Los Guardianes de la Hermandad: Cenizas

Capítulo 18

Astra contemplaba la nada infinita con ojos cansados. Aun estando retenida en aquella prisión, seguía necesitando descansar. Pero, en las últimas semanas, apenas había podido dormir más de dos horas del tirón. Aunque allí no había días ni noches, y todo era siempre igual: una inmensidad blanca que se extendía mucho más allá de donde alcanzaba la vista.

Astra deambuló de un lado para otro, pisando sobre el vacío que la sostenía. Pronto, pudo sentir la presencia del hombre acercándose hacia ella con gesto altivo.

—Parece que la persona a la que esperas se retrasa, ¿no crees?

—Vendrá —aseveró la hechicera.

El hombre sobrepasó a Astra por el costado y se giró para ponerse frente a ella. Desde allí, la observó con rostro impresionado y le dijo:

—Fue toda una hazaña que consiguieras introducir a un informante en la orden. Parece que Dreiss se ha vuelto un ingenuo con los años. —Torció la boca y añadió—: Aunque puede que tú también lo estés siendo.

—¿Por qué?

—Vaya —rio el hombre—, parece que hoy estás poco habladora. Directa al grano, como en los viejos tiempos.

—Si te sirve de consuelo, tú también eras más interesante cuando solías estar callado. Ahora, responde a mi pregunta.

El hombre encajó la respuesta con actitud divertida. En el fondo, sabía que Astra disfrutaba con su presencia.

—Pues dime, ¿cuándo fue la última vez que tuviste noticias suyas? —Astra se encogió de hombros. No porque no lo supiese, sino porque no quería responder—. Claro que lo sabes. Aun así, te lo diré. Llevas esperando su visita desde hace semanas, todas esas que te has pasado sin apenas dormir. Esta situación ya te está pasando factura.

—Ya tendré tiempo de dormir cuando salga de este sitio.

—Sabes que eso nunca sucederá. Y tu informante también lo sabe. Tal vez por eso haya decido cambiarse de bando.

Astra frunció el ceño y se quedó un rato pensativa, mientras que el hombre esbozaba una sonrisa triunfal y se balanceaba sobre sus pies. Sin embargo, la hechicera acabó echándose a reír.

—Jamás me traicionaría.

—¿Y cómo puedes estar tan segura?

—Porque sabe muy bien que no puede hacerlo —respondió, apretando los dientes—. Sabe que tengo su vida en mis manos, y puedo arrancársela con un simple chasquido de mis dedos. Morirá si me traiciona.

—Morirá de todas formas —incidió él.

—Pero su lealtad hará que viva eternamente.

El hombre sacudió con frustración la cabeza.

—No entiendo cómo ha podido caer en un engaño tan mezquino.

—¡Porque le di un propósito en la vida! —gritó ella—. Todo cuanto le he dado ha sido un regalo que jamás esperó encontrar. Y eso me ha convertido en la única familia que posee. —Astra se acercó al hombre con aire imponente—. Pero claro, ¡qué ibas a saber tú de amor y de lealtad!

—No es justo que me digas eso.

—Claro —la mujer soltó una risotada que apenas ocultaba su molestia—. ¿Me llamas ingenua? Fuiste tú el primero que cayó en el mismo engaño.

Astra, harta de hablar con aquel hombre, se dio media vuelta y empezó a caminar. Como de costumbre, él no tardó en perseguirla.

—Yo solo intento ayudarte.

—Has cumplido por hoy.

—¿De verdad es necesario que seas tan antipática conmigo? Igual que puedes matar a tu informante con chasquear los dedos, también puedes hacer lo mismo conmigo, ¿recuerdas? ¡Venga, Astra! Un simple gesto y me desvaneceré para siempre.

La hechicera se paró en seco y se giró para confrontarlo.

—Eso es lo que debería haber hecho hace mucho tiempo —le respondió, con el rostro arrugado y lleno de rabia—. Pero quiero que estés aquí para presenciar mi regreso. Y tendrás que ver cómo te abandono para siempre en este lugar.

—Igual que el de tu informante —respondió él, con una plácida sonrisa—, mi labor habrá terminado cuando salgas de aquí. Ese es el destino que nos une, los dos moriremos ese día.

—Así es. Y ese momento llegará pronto. —La mujer reanudó la marcha—. Puedo percibir sus dudas, pero tengo la certeza de que hará lo correcto. Y, ahora, déjame tranquila.

Astra aceleró el paso y el hombre volvió a quedarse paralizado donde estaba, víctima de un ahogo que casino le dejaba respirar.



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En el texto hay: intriga, accion, magia

Editado: 30.12.2023

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