Ella apreció un cambio de parte de su voz y dejó de mirar hacia afuera, fijando con lentitud su vista al frente del ventanal.
—Ya no quiero ver a Mark. ¡Temo!
Él asintió, sacándose el sombrero y tirándolo hacia la parte trasera del vehículo, ella no se fijó en su rostro. Luego empezó a observarle sus piernas distraídamente, notando a este ahora con una bermuda puesta, al parecer se la cambió antes de salir, mientras que sus piernas se veían súper resecas, deterioradas y desgarradas, soltando una leve cantidad de sangre junto a algo líquido que parecía pus en varias llagas que iban desde sus muslos hasta sus pies…
—Murmuran las ancianas que nos ven, que tanto él como yo somos la misma alma en pena y que ambos somos Los Hermanos. —Sintió mucho más drástico su cambio de voz, pareciéndole a esas voces distorsionadas que escuchaba en su cabeza cuando caminaba por acá.