Los hermanos Tonali: Atractivos y Peligrosos.

Capitulo 51

Los hermanos Tonali yacían en una de sus fábricas de estupefacientes verificando la calidad del producto recién fabricado que estaba a punto de ser comercializado alrededor de toda Europa y algunas zonas de Asia. Ciro se inclinó lo suficiente para olfatear una pequeña muestra encontrándolo de primera calidad. No probaba su mercancía, siempre se creyó un hombre débil y temía volverse adicto muy fácilmente. En cambio, Brahim no tuvo problemas con meterse un poco de la droga en su boca. Sus papilas gustativas se sintieron sumergidas en un festín.

-De lo mejor que se haya fabricado nunca. –Halagó el menor.

Ciro ojeaba a sus empleados que alistaban el producto para enviarlo en diferentes modalidades de tráfico atraves de fronteras, aduanas y otros puntos policiales, pensado en lo magnánimo que era su negocio, sin embargo, aún existían ciertos detalles que lo fastidiaban como estar limitados para la venta. Un problema que resurgió hacía poco más de seis meses atrás, cuando bailaban en la cuerda floja sin siquiera haberse dado cuenta.

-Enviemos una carga a Estados Unidos. –Le dijo a su hermano.

-¿Olvidas la razón por la que cancelamos el comercio a Norte América?

-Fue solo una precaución. Ya han pasado seis meses, si la interpol tuviese pruebas o algo que nos incriminara hubiese venido por nosotros, pero durante todo este tiempo no hemos visto ni la sombra, es porque no tienen nada. –Dijo Ciro ambicioso de poder. Sus deseos de enviar una parte de la carga a Estados Unidos se debía únicamente a querer desafiar a las autoridades de dicho país que incluso en la época de su padre resultaba un genuino dolor de cabeza. Quería burlarse de ellos. Brahim aceptó sin más obstáculos.

Esperaron a revisar cada una de las cargas alistadas y comprobar la fidelidad de los hombres encargados de trasladarlas antes de marcharse. El mayor de los hermanos invitó al más joven a comer en su casa.

-Me encantaría. –Dijo Brahim pensando en cuánto le disgustaría a su hermosa cuñada verlo de nuevo en su casa. Se giró hacia su hermano que conducía el Mustang. –Bethany estuvo haciéndome muchas preguntas acerca de nuestra querida Anne Johnson.

-¿A ti también? –Dijo casi sin sorpresa. –Desde el día de la boda no ha hecho otra cosa que preguntarme de ella. Dime ¿es normal que una mujer quiera averiguar de las ex novias de su esposo?

-En Bethany no lo es. Además no quiere saber de tus otras novias, solo le interesa Anne. ¿No te dice algo?

-Sí, que eres un lengua floja. –Lo acusó tomándolo desprevenido. –Si no se la hubieras referido a Bethany desde un principio no estuviéramos en esta encrucijada.

-Esta es tu encrucijada, yo no tengo ningún problema en decir la verdad. –Ciro apretó el volante hasta que sus nudiños quedaron blancos.

-En serio que eres increíble.

Llegaron a la mansión tras el acostumbrado largo trayecto y dejaron el Mustang mal aparcado en el frente. Bethany los recibió en la entrada. Un poco menos alegre después de ver la indeseada compañía con la que llegaba su esposo.

-Mio caro, invité a Brahim a comer con nosotros. -Informó Ciro. Bethany se limitó a extender sus labios en un intento de sonrisa. Si se lo hubiese consultado por un mensaje, le habría dicho que no.

-Claro. -Fue todo lo que dijo.

Los vio partir de la sala principal al jardín posterior. Brahim obviamente no perdió su oportunidad para guiñarle el ojo a lo que Bethany arrugó el ceño. Esperó a perderlos de vista para reanudar la fechoría que estaba haciendo minutos antes de que viera el Mustang abrirse paso entre las formidables rejas del porche. Regresó a la oficina de su esposo y cerró las puertas corredizas. Si Ciro se percatara del desastre en el que había convertido su despacho seguramente le habría dado un infarto. Cajones abiertos y hojas tiradas por doquier. Buscaba información de Anne, algo que eliminara sus sospechas de los hermanos Tonali o bien que terminara de corroborarlas. Cualquier cosa que la sacara del limbo en el que estaba.

Revisaba cada hoja entendiendo poco de lo que tenía escrito. Algunos papeles estaban traducidos en diferentes idiomas y otros tenían fecha del siglo pasado, pero ninguno hablaba de Anne o si quiera mencionaban el apellido Johnson. Ojeaba la entrada cada segundo, precavida que nadie se aproximara. Debía terminar pronto. Agarró de pronto una carpeta que empezó a escudriñar, entendiendo rápido que se trataba de una hoja médica de Ciro en la constaba un procedimiento quirúrgico al que se había sometido hacía un tiempo atrás. Los detalles de tal procedimiento la dejaron atónita.

Los hermanos Tonali regresaron de nuevo a la mansión, irían a ponerse ropa fresca para darse un chapuzón en la piscina y de paso a invitar a Bethany. La vio salir de su oficina y acercarse a ellos, fundida en ira.

-Vamos a nadar un... -Una bofetada privó a Ciro de decir nada.

-Marchate de aquí. –le ordenó a Brahim convertida en una furia.

-No. Mi hermano me...

-¡Te digo que te largues! -Gritó desgarrándose las cuerdas vocales, negándose a ser desafiada.

Pasó por un lado de su esposo y se abalanzó sobre su cuñado para golpearlo y empujarlo hacia la puerta.

-¡Pero qué rayos te sucede! -Exclamó Ciro sin dar crédito a lo que estaba pasando. Nunca la había visto tan indignada, mucho menos violenta. Tuvo que sostenerla de la cintura para apartarla de Brahim y que dejara de herirlo.

-Está loca. -Opinó el menor tocándose su labio inferior que sangraba.

-Dile que se marche ahora mismo. -Le ordenó Bethany a su esposo que la retenía con fuerza.

-Vete. -Dijo Ciro. Brahim lo miró incrédulo. No era posible que se estuviera rindiendo a las ordenanzas de su mujer. Bufó y se marchó disgustado.

Solo cuando su hermano ya estaba fuera de peligro, Ciro la soltó, entonces Bethany se giró y comenzó a golpear su pecho mientras lo acusaba de ser un mentiroso.

-Por el amor de Dios, cálmate mio caro. -Pidió el italiano mientras recibía los incesantes golpes de Bethany. No respondería de la misma manera por supuesto.




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