Los hermanos Tonali: Atractivos y Peligrosos.

Capitulo 41

Lorient actuaba como la manda más en la suite, ordenando a diestra y siniestra. Le había dicho a Bethany que no tenía de qué preocuparse y vaya que lo decía en serio. El berrinche que formó cuando le llevaron la joyería equivocada no fue más grande que el que formó cuando se aparecieron con el ramo que se supone Bethany llevaría en sus manos. Rosas blancas adormecidas en lugar de ser rosas rojas vivaces.

-¡Estás retrasado un mundo! Cuando pedí chocolates belgas no pensé que irían hasta Bélgica para traerlos. -Regañó la dama de honor a un repartidor que entraba lleno de vergüenza. Bethany quiso decir algo en su defensa, pero temía el fuerte carácter de Lorient.

La dama de honor tiró la puerta una vez el chico yacía afuera. Luego volteó a ver a la novia con una sonrisa. Era una perfecta loca.

Ambas chicas se acercaron a comer de los chocolates que ayudarían a calmar los nervios, o al menos era la excusa que las motivó a comerlos.

-¿Tú te has casado? -Preguntó Bethany con la boca ocupada de chocolate.

-No, aunque una vez estuve muy cerca de estarlo.

-¿Y qué pasó?

-El tipo era un idiota que no me merecía, afortunadamente lo supe a tiempo. -Por algún motivo, Bethany se rió. Creía que el de la suerte fue el idiota. Si Lorient era una fiera como dama de honor no podía imaginarla en su faceta como esposa.

Uno de los guardaespaldas atendió el llamado a la puerta. Bethany pidió que la dejaran entrar cuando escuchó la voz de su madre. Soltó el bombón que amenazaba a entrar en su boca y se precipitó a su encuentro. El pomposo vestido de novia hacía incómodo el abrazo.

-Oh, Dios. Hija estás hermosa. -Halagó Caitlin admirando la particular belleza de la muchacha bajo aquel espectacular vestido y demás atavíos. No había visto una novia tan guapa como la que en ese momento caía ante sus ojos.

-Les daré privacidad. -Dijo Lorient retirándose de la suite. Un gesto que fue agradecido.

Caitlin rechazó la oferta de su hija a un chocolate.

-¿Estás nerviosa? -Preguntó la recién llegada.

-No tienes idea de cuánto. -Dijo Bethany. La tomó de una mano y la arrastró sutilmente al sofá donde se sentaron.

-¿Por qué lo estás? Ciro es un gran hombre. Sé que te hará muy feliz. -Bethany arrugó su ceño confundida.

-¿Desde cuándo lo sabes? -Dijo sonando más agresiva de lo que pretendió. -Me habías dicho que era precipitado. Que no sabías si Ciro era un celopata, manipulador o violento. Y ahora llegas y cambias por completo tu opinión sobre él.

-Esa noche mi mente era más vino que raciocinio. No puedes haberme tomado en serio. -Se excusó Caitlin sintiéndose muy miserable por dentro. Bethany se la quedó viendo. Había esperado que su madre la entendiera.

-Mamá no estoy segura de poder hacer esto. -Se deshagó con su voz vacilando a quebrarse. Sus orbes se cristalizaron.

-Claro que puedes. -Debatió Caitlin. Si Bethany hubiese tenido aunque sea un indicio de lo ocurría en su vida habría notado el temor que tiñó la voz de su madre. Si la boda no se efectuaba posiblemente Ciro la culparía a ella de haber influenciado en su decisión. -Escúhame, cielo es normal que tengas dudas. Yo también las tuve el día que me casé con tu padre, pero todo salió bien, mejor de lo que yo pude haberme imaginado.

-Aprecio lo que me dices, pero mi situación es más complicada. Tú no tuviste pérdida de memoria. -Caitlin se levantó de un salto y se llevó las manos a la cara. Estaba aprisionada entre la espada y la pared. Quería tomar a Bethany y llevarla lejos, muy lejos de Ciro. Esconderla en el final del mundo donde nada pudiera lastimarla. Pero no había nada que la salvara a ella. Era un atentado en contra de su vida.

-Bethany ya estás aquí. No puedes dejar plantado en el altar al hombre que te ama y el que daría su vida por ti. Es posible que no lo sepas, pero Ciro se desmoronó el día de tu accidente y a pesar de que tenías todos los pronósticos en tu contra, él insistió porque te ama locamente. ¿Sabes el daño que le harías si lo dejas ahora? -Dijo sembrando duda, confiada a que cambiara de parecer. No estaba segura de haberlo hecho, pero por lo menos la había conllevado evocar a la reflexión.

-¿Dónde está papá? -Preguntó con su voz apagada.

-Está allá abajo. Dice que no quiere verte hasta no asegurarse de que no llorará como un niño pequeño cuando lo haga. -Caitlin suspiró nerviosa. Se hincó y depósito un beso en la frente de Bethany transmitiendo toda su confianza y apoyo. -Te dejo. Piensa con la cabeza fría, por favor.

Y se marchó cabizbaja, con los hombros agachados y el corazón desbocado. Si Bethany supiera en cómo su decisión repercutiría en ella y Red todo sería diferente.

El silencio colmó la estancia. Bethany se echó hacia atrás en el espaldar acolchonado del sofá importandole muy poco estropear el vestido. En un hombro tenía a Brahim susurrándole que cancelara la boda, en el otro estaba su madre murmurando precisamente lo opuesto. No sabía a quien obedecer porque en principio no sabía cuál era el ángel y cuál el demonio.

Si tan solo pudiera llegar a su magullada memoria un recuerdo de Ciro, sea un beso, un abrazo, una palabra o una simple imagen; todo sería diferente. Necesitaba algo que alejara ese sentimiento de lejanía. Que le recordara que su esposo no era un desconocido.

Sacudió la cabeza en un arrebato de presunta racionalidad. No podía casarse así, con la duda impregnando su corazón. ¿Cómo daría el "si quiero" cuando no sabía en realidad qué quería? Los votos que vociferaría serían mentira. La unión de dos personas en sagrado matrimonio debía efectuarse en mejores términos. Debía ser por decisión y no por obligación. Y Bethany se sentía más presionada que decidida.

Se levantó del sofá con determinación y salió de la suite con prisas. Se adentró en el ascensor y presionó el botón que la llevaría hacia su prometido. Guardaba las esperanzas de que Ciro la entendiera. Cancelar la boda no era igual que terminar su relación. Estaba dispuesta a seguir con él y conocerlo. Y si no podía recordarlo entonces construiría nuevos recuerdos, pero todo con calma, disfrutando el paso a paso de construir una vida.




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