Owen
Michael habla de todas las conquistas que tuvo anoche, pero yo solo pienso en que volví a cometer un error, pero ayer aún estaba bajo los efectos del alcohol cuando vi a Serena, no debí decirle esas cosas aunque sí que me da asco pensar en la relación que tuvo con mi padre, miro mi reloj dando un suspiro, seguramente esta ya llegó, pero ni siquiera sé en donde es su oficina, Michael bufa mientras vamos en el ascensor y le miro.
—Te estoy hablando Owen y no me prestas atención
—Pensaba en Serena
—Maldición —él ríe —llevas años pensando solo en ella
—Sabes lo que siento Michael
—Ella se casó con tu padre Owen —tenso mi mandíbula —piensa en eso y deja los sentimientos de lado, esa mujer volvió para hacer de tu vida un infierno hermano —el ascensor abre las puertas y ambos salimos, yo voy hacia mi oficina aún pensativo y cuando entro en esta entrecierro mis ojos viendo al mismo niño de ayer sentado en una esquina de mi oficina, respiro hondo y voy hacia mi escritorio, tomo una pequeña pelota antiestrés que tengo ahí y se la lanzo, esta cae frente a él y él la toma en sus manos sonriendo, alzo una ceja.
—No eres un fantasma ¿verdad? —me acerco al pequeño
—Ni él ni yo —me giro rápido y entonces veo al otro niño sentado en mi sofá, miro al que tengo en frente que ríe burlándose de mí y corre hacia el sofá, toma asiento al lado del otro y quedo con la boca abierta.
—Son dos —ellos asienten y es que son exactamente iguales, no hay nada de diferencias y me acerco a ellos.
—¿Qué hacen aquí? —me pongo a la altura de ellos
—Trabajamos aquí —sonrío con la respuesta de uno de ellos y todo es demasiado raro, pero al menos estoy tranquilo de saber que no me estoy volviendo loco.
—¿Ah si? ¿Y qué hacen exactamente?
—Jugamos —dice uno —eres gracioso —él ríe y yo con él
—Y tonto —dice otro y bufo
—Qué querían? Ayer me hicieron creer que solo veía a uno —bufo —¿cómo se llaman? —se miran entre sí
—Debemos irnos —bajan al mismo tiempo del sofá y me alejo
—Niños —ambos me miran antes de salir —soy Owen
—Adiós Owen —ellos salen y sonrío como estúpido, ¡Dios! Debí preguntar quienes eran los padres, salgo de la oficina, pero ya no están por ningún lado y bufo, ¿quién demonios trae a sus hijos traviesos a este lugar?
Leo el correo que me llega y suspiro, tiene que ser una broma, me pongo de pie decidido a buscarla, pero cuando abro la puerta Serena está frente a mí con una carpeta en sus manos y entra a mi oficina como si fuera suya, bueno de cierta forma lo es.
—¿Puedes decirme que significa tu correo?
—Creí haber sido clara Owen, hablo un solo idioma a diferencia de ti —ella me mira luego de sentarse en mi silla —hemos cancelado tu colección
—No puedes hacer eso
—Ya lo hice —sonríe y aprieto mis puños
—Llevo muchos meses trabajando en eso Serena, haciendo esos diseños, no puedes venir y
—Te traigo un nuevo proyecto —corta mis palabras como si no importaran y deja la carpeta en la mesa —trabaja en él —tomo esta en mis manos y la abro, luego me echo a reír.
—¿Una nueva marca de ropa? —niego con la cabeza —y para niños, ¿estás loca? —lanzo sobre el escritorio la carpeta
—Trabaja en ello, empieza los diseños según esta carpeta, quiero todo perfecto
—Tengo un proyecto
—Si, ahora este —señala la carpeta —mañana quiero ver un avance, lo quiero para este año —ella se pone de pie y camina hacia la puerta—ah y pronto haremos negocios con un posible socio.
—¿Socio? ¿Qué socio? —ella sonríe antes de voltear con la mano en la puerta
—Marlon McAllen, digamos que quiero entrar al mundo de los perfumes —menciona el nombre y sé que sabe de sobra quién es y es que no solo es el dueño de las más grandes perfumerías de esta ciudad.
—¿Quieres hacer negocios con él? Suerte con eso —ella rueda los ojos
—Owen, suerte tú, irás con ese amigo tuyo de relaciones, Michael ¿no? Y hablarás con Marlon, harás que vuelva a esta empresa
—Le despedimos de aquí hace años —resoplo sin poder contenerme —y es un arrogante y envidioso que no querrá volver, también es un ladrón Serena —ella sonríe
—Tendrás entonces que esforzarte y pedirle disculpas —ella sale dejándome con la boca abierta, ¿qué demonios? ¿Por qué demonios quiere traer de vuelta a alguien que nos odia y que se ha encargado de difamar la empresa?
El día pasa demasiado lento y casi todo el tiempo lo dedico a tratar de comunicarme con Marlon, algo imposible porque con solo decir mi nombre su secretaria colgaba, recojo mis cosas y salgo de mi oficina, es bastante temprano, pero quiero hablar con Serena, lo necesito antes de irme y por esa razón voy hacia el aparcamiento y espero paciente ahí al lado de mi auto.
—Por Dios hablen con calma —la escucho y miro hacia ella que está a unos metros de mí y va hacia su auto, de su mano van los dos pequeños iguales y los tres ríen mientras ellos hablan, camino hacia ella sin entender nada.
—Pero mamá es verdad —dice uno de ellos y me detengo de golpe, ¿mamá? Todo parece haberse congelado en su sitio, los niños suben al auto y entonces Serena mira hacia mí, ella se queda quieta también sorprendida de verme ahí y entonces obligo a mis pies a ir hacia ella con mi corazón latiendo a mil.
—¿Mamá? —digo mirando sus ojos y puedo ver cómo sus ojos muestran temor —son tus hijos —musito incrédulo —esos niños son
—Sí, son mis hijos —ella cierra la puerta del auto, quizás no quiere que ellos escuchen, pero las palabras no quieren salir de mi boca
—Serena
—No es lo que piensas Owen
—No sabes lo que estoy pensando ahora mismo —doy un paso hacia ella —tú abortaste ¿verdad? —la veo tragar en seco
—Si
—¿Cuántos años tienen?
—Cuatro —dice rápido y todo parece derrumbarse dentro de mí
—Mi padre y tú —me callo sintiendo asco y niego con la cabeza, me doy la vuelta y rápido me alejo de ella, subo a mi auto y arranco este a toda velocidad apretando el volante con rabia, tiene que ser mentira.