Al ver que esa mujer corrió junto a su hijo, intentó salir del vehículo que estaba parado, con el objetivo de pedir ayuda; con gritos ahogantes, lágrimas y su corazón a millón, no podía ni siquiera agarrar la manija para salir, ya que los nervios le dieron solo para golpear fuertemente la puerta con un descontrol fuera de lo normal.
Aquella alma en pena con cuerpo en descomposición, le acarició la espalda con los huesos de sus dedos. Además, ella sintió una gigantesca movida en la parte trasera de la camioneta al intentar apartar a ese ¨Señor¨.