Los hermanos Tonali: Atractivos y Peligrosos.

Capitulo 53

Un ron en las rocas deleitaba el exquisito paladar de los Tonali. Estaban en la bodega de la mansión, bien acomodados en sillas con una plática amena y el reloj más cerca de la media noche que del atardecer. Brahim no había vuelto a la casa luego de aquel día en el que Bethany lo agredió de manera tan espontánea y sumamente rara. Se rió con ganas cuando Ciro le comentó las razones del por qué había actuado de tal manera. Mucho le había durado el paripé.

-Eres un idiota. –Le dijo Ciro por su falta de empatía. Brahim se encogió de hombros.

-¿Qué esperas que te diga? No podía salir de otra forma. Supongo que no está contenta.

-Me echó de la habitación. –Brahim volvió a romperse en risa. Ciro se terminó su ron en un solo trago ahogando cuantas cosas tenía para decirle al cretino que tenía en frente. –Para ya de reírte y dime qué más le has insinuado de Anne, lengua suelta.

-Nada. No he hablado con ella desde que me agredió. –Dijo bebiendo de su copa.

-Pues algo sabe.

-¿Por qué lo dices?

-Me preguntó si la había asesinado. -Esto endureció el divertido carácter de Brahim.

-No es común que una chica piense eso de su esposo. -Ciro concordó perfectamente. -¿Crees que empiece a recordar a Anne Johnson?

-No. -Dijo decisivo. Era lo que quería creer, sin embargo, Brahim no se cubría los ojos ante la realidad.

-¿Cómo lo justificas entonces?

-Creo que alguien está hablando más de lo debido y tengo otras sospechas además de ti.

-Estás jugando con fuego. -Le advirtió su hermano menor.

(…)

Por su parte, Bethany estaba en el dormitorio principal incapaz de conciliar el sueño. No se sentía a salvo en aquella casa por lo que no bajaba la guardia en ningún momento. Se levantó del lecho y se sentó frente a un pequeño escritorio que había habilitado para sus asuntos de la empresa, la cual había abandonado indefinidamente. Los bienes raíces no eran lo suyo.

Extrajo de un cajetín su libreta de apuntes en la que reportaba sus rasgos, en un intento de entender quién era. Pasaba hoja tras hoja leyendo lo que había escrito hacía a penas días atrás. Hubo un punto en el que creyó que podía recuperar sus recuerdos, pero ahora que lo leía se daba cuenta de que nada de eso podía ser ella. En un arrebato de ira y frustración, empezó a arrancar las hojas de la libreta, escuchando en un susurro la conversación que la puso alerta de quiénes eran los hermanos Tonali. Eran demonios disfrazados de Ángeles.

Cuando ya había arrancado todas las hojas escritas, apoyó los codos sobre el escritorio y se tapó el rostro con las manos. No resistiría mucho tiempo así. Si los hermanos no la acabarían, la locura terminaría por hacerlo.

Volvió a tomar la libreta y escribió: "Mi nombre es Bethany Carter y no sé quién soy" Miró con desdén esas palabras reconociendo que era una traducción más acorde a ella y a lo que sabía de sí misma.

Dejó la libreta a un lado y tomó un ordenador portátil que encendió. Ingresó al buscador y tecleó el apellido de su esposo. El navegador arrojó varios resultados mencionando desde atletas a políticos. Escudriñó a profundidad inconforme con los principales resultados. Si los antecedentes de la familia de su esposo ocultaban algo oscuro no aparecerían en primera instancia. Su corazón latía vertiginoso y sus manos temblaban, sabía que lo que estaba a punto de desvelar sería grande.

"La dinastía Tonali" leyó Bethany el título de un documento de formato PDF, con un click desplegó más de cien páginas. El reporte que leería a continuación había sido redactado por un agente superior del FBI.

"10. Mar 1988

Esta fecha será por siempre recordada como el día en el que las fuerzas del FBI de Norteamérica se rindieron ante el poder de una de las mafias más fuertes de toda Europa y posiblemente del mundo entero. Fundada a principios de los sesenta por Inmobile Tonali y liderada ahora por su hijo y heredero absoluto, Sandro Tonali."

Bethany quedó atónita, inmóvil en su asiento. Más adelante en el documento citaba que el FBI en complicidad de otras autoridades de seguridad internacionales había dado seguimiento a la oleada de crimenes desatada en los años anteriores, consiguiendo enlazar a los Tonali como responsables directos de cientos de muertes. Sin embargo, la evidencia recolectada era insuficiente para acusar formalmente a Sandro, por lo que durante más de dos décadas tan solo consiguieron enjuiciar a las carnadas mientras que el pez gordo se regocijaba en el estanque. El FBI se retiró de la investigación luego de que llegara una carta en la que se amenazaba con un ataque terrorista a la ciudad de Nueva York.

Cerró el documento incapaz de dar crédito a lo que leyó. El apellido que ahora acompañaba su nombre pertenecía al crimen organizado. Sandro había muerto a finales de la primera década, es decir que Ciro; su primogénito era el líder. Estaba casada con un mafioso. Tuvo una reacción más serena de lo que pudiera pensarse.

Se apresuró a teclear en el buscador el nombre del hotel en el que se conocieron. En primera instancias saltaron a páginas de publicidad y reservas. Encontró un número de contacto y no dudó en llamar. La atención al cliente era excepcional por lo que no demoró nada en tono de marcación.

-Hotel CC Place ¿en qué podemos ayudarlo?

-Quiero saber si tienen un registro de reserva con el siguiente número de tarjeta de crédito: 3465 –Dijo con prisas Behany, hablando muy bajo.

-Lo lamento, no podemos dar esa clase de información.

-La chica a la que le pertenece podría estar en riesgo y la última vez que se conoció algo de ella fue que se hospedaría en su hotel. -Mintió hábilmente. Hubo silencio del otro lado de la línea. Bethany rezaba para que no hubiera más obstáculos, y fue escuchada.

-Efectivamente, hubo un registro con ese número de tarjeta, pero hace diez años a nombre de Bethany Carter.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.