Hay días en los cuales me despierto llorando, sin "ninguna" razón aparente, el pecho me duele a tal punto de querer explotar y me quedo sin poder respirar, esos días son en los que te extraño más. Aunque me obligue a no pensarte estando despierto, a no voltear la vista cada vez que veo a una mujer con el cabello rizado al igual que el tuyo, a no escuchar <<nuestra>> canción hora tras hora; siempre vuelves a mi, en las noches, en medio de mis sueños con tu sonrisa de niña tonta y tus ojos grandes. Apareces con aquel vestido que te regalé, como la última vez que te vi, y quiero gritarte, decirte que no me dejes pero no lo hago, al igual que aquel verano, soy cobarde para decirte que no me abandones. Soy cobarde por no correr tras tuyo, por quedarme aquí, por casarme con ella, por dejarte ir.