Los gemelos del millonario

Capítulo 2: Quiere que elija

Serena

Me quedo como estúpida mirando a Richard sin poder creer lo que acaba de pedirme, pongo con cuidado la lámpara donde estaba y salgo de la cama, respiro hondo acomodando mi ropa sin aún creerme lo que ha pasado el día de hoy y luego miro a Richard, este alza una ceja esperando que yo diga algo, la verdad tiene un cierto parecido con Owen aunque se nota que está enfermo, él sonríe un poco y entonces me animo a hablar.

—Amo —suspiro —amaba a su hijo —él asiente —no puedo casarme con usted, menos por dinero, lo lamento —camino hacia la puerta

—Mi exesposa te matará —sus palabras me detienen en seco —sigues en la ciudad y si no te vas lo próximo que hará será matarte Serena —lo miro

—Ella no haría eso, ella —río sin creerle

—Estuve muchos años casado con esa serpiente y sé de lo que hablo —Richard mira mis ojos

—Señor, creo que también tiene demencia —abro la puerta

—Frente a tu casa siempre hay un auto negro —dice, pero no le miro —dentro hay un sujeto que te vigila todo el tiempo, lo perdí de camino aquí, él no sabe que estás acá, pero estará en tu casa Serena y ese hombre trabaja para ella —lo miro, él enciende un enorme televisor que hay en la habitación y me quedo estupefacta mirando las fotos, se ve el auto frente a mi casa y sí, llevo días viendo ese auto, jamás olvido nada de lo que veo y lo recuerdo, pero no le di importancia, también hay fotos del hombre fuera del auto, al mismo hombre lo vi en tiendas a las que fui de compras, me seguía, eso es claro ahora y soy tan ingenua que justo ahora me doy cuenta.

—¿Cómo sé que ese sujeto no trabaja para usted? —mi pregunta es respondida por otra foto en donde se ve al hombre hablando con la madre de Owen y parecen cercanos.

—Es la mano derecha de Irma —veo más fotos y doy unos pasos hacia la pantalla

—Él…

—Es su sicario —Richard me mira —y tengo más fotos Serena y documentos que voy a mostrarte que prueban lo que digo, Irma te matará si no te vas

—¡Por Dios! —llevo mis manos a mi boca

—Puedo cuidar de ti, nadie sabrá que estás aquí y Serena, nada te faltará, menos a tus hijos, tengo planes y

—Acepto —él sonríe —pero no me casaré con usted —suspira no conforme con eso

—Quiero que mis hijos cambien Serena, quiero que cuando yo muera ellos no cojan un solo centavo

—Regale todo entonces

—La empresa esa es mi vida —sonríe triste —es como otro hijo, quiero dejarla a alguien que la cuide y de paso vengarme de la mala familia que me tocó —asiento, es comprensible —moriré en meses Serena

—No voy a casarme —niego con la cabeza —me iré

—No tienes que irte —dice de forma rápida mirando mis ojos —cuidaré de ti y de mis nietos de todas formas Serena, quédate aquí.

—Bien —dudo unos segundos, pero asiento —pero no quiero su dinero, estaré en esta casa hasta que usted —me callo, él solo ríe.

—Gracias, es más de lo que mis hijos me ofrecerían —su voz suena muy triste —¿tienes hambre? Es hora de cenar —asiento rápido

—Y trabajaré aquí —mi voz lo detiene —en la cocina, en cualquier cosa, quiero ser útil —solo asiente sin decir nada y comienza a caminar de nuevo.

Mientras caminamos veo fotos por todas las paredes, fotos de sus hijos, de su empresa, me detengo en una suya frente a su empresa y sonrío, el hombre parece tan feliz en esta y tan saludable, no como ahora.

—Dean —murmuro el nombre de la empresa que está escrito en letras grandes que brillan detrás de él, en el edificio.

—La empresa diseña y fábrica ropa, zapatos, joyas y más cosas —asiento —te enseñaré mucho de eso

—Richard ya le dije que no

—Aprender nunca es malo, Serena —él ríe y ruedo los ojos

—¿Por qué Dean? —lo miro, su mirada cambia por completo

—Mi padre se llamaba así —mira una de sus manos —quería llamar a Owen así, pero su madre no quiso, no me dejó la bruja —bufa y sonrío —vamos a comer Serena, este viejo muere de hambre —él se aleja y sonrío

—Bonito nombre —susurro siguiéndolo hasta el comedor.

★★★

Owen

Abro la segunda botella de Bourbon y miro el vaso en el que bebía, pero veo borroso todo, bufo lanzando lejos el vaso y bebo directamente de la botella sintiendo que en cualquier momento caeré en la alfombra como las anteriores veces, intento ponerme de pie, pero acabo sentado de nuevo y comienzo a reír, ya casi no siento ni mis piernas, pero vuelvo a beber sintiendo ahora asco, pero continúo bebiendo sin importar nada más porque ya no me importa nada más.

—Hijo —esa voz hace que deje la botella en la mesa —deja de beber

—No quiero verte —mascullo mirándola, pero solo veo algo borroso —vete

—Owen por favor

—¡Vete! —le grito, pero ella no se mueve

—Debes dejar de beber Owen

—Ya estoy ebrio, déjame en paz —escucho como suspira

—Mañana te casas —aprieto la maldita botella

—Por tu causa estoy así —gruño —perdí a la mujer que amaba por tu culpa —golpeo la mesa con la botella —perdí a mi bebé, ella abortó por tu culpa

—Ella aceptó el dinero y fue a abortar por su propio pie Owen, luego desapareció, se fue del país, olvídala, han pasado muchos meses y al fin mañana te casas con

—¡Cállate! —bramo lanzando lejos la botella, haciendo esta añicos y me pongo de pie —eres mala, me hiciste creer que ella me era infiel, te creí como estúpido y tú —la señalo, todo da vueltas a mi alrededor

—Si, Owen, soy culpable de eso, pero ella abortó y tomó el maldito dinero —doy un paso hacia ella, pero caigo al suelo —Owen —escucho mi nombre, pero ya es imposible ponerme de pie, una vez más, dormiré en la alfombra.

—Han pasado meses —dice mi hermano mientras yo arreglo mi corbata frente al espejo —¿crees que papá venga a la boda?

—Lo desconozco —hago por fin el nudo

—¿no has ido a verle?

—Nos dijo a todos que ya no éramos su familia —miro a André —eso fue hace mucho André, dudo que venga a la boda

—Es un resentido




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