Los Guardianes

El tiempo apremia

problemas encima pero aún así están en paz, hablo de esa tranquilidad, cuando ves que la tormenta está por caer y la esperas ansioso aunque sabes que arrasará con todo.

Pues hoy es uno de esos días. En los quieres destruirlo todo pero luego armar sus piezas y cuestionarte por que lo hiciste?

Sé que puedo parecer depresiva pero es como si dentro de mi hubiera un enorme huracán que ha dejado hueco mi estómago, debilita mis fuerzas pero a la vez me dan ganas de correr y enfrentarme al jodido demonio que está acechandome para acabar con esto.

Para acabar conmigo si es necesario pero 
terminarlo de una vez por todas.

Si esta es la vida que debo llevar de ahora en adelante enfrentandome a mounstruos, depredadores que quieren acabar conmigo.... Pues ya no la quiero prefiero morir a manos del enemigo que prolongar una vida llena de miedos e inseguridades.

Sabiendo que cada vez que cruzo esa jodida puerta el mal esta justo ahí esperándome; ese no es el destino que quiero para mí ni tampoco quiero ser una carga para los chicos. No más.

El tiempo transcurre lentamente como cuando te drogas y esperas que el alivio llegue a tu cuerpo. Sólo que en mi caso ese supuesto “alivio” no llegará o por lo menos no ahora.

El reloj marca las 5:45 de la tarde, el ocaso está por caer así que mi vista está puesta sobre el enorme ventanal. 
Ver como las tonalidades del rosado y morado se fucionan en el cielo y las nubes cada vez se vuelven más incoloras es magnífico. Recuerdo que cuando tenía 6 años mi papá me llevaba al lago de los Cisnes Encantados a ver el atardecer, nos prometimos un día que no importa que tan grandes estuvieramos nunca olvidaríamos los buenos momentos que vivimos.

Lo extraño tanto, se que el sueño que tuve aquella noche no fue sólo eso, se que alguien lo está buscando y lo quiere matar, ajustará cuentas con él sin embargo aunque me duela debo aceptarlo. Karl no fue un tipo del todo honesto pero no merece morir a pesar de todo le quiero y no lo asesinaré.

Yo no creo tener la valentía para hacerlo.

– Tú sueño fue un estracto de algo que en el fondo sí quieres pero no lo aceptas, tienes miedo no es así?–la voz calmada de Clayton es un susurro a mis disparatados pensamientos.

–Como sabes de... Eso

– Noce si lo sabes pero cada vez que sueñas este tipo de cosas nosotros podemos verlas.

– ¿Qué? ¿Por qué?

– La respuesta es muy obvia– se acomoda en el sillón de modo que queda de lado con la cabeza en la palma de su mano - tu eres nuestra protegida y nuestro deber es estar al tanto de tus sueños por más desagradables que sean debemos cuidarte aunque claro no podemos evitar que ese tipo de cosas pasen.

– O sea que ustedes sabían que yo iba a soñar eso? Saben que mi papá está corriendo peligro y que le pueden matar no es así?

Un destello de ira se apodera de mi y siento mi cara calentarse.

Desvía la mirada para decirme fríamente a los ojos– Sí. Como también sabemos que en menos de 72 horas es hombre muerto.

¿¡Pero que mierda está diciendo!?

Me levanto de golpe del sofá.

– Lo van a matar y tú lo dices como si se tratara de una cucaracha??– Mi pecho sube y baja por la acelerada respiración.

–No podemos intervenir en las decisiones que ya han sido escritas en el libro.– Suena tan calmado que tengo unas intensas ganas de abofetearle el perfecto rostro que tiene.

– Puede haber una forma de sacarlo de ahí, dime ahora mismo donde está.

– Aunque lo supiera, que no es el caso no podría decirte. Es una orden en la que no podemos contrarrestar Annaisha.

Intento controlar las ganas de gritar por lo que en una voz pausada procedo a hablar:

– Se que tú... Se que tú, ni el resto de los chicos tienen a su padre– digo entre sollozos– No saben que es el que un día los lleve a comer un helado o recibir un abrazo de su parte, el chistear por alguna cosa divertida que haga mamá.

Mi mente divaga por cortos segundos a esos momentos. – Es sentirse querido. Pero no se vale que quieran acabar con su vida, sí es cierto que no fue la persona más correcta sin embargo aún así le quería. Porque sin importar que pasara el estaba ahí. 
Y ahora de la noche a la mañana me dices que su nombre está escrito en el libro de la muerte tan pronto?

–Ann, yo deberas lo siento y no sabes cuanto sólo que no puede meter mis manos ahí, ese no es mi territorio.

– No, ya dejalo así.

Doy media vuelta para salir de la sala, el aire se esta volviendo asfixiante.

Francamente ya no puedo tolerar escuchar una palabra más.

Me dirijo al cuarto de Ryan ya que no está. Y en ese momento me permito desvoronarme, aunque se que no alivianará el dolor pero podré descargarlo todo por unos minutos.

Lloro por lo estúpida que fui porque de no ser por todo esto mi papá estaría sano y salvo. Pero ya no puedo echar el tiempo hacia atrás no cuando no hay remedio para enmendar el error. 
Se que quizás hay una mínima esperanza de poderlo encontrar. Sin embargo mis planes se vienen al piso porque recuerdo una vez más que noce donde se encuentra. Cabe una pequeña posibilidad de que Ryan pueda saberlo o Ashnick pero no quiero arriesgarme a que se lo cuenten a Clayton me impediría ir. 
Una vez me encuentro un poco más calmada me dedico a concentrarme unicamente en la batalla. En entrenar y saber cuales son las jugadas que puedo usar. 
Y si mi papá aún está vivo, ir a su rescate.

Planeo dar una caminata para disfrutar de la espesa neblina que me brinda la noche. 
No sin antes rosearme con el polvo que hace imperceptible mi olor. Fue un regalo de Clayton ese condenado, a pesar de todo se preocupa por mí. 
Antes de cruzar las puertas traseras que dan con el enorme bosque una voz que reconozco muy bien pronuncia mi nombre

–Ann, pequeña a donde vas? Está frío allá afuera, puedes enfermarte.

Mierda.

– No, yo... Yo sólo quería ver desde aquí el bosque es muy lindo no crees?
Donde estuviste toda la tarde estuve llamandote




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