—Sí, leí algo al respecto. No conozco la historia por completo, pero sé más o menos, aunque en lo personal no creo en esas historias que crean las personas que no tienen nada más productivo que hacer. —Se alejó un poco de él. —¡Adiós! —Se despidió para largarse.
El señor se rió una vez más, llamando la atención de ella.
—Debes creer, así como existe lo bueno también lo malo. —Le cedió un consejo de vida, volteando ella a ver esa persona repleta de trapos por última vez, asentando con su cabeza y marchándose sin vuelta atrás.