Luego de la pérdida de su madre, en aquel cementerio donde fue enterrada, encontró a Mark: un hombre peculiar, no tan mayor y diferente a todos por ser tan enigmático y sencillo. Lo vio llorar y eso fue algo que la apenó, ese sentimiento con el cual le lloraba a su pareja fallecida.
El tiempo transcurrió y los dos siempre se encontraban en el mismo lugar, llevando flores cada viernes. Paula y él con el tiempo tuvieron pláticas, y este le parecía un hombre encantador. Luego de unos meses contrajeron un amorío, por lo cual, procedieron más adelante a unirse como pareja.
Le demostró ser un hombre respetuoso y con grandes valores, pero tanto así que nunca la tocaba, cada día se veía más misterioso y con un aire apocalíptico. No comía en casa ya que siempre decía haber comido en su trabajo, que era de lunes a viernes, fuera de la ciudad. Y los días restantes, nunca llegaba sin un cuento diferente, excepto de unas horas fijas en la que salía los viernes para llevarles las flores a su antigua y fallecida pareja, esto sin falta alguna…