Los hermanos Tonali: Atractivos y Peligrosos.

Capitulo 22

Antes de que el sol despuntara en el horizonte, Ciro se había levantado del lecho que compartía con su prometida y había salido de casa sin que ella lo notara. Se dirigió al sur de Florencia donde lo custodiaron tres horas de viaje, sin permitirse hacer ninguna parada.

Su lugar de destino era una de sus empresas, la de menor producción que funcionaba más como un almacén de carga y descarga. Allí lo esperaba su hermano, que tal lucía había estado aguardando por horas. Se saludaron e ingresaron a un pequeño estacionamiento, harapiento e inutilizado. Había un camión parado y cerca de diez guardias protegiéndolo. Tras la presencia de los hermanos Tonali, abrieron las puertas posteriores del vehículo dejando al descubierto más de cincuenta cajas de cartón bien cerradas.

Ciro, en un ágil movimiento, se subió a la plataforma y caminó el largo trecho hasta las cajas. Se inclinó y arrancó la cinta de embalar que la sellaba y bajo su vista cayó una gran cantidad de fajos de billetes. El resto de las cajas tendrían más de lo mismo. Imprevistamente, a su lado llegó Brahim.

-Es más de lo que esperábamos. -Dijo Ciro con preocupación. Brahim se inclinó y agarró uno de los fajos, lo abanicó antes de guardarlo en el bolsillo interno de su chaqueta de cuero sintético.

-Tendremos que depositar al menos la mitad.

-No tenemos forma de justificar tantos ingresos. -Objetó Ciro. Ambos permanecieron en silencio. Luego de la traición de Brandon y Spencer tuvieron que cancelar varias cuentas nacionales e Internacionales para mantenerse bajo el radar de las autoridades, no obstante, los ingresos continuaban llegando y las cajas fuertes habían superado su capacidad máxima. Entonces, a Brahim se le ocurrió una idea, no tan grandiosa para su hermano.

-Las inmobiliarias suelen ser un sector de alta demanda. -Ciro lo observó con seriedad, moviendo la cabeza con desaprobación.

-Por supuesto que no. -Dijo con firmeza. A su hermano no le asombró, hubiese sido sorpresa que no se opusiera.

-Será temporal, en lo que buscamos una mejor alternativa.

-Ya te he dicho que no. Mis negocios no tienen que afectar a Bethany.

-¿Qué propones entonces? -Dijo Brahim subiendo el tono de su voz. No podían dejar tanta cantidad de euros estacionados en un viejo almacén. Ciro masajeó sus sienes, pensativo, sin considerar viable la idea de su hermano que le parecía un disparate absoluto.

Miró la hora en su Rolex original y dijo:

-Carguemos la mitad de todo esto y llevémoslo a la casa. Podremos disimularlo entre las cajas de los vinos en la bodega.

-¿Y Bethany no lo encontrará sospecho? ¿Que tú y yo lleguemos con poco menos de cien mil euros en cajas de cartón?

-A esta hora debe de estar en su trabajo. -Dijo Ciro para enseguida informarle a los guardias que empezarán a bajar las cajas y a subirlas en su Mustang y otras en el Roll Royce de Brahim.

Fue un trabajo exasperante y extenso en el que Brahim se limitó a ver. Para cuando la mitad del cargamento de cajas de euros en efectivo había entrado en los vehículos, los hermanos Tonali partieron rumbo a la mansión. El mismo trayecto que de ida a Ciro le tomó tres horas, de vuelta demoró cinco. A causa de Brahim quien se detenía en cualquier parte. Era un hombre de poca precaución.

Abarcaron en la propiedad Tonali donde Ciro recuperaba seguridad. Era su territorio, nadie podía penetrar su fortaleza. Aunque debía reconocer que alguna vez el enemigo estuvo dentro, comiendo a la mesa con ellos haciéndose pasar como uno más de su familia. Ciro apretó el volante, iracundo. Sería la primera y última vez que lo tomaran por tonto. Sería un caso único.

Los autos se estacionaron; el Mustang primero y detrás el Roll Royce. Ciro, a quien no le gustaba perder el tiempo, se bajó con una caja ya en sus manos y se dispuso a entrar a la casa cuando de pronto Bethany salió a darle la bienvenida.

-Mio caro ¿Qué estás haciendo aquí? Creí que estarías en tu trabajo a esta hora. -Dijo queriendo conservar un tono tranquilo.

En ese instante Brahim pasó al lado de la pareja cargando una caja en sus manos, ignorando a Bethany, ella tampoco se fijó mucho en él.

-Estoy llegando de allá. La verdad no estoy segura de qué rol cumpla con exactitud en la empresa. -Dijo con desánimo. Cayó en cuenta de la caja y no tardó en inquirir al respecto.

-Son botellas de vino. Es un nuevo negocio que Brahim quiere empezar y yo lo ayudaré en lo que pueda. -Se excusó con sobrada naturalidad, convincente para cualquiera.

-¡Oh! -Dijo Bethany. Le arrebató de sus manos la caja ofreciéndose como ayuda.

-Esta bien, solo que no rompas el sello de las cajas. -Pidió Ciro rogadamente. Incapaz de rechazar su ofrecimiento.

Bethany se dirigió a la bodega, insipiente de todo. Aunque en su cabeza había muchas dudas por resolver, las acalló negándose a retomar sus inseguridades. Aquellas que no la dejaban ser feliz.

La bodega era un lugar pintoresco, pero pocas veces había bajado allí. Se encontró con Brahim quien le quitó de las manos la caja para apilarla encima de la que él había depositado primero.

-Vaya sorpresa le diste a mi hermano. -Dijo mientras acomodaba la caja. Una vez de pie continuó: -¿Puedo preguntar por qué no estás en el trabajo?

-Los bienes raíces no son lo mío. Buscaré algo mejor en qué ocuparme. No importa si hace falta retomar una formación universitaria.

-Interesante. -Dijo el menor de los Tonali. Bethany se giró para salir de la bodega, antes de eso Brahim la retuvo tomándola de una mano. El contacto piel con piel hizo que el corazón de Bethany se disparara. -Quiero ofrecerte mi ayuda.

-Te escucho. -Ánimo soltándose de su mano.

-Independientemente de lo que decidas hacer la empresa de bienes raíces, tú empresa, seguirá produciendo dinero. Puedo ofrecerme como administrador de esas finanzas. -Dijo demostrando su lado afable.

-Eso sería grandioso. Acepto tu ayuda. -Dijo Bethany, alegre de haber tenido una decente conversación con su cuñado.




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