Los Guardianes de los Elementos: El Guardián del Rayo

El Rayo en las Sombras

- Los sellos se han apagado - dijo una figura extraña en un vacío eléctrico -, y el de la muerte se desmorona con rapidez.

La chispa sentía como la Oscuridad se filtraba por el sello roto, tratando de escapar.

- Es necesario que alguien venza a ese demonio antes de que Oscuridad escape. Es necesario un elemento para tapar el hueco que dejó la Muerte- Chispa envió parte de su energía al sello faltante -. Mer borna rax di luner al trost(5).

Una espada amarilla apareció frente a chispa

- Espada - le dijo Chispa al arma que acaba de nacer -, tu portas el poder elemental de la Electricidad. Ve al Lightverse, busca un Guardián quien te empuñe. Juntos llenarán el vacío que dejó la Muerte. Ahora ve, busca al Guardián del Rayo, y derroten a ese demonio que atormenta la creación de Luz.

- Como usted diga.

La espada desapareció hacia el Lightverse.

***

Un cielo nublado y unos truenos en la lejanía anunciaban la llegada de una tormenta. En la azotea de un edificio, un chico rubio se encontraba contemplando la vista de la ciudad.

- Uh, que tormenta se viene- dijo el chico, dándose vuelta y enfilando para las escaleras-. Mejor me voy a casa.

Cuando estaba por llegar a la puerta, un rayo cayó enfrente de él dejando un pequeño cráter. El chico retrocedió del susto.

- ¡Ay! Casi me pega ese...- miró desconcertado el objeto- ¿rayo?

En el centro del cráter, se encontraba una espada amarilla clavada al piso.

- Guardián...- dijo la voz de la espada.

- ¡Wow! - el chico pegó un salto hacia atrás-. Una espada parlante.

- Tú eres mi Guardián- reiteró la voz.

- ¿Cómo?

- Mi Guardián elemental... Guardián del Rayo- explicó la voz-. Has sido elegido por mí. Tu solo empúñame, y te daré el control sobre toda corriente eléctrica.

- Está bien... - accedió el chico, un poco inquieto -. Wow... Cambiaste...- la espada brilló, y al atenuarse el resplandor, se pudo ver que esta ahora poseía tres hojas entrelazadas.

- Las espadas nos adecuamos al Guardián que nos empuña.

- ¿Eso me hace algún tipo de superhéroe?

- Podría decirse que si.

- Ok... ¿Y qué debo hacer?

- Tenemos que derrotar al demonio que se hace llamar el Quinto Jinete.

- Entonces ¿Qué esperamos? - el chico casi se cayó al hacer un ademán con la espada.

- Al parecer primero deberás dominar el arte del control elemental- acotó la voz al momento-, y un poco de combate con espadas.

Pasaron dos días entrenando, hasta que la espada decidió que ya estaba listo. No podían darse el lujo de perder más tiempo, y el chico parecía tener facilidad al aprender. Este se encontraba sentado en una cornisa con la espada enfundada.

- Voz de la espada ¿tienes algún nombre? - preguntó el chico.

- ¿Cómo Guardián? - preguntó desconcertada la voz.

- Ya sabes, como la espada del Rey Arturo se llamaba Excalibur...

- No, Guardián, no poseo un nombre.

- Entonces, podría inventarte uno- dijo el chico, y se puso a pensar- ¿Qué tal Finity?

- Finity será, Guardián.

- Y deja de decirme "Guardián". Mi nombre es Raymond, Raymond Tesla.

- Está bien, Raymond - contestó Finity-. Ahora a descansar y mañana nos enfrentaremos con el Jinete.

***

Frank Consumido se encontraba en el techo de un edificio, arrodillado, con la mano izquierda sujetando su espada, la cual estaba clavada en el piso frente a él.

- He cumplido mi objetivo, mi señor, todos los Guardianes han muerto - dijo Frank a la espada.

- Aún no, alie- respondió la voz de Oscuridad saliendo de la espada -, resta uno, un elemento recién nacido. Elimínalo.

- Como ordene, mi señor.

Frank corrió hasta el otro lado de la ciudad. Una tormenta se acercaba. Se detuvo frente a una central de electricidad y empezó a llover. Tormenta eléctrica. Cayó un rayo. Dos. Un tercero. Apareció un chico rubio, con una espada de tres hojas en la mano derecha.

- Tú eres el que se hace llamar el Quinto Jinete- afirmó Raymond.

- "... Y el quinto jinete desatará la oscuridad sobre la creación..."- respondió Frank citando una parte de vaya-uno-a-saber qué texto perdido.

- Te estaba esperando.

Quedaron un instante en silencio. Finalmente, Frank corrió hacia Raymond, preparando un golpe con su espada; el otro hizo lo mismo. Sus armas chocaron una y otra vez, intercaladas por algún corte superficial.

Raymond lanzó un golpe transversal. El otro lo bloqueó y lo hizo retroceder. El Guardián del Rayo se teletransportó como un relámpago al techo de la central. Frank escaló hasta la azotea. Luego, volvieron a intercambiar golpes, pero esta vez el Consumido fue quien retrocedió.

- Al fin, un digno oponente- observó Frank -. Pero, aunque poseas mayor poder que los demás, sufrirás su mismo destino.

- Eso lo veremos.

- ¡Alie deard solma, ercade io!(6)

Tras decir esto, una horda de almas salió de Frank hacia Raymond y, aunque este último logró detener algunas, lo dañaron severamente.

- Es mucho poder- dijo Finity a su Guardián- ¿Ahora qué hacemos? Un solo ataque y morirás.

- Es momento de nuestra arma secreta- respondió Raymond.

- Eso gastaría toda la energía que nos queda. ¿Estás seguro, Raymond?

- Si, ¿estás seguro, Raymond? - preguntó sarcásticamente Frank -. Lo mismo pensó ese "Guardián del Fuego" al querer derrotarme con su "técnica más poderosa". No te servirá de nada.

- Tal vez, sino estuviera rodeado de fuentes eléctricas- contestó el rubio -. Confía en mí - le dijo a Finity.

- Estoy contigo, Guardián.

Raymond cargó hacia Frank, quien lo esquivó. El Guardián del Rayo volvió a arremeter contra el consumido, pero este lo volvió a esquivar. Esto se repitió varias veces, sin éxito aparente por parte de Ray.

- Jaja - se burló Frank - ¿Esa es tu arma secreta? Que patético. No pudiste acertar ni un solo golpe.

- La idea no era hacerlo.

Confundido, Frank miró a su alrededor. Cada ataque de Raymond había dejado un arco eléctrico en el aire. Estaba rodeado.




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