Los gemelos del millonario

Capítulo 11: Te mienten

Serena

Me cruzo de brazos cuando encuentro al fin a Dylan y Dean jugando en uno de los pasillos de la empresa, menos mal que hay cámaras por todo el lugar, respiro hondo yendo hacia ellos intentando calmarme, cuando entré a esa oficina y no los vi casi me provocan un infarto, de más está decir que despedí al guardia que había dejado en esa puerta cuidando de ellos, menos mal que ya la madre de Owen y sus hermanos fueron escoltados fuera y que Owen salió del edificio, no quiero ni pensar en que hubiera pasado de haberlos visto aunque los van a ver, tarde o temprano pasará y tendré que inventar algo.

—Estoy pensando en cómo castigarlos —digo haciendo que ambos me miren

—Nos cansábamos encerrados

—les dije que no salieran, se los repetí

—Mamá, queríamos conocer la empresa del abuelo —habla Dean poniéndose de pie —no nos regañes —la cara que ponen hace imposible que piense en castigarlos

—Deben obedecer

—Nos divertimos —me pongo a la altura de ellos

—¿Ah si? —les sonrío —¿y qué hicieron?

—Jugamos con un hombre —alzo una ceja cuando Dylan habla —le hicimos creer que veía un fantasma —ambos ríen y yo también negando con la cabeza —parecía estar loco, no podía creerlo

—Debiste ver su cara —ríe Dean

—Pequeños

—Nos llamó fantasmas mamá —ellos siguen riendo y me alegra verlos felices

—No deben jugar con la gente así

—Parecía un buen hombre, estaba pálido —cuenta Dean y me levanto, ambos toman mis manos y mientras caminamos me cuentan lo que hicieron, río con la anécdota mientras los escucho, sí que son traviesos.

Llegamos a la casa y los pequeños corren hacia su habitación, yo le marco a Scott, pero este simplemente no responde mi llamada, respiro hondo entrando a la habitación y me dejo caer sobre la cama, me dijo que hoy saldríamos, pero no responde y no me ha enviado ni un mensaje, quizás se arrepintió, cierro mis ojos pensando en Owen, su madre le engañó, niego con la cabeza, da igual lo que pasara, ni siquiera se molestó en pensar que estaba embarazada de él, me mandó a abortar como si la vida de su hijo no importara nada, puede que su madre le engañara diciéndole que le era infiel, que solo quería su dinero, pero fue el mismo quien mandó a que abortara, miro mi teléfono y sonrío al ver un mensaje de Scott diciéndome la hora en la que me recogerá, solo que el mensaje es demasiado simple y él nunca es simple.

—Estás preciosa —dice Scott cuando me acerco a él que está en el Salón

—Gracias

—¿Y los gemelos?

—Juegan en la habitación con sus niñeras

—Pobres chicas —río con sus palabras y él toma mis manos —¿no quisieron venir?

—No —asiente con la mirada triste

—Puedes preguntar Scott —me acerco más a él

—No quiero arruinar la noche de hoy —una de sus manos toca mi rostro y asiento

—El lugar es precioso —él asiente, sé que ya ha estado en la empresa —me encantó y despedí a Irma y a sus hijos, así como a los aliados —Scott sonríe

—Hiciste bien —respira hondo y sé que se contiene de preguntarme sobre Owen

—Owen estaba desconcertado, no podía creer lo que veían sus ojos —veo como se tensa un poco —Scott no me molesta hablar sobre él

—A mí si —mira mis ojos —me molesta que quieras hablar sobre él —me pierdo en sus ojos

—Eso es porque no me duele hacerlo, si estoy en ese lugar es por Richard, no por Owen ni por mí, sinceramente no siento nada al hablar sobre él y menos cuando le veo, ni siquiera hay decepción u odio como antes —sus ojos ahora me miran diferentes —y ni siquiera sé cómo pude amar a alguien como él, no es como tú —mis manos van a su rostro —y perdóname por antes no saber que decirte en cuanto a mis sentimientos, pero ahora lo tengo todo demasiado claro.

—Serena

—Te quiero Scott —él sonríe

—Debemos irnos —asiento rápido y él toma mi mano y juntos salimos de la casa.

—Aún no me dices a donde iremos —sonríe mientras vamos en su auto

—A mi casa —le miro rápido —quiero que conozcas mi casa, quien sabe y algún momento quieras vivir ahí —sonrío viendo que conduce y ni siquiera me mira al decir eso —aunque dudo mucho que los gemelos quieran dejar el palacio que tienen.

—¿Esta es tu forma de decir que piensas en el matrimonio? —alzo una ceja

—No quiero presionarte, formalmente comenzamos a salir ahora —se encoge de hombros y río

—Llevamos años durmiendo juntos —asiente

—A escondidas, sin citas —me mira un segundo —quiero hacer las cosas bien —asiento aunque no pueda verme.

El auto se detiene y bajamos de él, el lugar es bastante bonito y observo la casa con un bonito jardín enfrente, Scott camina hacia ella y le sigo con los nervios a flote, este abre la puerta y entramos.

—El patio es grande —dice sin mirarme —los gemelos pueden jugar aquí cuando vengan —sonrío mientras habla —aunque la casa es pequeña

—No tanto —murmuro viendo las fotos en las paredes, hay fotos de él y supongo que también de sus padres y de alguien más que quizás es su hermano, observo todo con atención notando ahora que conozco muy poco sobre Scott.

—Te hablaré sobre ellos —dice como si leyera mi mente

—Es bonita, ¿acaso vives con una mujer y no lo sé? —le miro alzando una ceja y ríe

—¿Acaso un hombre no puede vivir solo y tener su casa bonita?

—Está más organizada que mi habitación —él ríe tomándome de la cintura, luego me suelta rápido

—Vamos a cenar —toma mi mano y le sigo hasta el comedor, sonrío viendo las velas y las rosas, el ambiente es bastante romántico y acogedor. —siéntate, hoy estoy para servirte —me guiña un ojo y se aleja rápido a lo que supongo es la cocina, yo no me siento, más bien merodeo por el comedor hasta que me detengo en una ventana.

—Es bonito este lugar —murmuro sintiéndome bien aquí cuando ni siquiera sé por qué.

—No tienes que mentir —Scott ríe y le miro viendo que ya la mesa está servida, al ver que no voy a ella se acerca a mí. —¿Te sientes bien? —sus manos van a mi rostro.




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