Los hermanos Tonali: Atractivos y Peligrosos.

Capitulo 48

Unos incesantes susurros espantaron el buen sueño de Bethany quien despertaba sola en la cama, aún en la habitación del hotel. Las vocecillas seguían ahí, con una que otra risa que se colaba. La mujer tuvo la inquietud de salir a descubrir el origen de los susurros así que se levantó del lecho y caminó afuera del dormitorio. Las luces alumbraban tenuemente.

Su sorpresa fue grande cuando advirtió la presencia de Brahim en el balcón hablando a gusto con Ciro. Cerca de ellos los susurros se transformaban en voces claras. Se cubrió detrás de las espesas cortinas a oír.

-Tengo suerte de tenerla en mi vida y que me ame tanto. -Dijo el hermano mayor.

-La suertuda es ella, porque el destino que le espera es el mismo, si no parecido al de Anne.

-Quítate esas ideas de la cabeza. Bethany no es como ella y ahora que nos casamos no la dejaré ir por nada en el mundo.

-Hermano, puedo prometerte que le arrancaré la vida el mismo día que se atreva a dejarte.

Entonces Bethany dejó salir un exclamación que los avisó que no estaban solos. Ambos voltearon a verla.

-Querida ¿Qué haces despierta a estas horas? - Preguntó alterado su esposo. Bethany empezó a caminar despacio hacia atrás, asustada.

-Pero qué clase de monstruos son ustedes. -Exclamó viendo a los hombres caminar hacia ella.

-Mio caro puedo explicarlo. No es lo que crees.

-Has matado a tu ex novia. -Acusó ella. Su tobillo se torció y cayó al suelo. Cuando quiso levantarse y huir, Brahim se precipitó y la agarró.

-Cálmate preciosa. Tenemos que hablar. -Le dijo su cuñado mientras la llevaba cargada y la arrojó al sofá.

Brahim se sentó a su izquierda y Ciro a su derecha asegurándose que tuviera escapatoria.

-¿Qué crees que oíste? -Empezó Brahim con el interrogatorio.

-Sé muy bien qué fue lo que oí. -Dijo, no más tranquila, estrujando uno de los cojines.

-Pudiste haber mal interpretado lo que dijimos. -Añadió Ciro deseando calmar la situación.

-¡La has matado! ¡Mataste a Anne! -Gritó directo al rostro de Ciro.

La mano de Brahim rodeó su cuello apretando con furia. La obligó a encararlo. Bethany solo podía golpear su brazo mientras se afanaba por respirar.

-¿Y qué si fue así? –Dijo Brahim con la mandíbula tensada. -¿Qué harás?

-Suéltala. –Dijo Ciro con mucha tranquilidad, como si no estuviera impidiéndole que el flujo de aire ingresara a sus pulmones.

-Nos perteneces y no hay nada que digas o hagas para cambiar eso.

-Suéltala. –Repitió el primogénito, de nuevo pasivo, era casi una sugerencia.

Brahim ignoraba a su hermano, estaba muy concentrado en ver cómo los ojos de Bethany iban perdiendo el brillo propio de la vida. En su lento deceso, a Bethany solo le pasó por su mente sus vivencias desde que salió del hospital: una vida llena de mentiras y engaños. En definitiva, algo muy triste para recordar.

-Te digo que la sueltes. –Dijo por tercera vez, actuando por fin. Él mismo le tomo el brazo a su hermano para que la soltara.

El instinto de Bethany fue levantarse y correr, pero no tenía las fuerzas para hacerlo por lo que cayó de rodillas en el suelo, sobando su garganta lastimada. Ciro se inclinó lo suficiente para verla a la cara.

-Lo que pasó con Anne no tiene por qué sucederte a ti, pero si continúas con este espectáculo y gritando a los cuatro vientos que somos unos criminales no nos quedara más opción que… -Lo dejó en suspenso, a la libre interpretación de Bethany que sabía con exactitud a qué se refería.

De pronto, se apoderó de Bethany una fuerza descomunal, producto del temor que la puso en pie y la impulsó hasta la puerta que, para su desgracia, estaba cerrada. Se giró y vio a los hermanos Tonali caminar hacia ella. Cuando estuvieron cerca, Brahim le propinó una bofetada que la hizo despertarse de la pesadilla, aterrada. Se removió bajo las sábanas y no encontró a Ciro a su lado.

-Ciro. –Lo llamó con voz temblorosa. Así empezó su mal sueño, despertando sola en la habitactión del hotel, al menos no oía murmullos.

Se levantó de la cama y se aproximó a la puerta muy sigilosa. Su esposo estaba sentado en el sofá con una laptop sobre su regazo. A primer vistazo parecía estar solo. Siguió caminando en silencio, ojeando por doquier. La voz gruesa de su compañero la sobresaltó.

-¿Qué sucede?

-¿Hay alguien más aquí? –Inquirió inquietándolo.

-Por supuesto que no ¿quién más podría estar en nuestra luna de miel? –Dijo él, girando lo suficiente para verla. Bethany lo dudó grandemente antes de decidirse acercarse a su esposo. Se sentó en un sillón individual frente a él con las piernas en mariposa.

-¿Qué haces? –Deseó saber atestiguando cuán concentrado estaba en su laptop.

-Trabajo, mio caro. –Vocifero con vergüenza. Estaba en su luna de miel.

-Creo que Brahim puede hacerse cargo de sus propios asuntos. –Opinó de mala manera. Si su esposo le daba un mal presentimiento, su cuñado lo superaba y por mucho. Fue así desde el primer día que lo vio. Sería una mala persona si cortara los lazos fraternales de aquellos dos, pero de verdad lo deseaba, solo para mantener a Brahim alejada de ella.

-Son asuntos del bufete. –Mintió convincente. -¿Por qué estás despierta? Espero no haber sido el culpable.

-Tuve una pesadilla.

-Que mal. –Fue todo lo que dijo, clavado en su laptop.

Bethany se le quedó viendo por un largo rato, comparando a ese hombre con el de sus pesadillas, encontrando semejanza solo en el físico. Por lo poco que conocía de él era un hombre bastante bueno. El acto más rudo que alguna vez cometió hacia ella fue alzar la voz en modo de reprimenda, sintiéndose tan mal consigo mismo que se disculpa al instante.

-¿A qué se dedicaba Anne? -Las facciones de Ciro se endurecieron notoriamente, aunque él trató de disimularlo.

-Es... -Se aclaró la garganta dándose tiempo para pensar un oficio. -Ella es editora.

-¿Cómo se conocieron?




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