Paula negó su propuesta por ser un simple desconocido que hablaba con su rostro oculto, además que no se dejaba ver ni un pelo con esa camisa blanca y mugrienta que vestía, tapando así hasta sus dedos. Y esos sacos encima de su oscuro pantalón, era muy difícil de confiar en él.
—Ya que no quieres eso, por lo menos te puedo llevar en mi camioneta hasta la carretera central. —Señaló su vehículo con su manga, ella miró con pena por ser tan vieja y estar en tan mal estado. —Eres de la capital, eso se nota. No es recomendable andar sin compañía por estas zonas, sobre todo de regreso, anda mucho hombre malo al asecho. Y otra cosa, la leyenda de los hermanos se debe de respetar a estas horas, ¿la has escuchado, cierto?