Los gemelos del millonario

Capítulo 5: No es papá

Serena

El tiempo pasa demasiado lento cuando estamos tristes, mis ojos arden de tanto llorar a pesar de haberme contenido por mis hijos, ellos ahora duermen luego de estar horas llorando, enfadados, tristes y quejándose, Richard era un gran abuelo, los tres se amaban y mis pequeños adoraban al abuelo que los consentía en todo, paso una mano por la cabeza de Dean y beso la frente de Dylan, las lágrimas escapan de mis ojos y salgo de la cama, al salir de la habitación termino arrodillada en el suelo llorando pegada a la pared, mi pecho duele y mi corazón parece estar tan roto, este momento ya estaba previsto, sabíamos que pasaría en cualquier momento, hasta los gemelos lo sabían porque nunca les mentí y siempre supieron que el abuelo estaba enfermo, ¿por qué duele tanto a pesar de eso? Todo parece una pesadilla de la que puedo despertar. Sigo llorando y luego siento los fuertes brazos de Scott que me abrazan y me abrazo a él dejando salir todo lo que siento.

—Mi amor mírame —sus manos acunan con cariño mi rostro y sus ojos están rojos dejando claro que también ha llorado —Serena

—¿Por qué duele tanto?

—Lo amabas, todos lo hacíamos —él me ayuda a ponerme de pie —¿y los gemelos?

—Se quedaron dormidos mientras lloraban, están desconsolados —Scott pasa con cariño las manos por mis mejillas limpiando mis lágrimas —no sé que hacer Scott, no sé cómo actuar —musito con la mirada perdida

—No te preocupes por nada, yo me encargaré de todo lo relacionado con el entierro, haré todo lo que Richard quería —asiento —el abogado está aquí.

—Richard acaba de morir, no voy a hablar con el abogado

—Solo quiere saber si ya puede informar a su familia, a todos —miro los ojos de Scott —sé que al final aceptaste casarte con él

—Nunca hablamos de eso, pero presiento que no te gustaba el plan de Richard

—No, no me gusta que vayas a estar cerca de esa gente, pero era la voluntad de Richard —suspiro —y voy a estar a tu lado apoyándote en todo lo que hagas —sonrío un poco y mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas

—Dile al abogado que informe a su familia en unos días, pero que aún no les muestre a estos el video que Richard grabó —miro los ojos de Scott —haré lo que Richard quería y entraré a esa empresa como él me pidió —Scott asiente

—Scott —tomo su mano cuando se iba a alejar —Richard sabia sobre nuestra relación —él sonríe —y estaba feliz con eso —la sonrisa de Scott se hace más grande.

—Era de esperar que supiera

—Si —Scott se acerca y deja un breve beso en mis labios —tengo miedo —él respira hondo —veré al padre de mis hijos de nuevo y a esa mujer, yo

—Estaré contigo —lo miro —si quieres.

—Sabes que si quiero, aunque nuestra relación debe cambiar —él me mira confundido y con miedo —quiero que mis hijos sepan lo nuestro —Scott sonríe nervioso

—¿Y si me odian?

—No lo harán —sonrío y Scott me abraza, más lágrimas salen de mis ojos y nunca antes había sentido un dolor tan intenso como ahora.

Los días pasan, pero el tiempo parece haberse detenido para mí, sigo sintiendo el mismo dolor de hace una semana y hacer las cosas diarias que antes hacía me abruman, sé que justo hoy el abogado va a informar a la familia de Richard, ya todo está preparado y aunque estoy lista para enfrentarlos a todos tengo miedo. Entro a la habitación de los gemelos al escuchar los regaños de la niñera, esta viene hacia mí y parece agotada.

—No quieren hacer las tareas, ni bañarse y están regando toda la habitación —le sonrío a la chica viendo que todo está desordenado.

—No sucede nada Mary, puedes irte ya —ella asiente y sale de la habitación, los gemelos me miran sentados sobre la cama —¿puedo saber cuál es el problema de ustedes?

—No encontramos el auto rojo que el abuelo nos dio —dice Dean mirando sus manos —él lo votó

—No mamá, fue él —Dylan empuja a su hermano

—¡Basta ya! —alzo la voz mirándolos a ambos —no deben pelear —me acerco a ellos y me siento sobre la cama —sé que ambos extrañan al abuelo —sus ojos se llenan de lágrimas y tomo las manos de ambos —yo también lo extraño pero él no querría vernos así.

—Extrañamos sus historias —dice Dean triste

—Y sus chistes —Dylan sonríe

—Él jugaba mucho con nosotros —mis hijos bufan

—También hacia esos huevos revueltos que tanto nos gustaban —mis hijos asienten rápido —y la carne a la parrilla

—Y nos dejaba limpiar sus autos —expresa Dylan con más entusiasmo y los tres comenzamos a hablar sobre el abuelo, las cosas que hacía y lo mucho que este nos quería, al final mis hijos parecen felices y si, debí haber conversado con ellos mucho antes.

—Tengo una idea —digo de pronto y ellos me miran interesados —recojamos la habitación, quizás encontremos el auto

—Si —ambos bajan de la cama y comenzamos a recoger todo lo que ellos regaron, sonrío viéndolos trabajar juntos y felices.

—Mami —miro a Dylan cuando me habla —¿seguiremos viviendo aquí?

—Si mi vida —él sonríe feliz —además, dentro de dos días iremos a la empresa del abuelo —sus ojos brillan —conoceremos esta

—Él siempre nos hablaba de su empresa —comenta Dean feliz —lleva mi nombre —sonrío

—Así es

—Mami —miro a Dylan —Scott vive aquí con nosotros ¿verdad? —mi boca se abre y cierra sin saber que decir, pero ya no debería esconderlo

—Mis amores —me siento en el suelo —¿Scott les agrada? —ambos se miran, luego a mí

—Es bueno y agradable —sonrío con las palabras de Dean

—Bueno, Scott no solo era el doctor del abuelo —ellos me miran interesados —y no solo es mi amigo —sonrío sin saber cómo continuar

—¿No es nuestro papá verdad? —niego ante las palabras de Dean

—Él y yo estamos juntos —digo mirándolos a ambos que me miran confundidos

—No entendemos —Dean suspira

—Es mi pareja —el silencio se hace dentro de la habitación y mis pequeños no dejan de mirarme

—Pero no es nuestro papá

—No Dean, no es, pero él y yo nos queremos así como Finn y Ana se quieren —les hablo de los padres de uno de sus amigos y muy buenos amigos míos.




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