Capitulo 35

El día previo a la boda, como es tradición, se llevó acabo la cena de ensayo en el jardín posterior de la mansión. A este evento sí asistieron los amigos y demás conocidos de Ciro, fue Bethany quien los invitó. La novia aprovecharía ese momento para entablar relaciones con sus allegados. O al menos lo intentaría, la verdad era que no conseguía compaginar con varios de los que acudieron a la reunión.

No le sentó muy bien haber presenciado a Voslov llegar al evento. Claramente, ella no le había dado avisado. La intensa mirada negra del ruso se clavó en Bethany y una escalofriante sonrisa la saludó. La novia no quiso parecer asustada así que se rehusó a obedecer esa vocecita en su cabeza diciéndole que se marchara a otro lugar. Se quedó firme en su sitio viendo al recién llegado acercarse custodiado por dos guardaespaldas que iban vestidos de traje y corbata, incluso mejor arreglados que Voslov.

-Podría decir que es la novia más guapa que nunca antes hubiese visto. -Halagó queriendo sonar encantador. Bethany fue breve en su agradecimiento. -La noche que nos presentaron no tuvimos la oportunidad de conocernos. Creo que el primogénito de Sandro era muy sobreprotector con usted y a penas me permitía dirigirle la palabra. Ahora no quisiera perder la oportunidad. Dígame, ¿Usted a qué se dedica?

-Soy agente de bienes raíces. Trabajo en mi propia empresa. -Se limitó a decir.

El interrogatorio del ruso iría más allá, pues su propósito era escudriñar todo de ella: sus padres, sus amigos, donde estudió, sus cualidades y otras pasiones. Saber con extrema exactitud quién era. Voslov era un hombre escéptico y dudaba de las coincidencias de la vida.

Bethany, insipiente de la trampa en la que había caído, no tuvo reparo en responder con honestidad cada una de sus preguntas. A su rescate llegó Brahim dándole por primera vez alegría de verlo.

-Voslov, no creí que fuera de los hombres que asisten a este tipo de eventos. -Exclamó estrechando su mano y poniéndose de pie junto a Bethany. El ruso lo miró con recelo, y detalló con meticulosidad a los antiguos amantes pudiendo suponer que lo que los unió fue algo más que el placer y la rebeldía.

-Solo en caso especiales hago excepciones. -Respondió después de un rato.

-Ciro está por allá. Estoy seguro que le encantaría saludarlo. -Dijo Brahim girando su torso para apuntar su dedo a la muchedumbre detrás de él.

-Siempre creí que el joven primogénito se parecía más a su padre. Que era una bestia sin escrúpulos igual que él, incapaz de sentir compasión. -Dijo Voslov, undiendo el entrecejo de Bethany que se hacía imagen de lo que decía. -Pero verlo en vísperas de su boda y además con la mujer que lo engañó con su propio hermano me da cuenta de mi error. Si Sandro hubiese padecido tal acontecimiento, seguramente los hubiese enterrado a los dos, aún vivos. Y esperado que una muerte lenta y agónica los sucumbiera al arrepentimiento de su traición.

Bethany quiso unirse a Brahim en su risa, queriendo tomarlo como una satánica broma, pero simplemente no pudo. El humor pasaba desapercibido en sus palabras y la mirada que en todo momento clavó en sus ojos avellanas solo la llenaba de temor.

Bethany esperó a que la presencia de aquel desagradable hombre se esfumara para recriminarle.

-Le dijiste de nuestra aventura.

-Puedo jurar por la memoria de mi padre que yo no le dije nada.

-¿Como se ha enterado entonces?

-No tengo la menor idea. -Dijo tranquilo, no esperaba que Bethany le creyera, tampoco se esforzaría en demostrar su inocencia.

Caminó para ponerse de frente a ella, solo para descubrir lo amargo de sus facciones. Una vez más esa mirada de desprecio lo golpeaba. Tan contrario a los ojos de ternura que miraban a su hermano.

-Te libré del obstinado de Voslov ¿O hubiesen preferido continuar hablando con él? Porque puedo asegurarte que lo tuvieses encima todo el día. -Bethany menguó su carácter. Tenía razón, Voslov era un pesado.

-Bien. Te debo una. -Dijo con el orgullo vencido. Brahim se frotó las palmas de las manos.

-Y sé cómo puedes compensarme.

-¿Cómo? -Preguntó temiendo a la respuesta.

-Acompañándome a un trago. -Dijo señalando a la barra de licores. Bethany no se hizo rogar, le sentaría de maravilla una Margarita.

Brahim pidió un coñac en las rocas y caminaron juntos por el jardín, esquivando a los demás invitados. Bethany, inquieta por una disparatada idea en su cabeza, preguntó:

-¿A qué se dedicaba tu padre? No recuerdo que Ciro me lo hubiese dicho.

-Fue contador. -Dijo Brahim aclarando su garganta al final. Mentir siempre lo ponía tenso. -¿Lo preguntas por el comentario de Voslov?

-Un poco. Honestamente, fue una escalofriante imagen la que plantó de mi suegro en mi cabeza.

-Típico de Voslov. Si lo conocieras mejor te darías cuenta de que el hombre vive en una constante fantasía. Va diciendo por ahí que es el líder de una mafia, pero la verdad no tiene control ni siquiera de su propia vida. -Bethany esbozó una dulce carcajada, aliviándose del amargo comentario. Necesitaba esa clase de consuelo.

-Solo espero que regrese a su país cuanto antes.

-Lo hará después de la boda. Si algo describe a Voslov es su sentimiento de pertenencia. Ama a Rusia con su vida.

-Vaya, otro motivo para casarme. -Dijo casi en automático. La alegría pasó por desapercibido, inevitablemente intrigando a Brahim.

-¿Ya has descubierto qué sientes por mi hermano? ¿Si la boda valdrá la pena? -Bethany suspiró, anhelosa de cambiar el tema de conversación.

Sorbió de su Margarita, sin darse prisa por responder.

-Preferiría no responder a eso.

-Por favor, Bethany. -Le dijo frenando en seco y reteniendola de un brazo. -Se casaran en contadas horas y tú todavía no sabes si lo amas.

-Es complicado, Brahim. -Echó un rápido vistazo a la multitud, tal vez asegurándose de que Ciro no estuviese cerca para oírla. -Si lo pienso como mi esposo, quizás me entra un atisbo de duda, pero si en cambio lo imagino como el padre de mi hijo es... Me gusta la idea.