Los Guardianes de los Elementos: El Guardián del Rayo

Muerte a la Muerte

Un chico rubio corría por una ruta rodeada de árboles. Él vestía una chaqueta negra con bordes grises, un guante en la mano izquierda y en la derecha empuñaba una espada, en cuya empuñadura se veía tallada la figura de la Parca. En medio del sonido de sus pasos se escuchó el tono de un celular. Sin parar de correr, contestó por el auricular en su oído.

- ¡Morty ¿Dónde diablos te metiste?! - preguntó una voz proveniente del comunicador.

- Estoy siguiendo el rastro de una Sombra, Nacho. La muerte la sigue a todos lados.

- Morty, tú eres la muerte- comentó una voz femenina que se unió a la llamada.

- Por eso la estoy siguiendo, Solana.

-Y si nos esperas. No te le vas a enfrentar tu solo, no seas estúpido- entró una tercera voz, una chica de acento latino.

- Perdería el rastro- contestó Morty-. Además, no servirías de nada, Amadahy, no hay ningún arroyo cerca... A menos que quieras usar otra cosa- agregó con tono burlón.

- ¡¡Idiota!! Eso fue solo una vez y era una emergencia- contestó Amadahy furiosa.

- Si... Una emergencia, no encontrar un baño- otra voz se unió a la llamada.

- ¡Cállate, Farren! - la latina se enfureció aún más.

- Ya basta de pelear- una quinta voz hizo su entrada.

- Pero... Flora- replicó Amadahy.

- Si, ya basta, pececito- se burló Farren.

- Córtala, Farren- dijo terminante Flora-. Morty ¿Dónde estás?

- Ruta 9, kilómetro 156, 157...- contestó el rubio.

- Ah ¿A ella si le decís? - preguntó retórica e indignadamente Ignacio.

- Uh, aquí hay amor- se burló Solana.

- ¡No es eso! - saltó Morty a la defensiva.

- Entonces ¿qué?

Morty se frenó al llegar a una estación de servicio. Un monstruo de 4 metros de alto, completamente negro, ojos rojos y una apariencia etérea poco humana examinaba el lugar.

- Llegué al final del rastro, kilómetro 160, estación de servicio al borde de la carretera.

- Si, dale, cambia el tema cuando puedas, enamorado- le recriminó Solana.

- ¿Qué? ¿Te sentís celosa de que me guste Flora?

- No, pero lo admitiste. Ja.

- Demonios- maldijo Morty por lo bajo.

- ¿Qué? Pará, pará, pará... - se sorprendió Flora- ¿Es eso cierto, Morty?

- No... - el mencionado se sonrojó-. Bueno... Tal vez sí.

- ¡¡Si!! - la felicidad de Flora era tal que su pequeño cuerpo tano no la resistió - ¡Quanto sono felice! - de repente su voz se puso seria-. Ahora sí, voy para allá - salió de la llamada.

Todos quedaron un momento en silencio. Tras unos segundos, por fin Morty habló.

- ¿Y ese cambio de humor?

- Bipolaridad - contestó Farren a esa pregunta retórica.

- ¿A ti quién te habló? - saltó Amadahy.

- Encontré a la Sombra - dijo Morty.

- Y yo a ti, amore mío- le dijo Flora al oído.

- ¡Aaaah! - se asustó Morty - ¿Qué haces atrás mío?

-Te cuido la espalda - contestó Flora -. Aunque prefiero cuidarte el frente - se le tiró encima al rubio, besándolo antes de que este pudiera reaccionar.

- ¡Ey! Les recuerdo que hay cuatro personas en llamada - dijo enojada Solana.

- ¿Celosa? - la burló Flora.

- Shhh... La Sombra se mueve - susurró Morty.

- Rápido Morty, no la dejes huir - le ordenó Ignacio.

- Está bien, acabaré con ella - el rubio salió corriendo de su escondite, con su espada en mano, sin darle tiempo a Flora a detenerlo.

- Escuchaste Flora, cortó contigo - se burló Solana.

- ¡Hablaba de la sombra, gelosa!

- ¡Ya cállense! Me están distrayendo - gritó Morty dándose vuelta mientras pelea con la Sombra.

- ¡Morty, cuidado! - gritó Flora.

La Sombra, en medio de la confusión, le clavó sus tres garras en la espalda al rubio, y rompió su espada. Segundos después, lo único que quedó fue el cuerpo sin vida de Morty.

- ¡¡No!! - tras la huida de la Sombra, Flora corrió hacia los vestigios del asesinato -. Morty, Morty, Morty... Stai con me... ¡¡Alutare!! - se largó a llorar sobre el cadáver de su amado.

La espada de Morty yacía a pocos metros de él. Se encontraba partida en tres trozos. Los dos que poseían la mitad de la empuñadura y parte del filo, desaparecieron tal como la Sombra, y el último, el resto de la hoja, se perdió.

***

Mientras tanto, en el Darkverse, una Sombra entró en la sala del trono de Oscuridad.

- ¿Qué te trae a mi presencia, Everrest?

- Mi señor - el mencionado hizo una reverencia -. Le traigo noticias del Lightverse - se puso de pie -. El sello de la Muerte ha sido destruido, yo mismo me encargue de ello - tras decir esto sacó dos de las piezas de la espada de Morty -. Aquí le traigo el poder elemental de la Muerte, las Dagas Consumidas.

-Te felicito Everrest, por fin tu incompetencia sirve para algo - dijo Oscuridad al ver las dagas que lleva la Sombra -. Erenira, hazte presente.

Una segunda Sombra hizo su aparición, a un lado de Everrest, haciendo una reverencia.

- ¿Llamó, mi señor? - preguntó Erenira.

- Trae mi espada - le ordenó Oscuridad.

- Como ordene, señor - Erenira desapareció y reapareció con una espada en sus manos -. Aquí tiene - se la tendió a Oscuridad.

- Perfecto - se dirigió a las Sombras -. Pueden retirarse - Everrest y Erenira salieron de la sala-. Llegó la hora de despertar, vieja amiga - dijo dirigiéndose a la espada en sus manos y recitó unas palabras en un antiguo idioma oscuro -. Destiracto alie xin ekta akrraversus lux(1).

- Estoy para serviros, oh mi portador - una voz salió de la espada. Esta se encontraba rodeada por una estela negra.

- Apocalipse Gladio(2), ve al Lightverse, busca un Guardián, alguien capaz de portarte y elimina los sellos elementales.

- Como ordene, oh mi portador.

***

Dos chicos practicaban parkour al costado de una autopista, en medio de un edificio en ruinas. El primero era un chico castaño, el segundo, morocho. Iban corriendo por unas tablas que conformaban lo que quedó del piso de la planta baja.




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