Serena
El taxi me deja frente a la casa y corro dentro deseando ver a mis pequeños, pero sin dejar de pensar en Scott, no quería que la cena fuera así, también quería que la cita fuera perfecta, ¿en qué momento se echó a perder? No lo sé, pero tengo la sensación de que fui yo quien lo arruinó todo y odio eso, mi corazón late frenético mientras subo por las escaleras, dejo de correr al escuchar risas y voces, mis pasos se vuelven más pesados al llegar a la puerta y abro esta, los gemelos juegan con una de las niñeras lanzándose una pelota, ambos están bien, ambos ríen, están en perfecto estado y claro que Scott tenía razón, soy tonta.
—Lidia déjanos solos —pido a la chica que rápido asiente y sale, ellos saben por qué estoy enfadada y se miran entre sí.
—¿Les parece gracioso engañarme con que están enfermos?
—Te extrañábamos mamá
—No me mientas Dean —alzo la voz haciéndole bajar la cabeza —no soy el abuelo que se reía de todas las travesuras que hacían, lo que han hecho hoy estuvo muy mal, estaba preocupada, asustada, dejé a Scott, pero claro, era eso lo que querían ¿no?
—Mamá
—Estarán castigados todo un mes —los señalo a ambos —¿no pueden aceptar verme feliz? —ambos se miran entre sí —¿de qué forma debo decirles que quiero a Scott y que él nos quiere a nosotros? Antes ustedes eran buenos con él
—Antes no decías que le querías —miro a Dylan cuando habla y alzo una ceja
—¿Están celosos? —ellos no me miran y me acerco —Dylan —levanta la mirada —Dean —me mira y sonrío —a ustedes los amo con mi vida —me arrodillo frente a ellos tomando sus manos —los adoro, son mis pequeños
—Pero quieres también a Scott —murmura Dylan
—Es distinto mi amor
—Querrás casarte con él —habla Dean
—Y tendrán hijos —musita Dylan —los querrán mucho —sonrío mirándoles a ambos.
—Nunca los voy a dejar de amar tanto como ahora, daría mi vida por ustedes, son mi vida —hago que me miren —entiendan eso, jamás querré a alguien más que a ustedes.
—¿De verdad?
—¿Por qué lo dudan? ¿Acaso no digo que los amo todos los días? —ellos asienten —¿entonces? —suspiro
—¿Scott se enfadó? —miro a Dylan cuando pregunta
—Iremos ahora a hablar con él —mis pequeños asienten —le pedirán perdón —sonrío, yo también debo pedirle perdón —y cenaremos todos juntos y nunca más van a dudar de que los amo más que a nada en este mundo, ¿sí?
—Si mamá —ellos me abrazan y suspiro sin dejar de abrazarles.
Respiro hondo varias veces deseando que Scott quiera verme y hablarme, me detengo en la puerta de la casa mientras mis hijos esperan tranquilos a mi lado pero sin dejar de mirar todo el lugar, toco dos veces el timbre y espero paciente, vuelvo a tocar este cuando nadie responde y entonces la puerta se abre, mis ojos chocan con los suyos y sonrío un poco.
—Tenías razón —digo con mi corazón latiendo frenético en mi pecho —y fui tonta por creerles —miro a los gemelos que parecen no estar aquí —Scott
—No debiste venir tan tarde —comenta con voz fría y distante
—Necesitaba hacerlo y ellos querían decirte algo —miro a los gemelos que siguen callados —Dean, Dylan —me miran —¿qué iban a decirles a Scott?
—Mamá te quiere —suelta Dylan sin mirarle
—¿Solo eso? —alzo una ceja
—Por eso estábamos celosos —habla Dean —creíamos que te iba a querer más a ti —bufa, Scott los mira confundido
—Eso es imposible —los gemelos le miran —Serena no se cansa de decir lo mucho que los ama —ellos sonríen —y hoy salió corriendo de aquí por ustedes.
—Lo lamento —digo rápido —fui tonta y
—Solo fuiste madre —Scott se hace a un lado
—Tenemos hambre —comenta Dylan y sonrío
—Puedo calentar la cena —Scott sonríe y los gemelos van al sofá
—Sigues enfadado —pronuncio mirando sus ojos, él suspira y escuchamos el timbre de la puerta, mira hacia esta con su ceño fruncido —¿esperas a alguien?
—No —camina hacia ella.
—Scott —miro hacia la puerta cuando escucho la voz, un hombre le apunta a Scott con un arma y dos más entran, yo rápido me coloco frente a los gemelos —pero no está solo —ríe el sujeto.
—Ben aún no se cumple el tiempo que me diste —habla Scott
—¿Quien es la dama?
—No te interesa —mis hijos gritan cuando le pegan a Scott en el rostro con el arma y este cae al suelo, los otros dos hombres le sujetan
—Señorita —me apunta a mí y siento que un escalofrío recorre todo mi cuerpo
—Déjalos salir —pide Scott que intenta liberarse —Ben esto es entre tú y yo
—Te di bastante tiempo y me cansé de esperar por mi dinero Scott —este le da un puñetazo —las deudas se pagan
—Ben te pagaré, solo necesito
—Vete —me mira a mí —sal y vete, tendré una larga conversación con Scott —el hombre ríe dando miedo, mis hijos tiemblan a mi lado, yo miro a Scott
—Vete Serena —dice este que tiene sangre en la nariz y en la boca.
—O te quedas o te vas —el tal Ben ríe —pero decide rápido —voy hacia la puerta sin soltar a mis pequeños, pero él toma mi brazo —si llamas a la policía el doctor muere —asiento y me suelta, corro hacia el auto que nos trajo y una vez que entro a este miro a los gemelos que están asustados.
—¿Están bien? —acaricio el rostro de ambos
—¿Le harán daño mamá? —niego ante las palabras de Dylan aunque solo estoy mintiendo
—No mi amor
—Pero tenían armas
—Travis —el chofer me mira —lleva a mis hijos a casa
—Mamá debes venir con nosotros —ellos sujetan mis manos
—Mis pequeños, deben ir a la casa, yo iré más tarde —niegan rápido —Dylan, Dean, por favor —miro hacia la casa cuando los hombres salen —Travis —este asiente.
—Mamá no —Dean llora y beso su mejilla varias veces
—Iré a la casa luego —bajo del auto y este arranca enseguida, yo corro hacia la casa de Scott y entro, jadeo al verle en el suelo con su rostro golpeado y está inconsciente, soy rápida en llamar a una ambulancia mientras intento hacer que despierte.