Los hermanos Tonali: Atractivos y Peligrosos.

Capitulo 16

El jardín trasero de la mansión Tonali funcionó como el centro de recibimiento para las docenas de personas que no paraban de llegar. Todos rostros desconocidos par Bethany quien, en un principio, se sintió incómoda, fuera de lugar. Sin embargo, a sabiendas de que era una situación que no cambiaría, decidió acercarse a algunos de los invitados encontrándose con varios que sí la conocían y se mostraron verdaderamente alegres y aliviados con su recuperación. La mayoría con los que cruzó palabras aseguraron que el accidente había sido tan severo que era un milagro que estuviera viva.

Se acercó a la barra de servicios y pidió una Margarita. En lo que esperaba se fijó en una pareja de invitados que cargaban un bebé entre sus brazos, la pequeña lucía un pomposo vestido blanco que contrastaba con el oscuro de su piel. Su cabello rizado estaba suelto con una diadema con atavíos de color rosado maiot. Y las sensaciones volvieron a abrumarla, ya no había tenido nuevos recuerdos de un bebé, pero allí seguían, deambulando más cerca de lo que parecía.

-¿La estás pasando bien? –Preguntó Ciro llegando de sorpresa. La atrapó viendo a aquella pareja, aunque no le dio mucha relevancia. Presionó con la pregunta hasta por fin haber cautivado la atención de su amada.

-Sí, aunque no soy yo la protagonista de la noche. –Dijo guardándose un mechón de cabello detrás de su oreja para seguidamente robarle un sorbo a su copa. -¿Y mis padres?

-No tardaran en llegar. Envíe al chofer a buscarlos bajo el pretexto de invitarlos a una cena con nosotros. –Dijo Ciro.

-Estupendo. –Cerró diciendo Bethany.

La frialdad en ella emanaba de sus poros, rompiendo a Ciro en cientos de pedazos. Le desagradaba con creces sentirla distante, como había sido en los últimos días y por supuesto que no podía culparla, tampoco habían alegatos que funcionaran en su defensa. Los recuerdos de su vida estaban guardados en una caja de la cual perdió la llave, solo él tenía una copia y se negaba a abrirla por su propia conveniencia.

-Preparé una cena para nosotros al finalizar todo esto, seremos solo tú y yo, y te prometo que responderé a cada una de las preguntas que necesites saber, con lujo de detalle si lo precisas. –Dijo Ciro moderando el tono de su voz, atreviéndose a sacar el mechón que Bethany se había ocultado detrás de la oreja.

Por encima de su hombro se percató de la inesperada llegada de Brahim, así que disculpo de su prometida y se acercó al encuentro con su hermano.

-Lamento la tardanza, la invitación nunca me llegó. Espero no haberme perdido toda la fiesta.

-La invitación no te llegó porque no te envíe una. –Le replicó Ciro parándose frente a él con los brazos cruzados y talante muy serio. Brahim se sonrió, lo sabía.

-¿Por qué no? ¿Acaso no formó parte de esta hermosa, especial y completamente funcional familia? –Su sarcasmo hizo tensar la mandíbula de Ciro.

-No y cada día haces menos meritos para que se te incluya. –Acortó las distancias para hablar lo más susurrado posible y no llamar la atención del resto de los presentes, menos la de su prometida. –Puedes decirme por qué demonios le insinúas a Bethany la presencia de Anne.

-Te lo dijo. –Supuso.

-Respóndeme. –Dijo Ciro tirando de su saco, sintiéndose impotente por sus deseos de gritar a viva voz.

-Te guste o no, Anne hace parte de tu pasado y más temprano que tarde, Bethany lo tendrá que saber.

-Prefiero tarde que temprano. –Lo obligó a encararlo. Los hermanos Tonali eran de temperamento fuerte, ambos. Ninguno se encogía ante una amenaza, ni siquiera cuando su enemigo suponía ser su propia sangre. –No quiero que vuelvas a hablar de eso con Bethany ¿lo has entendido? Y si mantener la boca cerrada infiere ser un problema para ti, es mejor que no te le vuelvas a acercar.

-No hay forma de que me aleje de ella sin alejarme de ti, y tú me necesitas cerca. Las constantes estupideces que realizas lo demuestran. –Ciro dio un suave empujón a su hermano, separándolo de él.

-Estás bajo advertencia, hermano. –Dijo apuntándolo con su dedo.

Un poco más adelante en la noche, Red y Caitlin hicieron su gran aparición. Envueltos entre aplausos mientras un gran listón dorado con las palabras “Feliz aniversario” se extendió desde lo alto. Ciro reconoció en sus adentros su buen arte para actuar y fingirse asombrados.

La fiesta enalteció a la feliz pareja Carter quienes bailaron al compás de las canciones que durante años los identificaron como pareja, cortaron una tarta similar a la que tuvieron el día de su boda e hicieron un respectivo brindis en el que Bethany se rehúso a participar, aunque adoró las conmovedoras palabras que Ciro les dedicó a sus padres. El italiano empezaba a sumar muchos puntos a su favor en el juego de “conquistando a Bethany” Bien la conocía y sabía que la enternecería ver el aprecio que, presuntamente, tenía por sus padres.

-Pronto seremos nosotros los protagonistas de una velada así. –Dijo Ciro mientras bailaba con Bethany, al compás de una canción lenta.

-No si continúas ocultándome cosas. –Reprochó jugueteando con uno de los botones de la americana de Ciro.

-Eso cambiará en este instante. –Dijo el italiano. La tomó de la mano y atravesaron juntos la muchedumbre hasta entrar a la mansión donde la concurrencia estaba más pasiva, comprendiéndose tan solo por meseros y demás personal de servicio.

La llevó hasta una de las salas más privadas de la mansión que, en cotidianidad, servía como una estancia para visitas, pero esa noche era un templo para refugiar a los enamorados. Una pequeña mesita en medio de la habitación, una luz de poca intensidad que planteaba un ambiente romántico y pétalos de rosas rosadas y azules esparcidas por doquier. Invitó a su amada a tomar asiento en una de las sillas, él hizo lo propio en la otra. Una de las empleadas se encargó de rellenar sus copas con Merlot blanco y un segundo empleado le hizo entrega del menú. Una preparación casi afrodisíaca.




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