Los gemelos del millonario

Capítulo 8: Problemas

Scott

Me detengo en la habitación de los gemelos, estos ya están vestidos con ropas iguales y decir que puedo diferenciarlos es decir mucho, a veces acierto, otras no, son exactamente iguales, sonrío viendo que esperan a su madre mientras juegan tranquilos con unos autos, seguro están felices, al fin hoy van a conocer la empresa de Richard y hace mucho que querían ir a esta, cuando me ven dejan de jugar y uno de los autos choca con mis pies, tomo este en mis manos y me acerco a ellos.

—Veo que están preparados para conocer la empresa —me pongo a la altura de ambos

—¿Tú también irás? —cuestiona uno de ellos, creo que Dylan y asiento

—Así es

—No deberías ir, no eres de la familia —dice el otro y me tenso un poco, Dylan arrebata el auto de mis manos y respiro hondo, hace cinco años hubiera dicho que prefería estar a kilómetros de distancia de un niño, nunca me habían gustado estos, pero entonces conocí a Serena, madre soltera, una locura, siempre dije que no quería hijos, pero me enamoré perdidamente de ella desde el primer momento en que la vi, aún puedo recordar hasta el perfume que usaba cuando Richard nos presentó.

—Chicos sé que Serena les habló de lo nuestro, quiero que sepan que quiero mucho a su madre y yo

—No nos interesa —Dylan se pone de pie

—Dylan

—Ni siquiera nos diferencias —este ríe —soy Dean

—Nuestro padre sí que nos diferenciaría —dice el otro alejándose de mí —cuando él vuelva y lo conozcamos mamá volverá con él y te dejará a ti

—Chicos

—No queremos que estés cerca de nuestra madre, ni siquiera pudiste salvar al abuelo —dice triste uno de ellos

—Dylan, Dean —ambos miran hacia la puerta cuando se escucha la voz de Serena —pídanle disculpas a Scott

—No mamá

—Estarán castigados si no lo hacen —ella los sujeta cuando intentaban salir —y no irán a la empresa, entiendo que no quieran que esté con él, pero deben respetarlo, es mi pareja y deben aceptar eso.

—Basta Serena —ella me mira y me pongo de pie —no sucede nada —sonrío mirando sus ojos —solo hablábamos, ellos solo expresaban lo que sentían —los gemelos me miran —no debes castigarlos por ello

—Scott

—No pasa nada —ella los suelta

—Vayan abajo y suban al auto —les dice sin mirarlos, los pequeños bufan, pero salen de la habitación —lo lamento —Serena se acerca a mí —están mal educados y deben entender que

—Son niños —le sonrío tratando de hacerla sentir bien, hoy tendrá un día difícil, llevo mis manos a su rostro —los entiendo

—No mereces ese trato Scott

—No te preocupes —acaricio su rostro —estás preciosa —tomo sus manos y miro su ropa alejándome un poco de ella —por Dios me pondré celoso —Serena ríe

—No tienes por qué —miro sus ojos

—Es mejor que yo no vaya

—Scott

—Ellos están tristes aún y molestos, hoy quieren estar contigo en esa empresa, es mejor que me quede —Serena suspira

—Te quiero —dice con sus ojos brillando haciéndome reír, desde que la conocí estuve detrás de ella como loco, pero solo dos años después me aceptó en su vida y solo hace uno comenzó a decir que me quería, quizás muchos dirían que ha sido lento el proceso, pero aún espero un te amo de su parte y no me cansaré de esperar por eso, beso su frente y luego sus labios de forma sencilla.

—Dos de los guardaespaldas irán contigo, estarás bien, no te confíes de ellos Serena, son malos y hacen negocios sucios, debes estar al tanto.

—Lo sé, no confiaré en ninguno.

—Hoy quiero invitarte a cenar fuera de esta casa —ella sonríe cuando me escucha y rápido asiente haciéndome feliz —al fin puedes salir y pasear, quiero que conozcas un lugar, los gemelos pueden ir si quieren.

—Descuida, no van a querer —sonrío triste —pero yo sí que iré —ella vuelve a acercarse a mí y deja un beso en mi boca, luego se aleja hacia la puerta, pero al salir se detiene y me mira —por cierto, ellos te engañaron —le miro confundida —Dylan y Dean, dijiste bien sus nombres —sonrío —no te equivocaste —sale de la habitación y me alegra en verdad no haberlo hecho, miro mi reloj dando un suspiro y segundos después salgo de la habitación, al salir fuera de la casa veo a los autos alejarse y voy hacia el mío, no estaré bien en todo el día, ella estará en esa empresa junto con Owen mientras yo pasaré todo el día aquí imaginando un montón de escenarios, ¿y si cuando le ve decide que sigue amándolo? ¿Qué pasaría si decidiera tener su familia con él? Golpeo el volante mientras conduzco y luego freno frente a mi casa, miro mi teléfono cuando suena al entrar a la casa y maldigo viendo el número, ignoro la llamada sabiendo por qué la hace y sabiendo lo que pasará, el teléfono vuelve a sonar y la tomo.

—Scott ya no tienes tiempo —aprieto mis dientes cuando le escucho —debes pagarme, estoy cansado de esto —si supiera que yo más, la última vez pensé que sería la última, pero aquí estamos nuevamente en esto, soy idiota por creer de verdad que no pasaría otra vez.

—Dame unos días más, ¿vale?

—Tú te hiciste cargo, tú pagas, ¿lo olvidas? —cierro con fuerza mis ojos lamentando eso —te doy dos días, por dios, sé donde trabajas, es la casa de ese millonario, podrías coger un solo objeto de esa casa y pagar o decirme cómo entrar —él ríe y aprieto el teléfono con fuerza.

—Es mi problema, no el de ellos, tendré el dinero

—Bien o sabes lo que haré —la llamada se cuelga y lanzo el teléfono contra el sofá sabiendo que no podré conseguir tal cantidad en tan poco tiempo, corro hacia mi habitación y comienzo a buscar las cosas de valor que tengo y a dejarlas en la cama, nunca he sentido ningún apego por lo material, quizás debería dejar de hacer esto, pagar esas deudas, sé que cuando pague esta habrá más y más, pero si no pago sé lo que pasará, me detengo cuando saco algo que he dejado sobre la cama y tomo el pequeño anillo en mis manos, me siento sonriendo mirando este, sé que tiene mucho valor, pero era de mi madre y prometí que se lo daría a la mujer que amara, esa es Serena, hace unos días estaba preparado para dárselo, pero su respuesta sobre Owen me hizo ver que debo esperar más, solo un poco, eso espero, vuelvo a dejar el anillo donde mismo y respiro hondo pasando las manos por mi rostro, definitivamente estoy en problemas.




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