos
Suya...
Katia Parra