Los gemelos del millonario

Capítulo 6: Seremos ricos

Serena

Salgo rápido de la habitación en busca de Scott, lo que menos imaginé es que estaría escuchándonos, mi corazón late frenético mientras le busco por la casa y al final le encuentro en el despacho en donde guarda sus cosas, él recoge todo con rapidez queriendo seguro salir de aquí e ir a su casa, lugar al que nunca he ido porque Richard no quería que me arriesgara saliendo de esta casa, ya que alguien podría verme, Scott voltea y al verme detiene sus movimientos, no logro descifrar su mirada, pero puedo jurar que no está feliz, respiro hondo intentando buscar en mi mente las palabras adecuadas solo que no logro pensar en nada.

—Supongo que escuchaste todo —digo sin dejar de mirar sus ojos y él asiente

—Les dijiste

—Te dije que quería hacerlo, ser una pareja —sonrío —Scott los gemelos lo aceptarán, solo debemos darles tiempo, acaban de perder a su abuelo y acabo de soltarles esto, yo

—No respondiste la pregunta de los gemelos —comenta sobre lo único que no quería hablar con él ahora mismo —¿aún quieres a Owen Serena?

—Scott

—Una de las cosas que amo de ti es lo sincera que eres siempre —sonríe débilmente —evita mentirme, solo habla conmigo —pide y trago en seco sin saber qué decirle.

—Hace años que no veo a Owen, ni siquiera he visto fotos de él así que no lo sé —soy sincera mirando sus confundidos ojos

—¿No lo sabes?

—No, no sé que voy a sentir cuando le vea, tuve una relación intensa con Owen, le amaba, aun pienso en él a veces —los ojos de Scott se tornan tristes —no puedo decirte que ese amor se acabó sin verle antes y saber que siento, esa es la verdad

—Perfecto —él suspira y ahora mismo odio haber sido sincera, Scott intenta pasar por mi lado pero tomo su mano

—Scott no, por favor, no te enojes —ruego mirando sus ojos

—No estoy enojado Serena —sonríe aunque sus ojos dicen otra cosa —agradezco que hayas sido sincera conmigo y espero que cuando veas a Owen me cuentes lo que sientes por él —él se suelta de mi agarre y va hacia la puerta

—No sé que siento por él, pero si sé lo que siento por ti —mis palabras le detienen antes de salir —Scott yo te quiero, me enamoré de ti sin proponerlo —él me mira y sonrío acercándome —me gusta estar contigo Scott —mis manos van a su pecho y la puerta se cierra a su espalda —me haces feliz, me haces reír, eres perfecto

—No soy perfecto

—Para mí si —él lleva una mano a mi rostro y acaricia este con cuidado

—Serena yo te amo —dice y puedo sentir lo acelerado que está su corazón ahora mismo.

—Lo sé —sonrío mirando sus ojos y me acerco más a él —no te molestes conmigo por aún no poder darte una respuesta definitiva, solo quiero que sepas que quiero estar contigo, que te quiero, te deseo y no voy a dejar que te alejes de mí porque eso sería cometer el peor error de mi vida —beso sus labios con suavidad, Scott me toma de la cintura y me pega a su cuerpo volviendo el beso intenso, solo tarda segundos en comenzar a quitar mi ropa de forma desesperada y yo no me quedo atrás, deseo sentirlo contra mi cuerpo, deseo que bese cada espacio de mi piel como siempre hace haciéndome sentir en las nubes, él hace que retroceda hasta que ambos caemos en el sofá y reímos juntos, Scott acaricia con ternura mi rostro sin dejar de mirar mis ojos y luego vuelve a besarme.

★★★

Owen

Entro a la casa desanimado como cada día, pero alzo mis cejas al ver a mi madre, mis hermanos y mi esposa aquí, todos ríen bastante felices y brindan con uno de los vinos más caros que tenemos, es extraño verles tan felices y juntos sin planear hacer algo malo, Fabiana camina hacia mí con una copa en la mano y me la da sonriendo.

—¿A qué se debe tanta alegría? —miro la copa aún confundido y luego a mi familia —¿acaso Margot tendrá un hijo? —esta bufa

—Claro que no hermanito —ríe

—algo mejor —André camina hacia mí —el abogado de nuestro papá estuvo aquí —asiento

—Richard murió Owen —la copa resbala de mi mano al escuchar a mi madre, el ruido de esta me ensordece y todo el vino mancha la alfombra —hace una semana al fin murió hijo —abro mi boca, pero no sale palabra alguna y siento un horrible dolor en mi pecho.

—¿Una semana y ahora sabemos?

—El muy infeliz no nos quería en su funeral —bufa Margot —eso pidió antes de morir, una lástima, me hubiera gustado verle en esa caja —mi hermana ríe.

—Están festejando la muerte de papá —digo con un nudo en mi garganta

—Seremos ricos —mi madre se acerca —al fin el viejo murió Owen, tendremos todo lo suyo, mañana leerán el testamento en la empresa, según su abogado se molestó en dejarnos un vídeo

—Seguro nos dejó mucho dinero —André ríe feliz —nos tenía trabajando en su empresa, prepárate hermano, esta será tuya ahora, papá seguro quería eso.

—Hijo —mi madre pone sus manos en mis hombros, pero me alejo de ella.

—Dan asco —miro a todos —todos ustedes dan asco —gruño con mis ojos ardiendo por las lágrimas que retengo

—Owen tu padre era muy malo con nosotros, nos daba migajas

—Nos daba lo que merecíamos Irma —la miro —tú le eras infiel, nosotros éramos malos hijos, queriendo más y más —bufo

—Amor

—No me toques —me alejo de Fabiana —papá siempre tuvo razón al decir que era un títere en tus manos, solo mira con quien me casé por tu causa —señalo a mi madre ignorando la mirada triste de Fabiana —una mujer igual de falsa y ambiciosa que tú.

—Owen

—Sabía que esperaban su muerte con ganas —paso la mirada por mis hermanos —¿pero festejarla? Por Dios, ¿dónde se ve eso?

—Te recuerdo que nuestro padre hace cinco años dejó claro que no nos quería ver más Owen y a ti te dijo que no fueras más a su casa —aprieto mis dientes, eso lo dijo luego de mi boda, una vez más ahí le decepcioné.

—No viviré más en esta casa con ustedes

—Owen —Fabiana intenta acercarse

—Y no viviré el resto de mis días contigo —bramo y salgo de ahí rápido escuchando los gritos de mi madre, subo a mi auto y arranco este rápido mientras marco el número del abogado de mi padre, el cual no tarda en responder y solo pido una cosa, algo simple.




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