Los gemelos del millonario

Capítulo 13: No de él

Owen

La cabeza me duele así como todo el cuerpo, miro el techo del lugar en el que estoy y bufo, no debí beber de esa forma aunque ese no fue el problema, sino conducir así, me siento en la cama y desearía que el dolor de cabeza solo sea por el accidente, pero no, tiene que ver con mi padre y Serena, eso explota mi cabeza porque simplemente no logro entender nada, salgo de la cama y camino hacia la puerta, pero la voz de mi madre me hace detenerme.

—¿Qué haces aquí mujerzuela? —espeta y frunzo el ceño, ¿con quién hablará?

—Irma —la voz de Serena me congela en mi sitio —podría hacer la misma pregunta, pero ni siquiera me interesa

—Si crees que vas a derrotarme sacándome de la mugrosa empresa estás equivocada, te haré pagar

—Había tardado tu amenaza, ya estaba preocupada —Serena ríe —agradece que no estás en la cárcel, sé que robabas dinero de la empresa

—Debí matarte hace años —tomo el pomo de la puerta

—Ese era tu plan, lo sé —Serena ríe —pero miranos ahora, estoy viva, bien y con todo lo que querías para ti, qué graciosa es la vida.

—Infeliz

—Aunque hay algo que te debo agradecer —Serena suspira —haberme alejado de tu hijo fue lo mejor que pudo pasarme —no escucho nada más y abro la puerta viendo a Serena que se aleja y a mi madre apretando sus puños.

—Owen

—No sé que haces aquí

—Estaba preocupada —ella se acerca a mí —Owen

—No debiste venir —me apresuro a ir tras de Serena ignorando a mi madre y antes de que esta salga del Hospital tomo su brazo.

—Suéltame Owen

—¿Estás bien? ¿Por qué estás en el hospital? —ella se suelta de mi agarre

—Déjame adivinar —sonríe mirando mis ojos aunque parece estar muy triste —conducías ebrio.

—Serena necesitamos hablar

—Creí haber sido clara —bufa —Owen por favor, ya dejaste claro que eras un títere, un ambicioso, un mal hijo, por favor no demuestres también que eres un arrastrado —ella me da la espalda y aprieto mis puños.

—Mi madre me engañó sí, pero tenía razón en algo —mis palabras la detienen y me mira —eres una cualquiera —alza una ceja mientras yo me dejo llevar por la ira —solo mírate, te casaste con mi padre y si, yo te mandé a abortar, pero tú lo hiciste —la señalo —y luego te aprovechaste de mi padre y te casaste con él Serena, eso no te hace buena persona y ahora estás aquí feliz con su dinero.

—Es bueno saber lo que piensas

—Lo que pienso es que no eres mejor que yo, por dentro estás llena de oscuridad y de maldad y eres una ambiciosa también y una aprovechada —Serena sonríe

—Oh Owen, te haré tragar cada una de tus palabras, ¿qué pasa? Estás enojado porque papá no te dejó nada? —ella se acerca a mí —cinco largos años luego de tu boda, sabías lo decepcionado que él estaba, pero nunca volviste a ir a verle, no lo intentaste, sabías que estaba muy enfermo, estaba muriendo y ¿qué hacías mientras? Esperar, esperar y esperar —ella sonríe —puede que yo no sea mejor que tú, pero tú —me señala tocando mi pecho con su dedo —tú eres como tu madre, la única diferencia es que a ti tu padre te amaba y ridículamente pensaba que eras diferente —Serena se aleja de mí y sube a un auto, tenso mi mandíbula y golpeo mi cabeza con mis puños a pesar del enorme dolor que siento.

★★★

Serena

Subo al auto y el chofer arranca este, miro por la ventanilla sintiendo una vez más las lágrimas en mis ojos y cierro estos, quería quedarme con Scott, pero mi enojo ganó la batalla, acabo de dejarle solo cuando él me necesitaba, ¿qué clase de persona soy? Owen tiene razón, no soy mejor que él, pero aún estoy asustada y preocupada por mis hijos, no sé si hice bien o mal, una parte de mí cree que hice bien, pero otra muere por volver.

—¿El señor Scott está bien? —Luke al fin habla, este es el encargado de la seguridad de la casa y va al lado del chofer

—Sí, un poco herido —suspiro —Luke quiero que mandes a dos de tus hombres y que cuiden de él —este asiente

—Por supuesto señorita, ¿quiere que haga algo más? —niego con la cabeza —¿usted está bien? —asiento —no lo parece

—Solo estoy cansada —limpio con mis manos las lágrimas —enojada, pensé que conocía a Scott y ahora me entero de que tiene deudas de juego y casi le matan, me apuntaron con un arma delante de mis hijos por su culpa.

—Señorita conozco a Scott desde que comenzó a trabajar para Richard y es un buen hombre, yo mismo lo investigué y Richard confiaba en él, de haber creído que no era un buen hombre no habría dejado que se acercara a usted ni a los gemelos.

—Quizás tampoco le conocía

—Créeme que lo hacía, incluso estuve días vigilando sus pasos antes de contratarlo, nunca le vi entrar a algún lugar a jugar, es un buen médico.

—¿Entonces qué demonios me estoy perdiendo? —maldigo en voz alta.

Voy a la habitación de los gemelos al llegar y me acuesto en la cama con ambos, ellos rápido se abrazan de mí y suspiro sin dejar de pensar en Scott, maldición. ¿Por qué ahora tiene que pasar esto? ¿Acaso la vida no quiere verme feliz con alguien?

—¿Mamá iremos a la empresa? —cuestiona Dean mientras desayunamos y asiento

—Claro mi amor, pero hoy deben hacerme caso, quedarse en la oficina —ellos asienten, yo miro el desayuno que apenas he tocado

—Si mamá —dice Dylan sonriendo

—Dylan —este me mira —hablo en serio

—¿Scott no vendrá a desayunar? —miro a Dean y niego —¿ya no es tu pareja? —respiro hondo

—Pareces feliz —el niño sonríe pero rápido niega

—Estás triste mamá —dice y niego poniéndome de pie —no comiste.

—Debemos irnos —digo saliendo del comedor.

—Señorita —me detengo antes de entrar al auto y miro a Luke, ya los gemelos están dentro y este cierra con cuidado la puerta del auto —estuve toda la noche investigando.

—¿Investigando?

—Sobre los hombres que atacaron a Scott

—No te mandé a hacer eso —le miro enojada

—Lo sé y puede despedirme ahora mismo, pero encontré a uno de ellos, le hice hablar y Scott no es un jugador, él no tiene deudas Serena —le miro confundida




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