Decima Octava parte

Después de ver lo que había pasado en la torre de los Antiguos, todos los presentes se quedaron en silencio, asombrados y felices. Nadie sabía qué iba a pasar después. Hasta que la entidad volvió a hablar, con una voz que era la suma de las voces de los siete espíritus.

· Escuchadme, hijos de los Antiguos -dijo la entidad-. Habéis cumplido la profecía. Habéis elegido vuestro destino. Habéis cambiado el mundo. Pero aún queda mucho por hacer. El mundo no se arregla solo con magia y palabras. El mundo se arregla con acción y voluntad. El mundo se arregla con amor y paz.

Todos se quedaron en silencio, atentos e intrigados. Nadie quería perderse ni una palabra de lo que iba a decir la entidad.

· Vosotros sois los herederos de los Antiguos, los creadores de la magia y los primeros seres que existieron -dijo la entidad-. Pero también sois los hermanos de todos los seres que habitan el mundo, los que comparten la vida y el sueño. Todos sois parte de un mismo todo, de una misma fuente, de una misma esencia.

Todos se quedaron en silencio, asombrados y orgullosos. Nadie podía negar que tuvieran un origen y un propósito común.

· Pero también sois diferentes y únicos, con vuestros propios dones y defectos, con vuestras propias ideas y sentimientos, con vuestras propias elecciones y consecuencias -dijo la entidad-. Esa es vuestra riqueza y vuestra libertad, pero también vuestra responsabilidad y vuestro reto.

Todos se quedaron en silencio, sorprendidos y curiosos. Nadie podía ignorar que tuvieran una diversidad y una individualidad propia.

· Por eso os pido que uséis vuestra magia y vuestro poder con sabiduría y armonía, con respeto y justicia, con bondad y generosidad -dijo la entidad-. No uséis vuestra magia y vuestro poder para dominar o destruir, para oprimir o explotar, para odiar o temer.

Todos se quedaron en silencio, emocionados y decididos. Nadie quería abusar de su magia y su poder.

· Por eso os pido que compartáis vuestra magia y vuestro poder con todos los seres que habitan el mundo, con los que necesitan ayuda y esperanza, con los que buscan conocimiento y verdad, con los que ofrecen amistad y amor -dijo la entidad-. No guardéis vuestra magia y vuestro poder solo para vosotros mismos, ni para vuestros amigos o familiares, ni para vuestros aliados o enemigos.