Los hermanos Tonali: Atractivos y Peligrosos.

Capitulo 60

Ciro y Brahim yacían en la parte trasera de uno de sus camiones de carga. Se regodeaban en la cuantiosa cantidad de dinero que sus empleados les habían traído de los Estados Unidos, producto de las ventas de estupefacientes y otro poco del contrabando de armas ilícitas. No era la suma más grande que hubieran hecho en su vida, seguramente les superaba, y por mucho, lo que hacían a diario en Rusia o México, no obstante, lo que los tenía desbordantes de la felicidad era haber desafiado a las autoridades supremas de Norteamérica y resultar inmunes. A solo meses de que el FBI les respirara en la nunca, ellos emprendieron un maratón que los salvó de las jaulas. Este botín se contaba por el orgullo.

-Y me habías dicho que era una locura. -Le recriminó Ciro a su hermano en lo que se bajaban del camión.

-Y lo sostengo. -Dijo seguro Brahim sacudiéndose sus manos.

-Que poca fe me tienes hermano. -Añadió Ciro con una sonrisa que abarcaba de extremo a extremo en su reluciente rostro.

Para Brahim, Estados Unidos era solo un país más registrado en su lista de enemigos. Para Ciro, era algo personal. Las autoridades se habían burlado de él de la peor manera, tocando su ego. Ganaría la batalla, venciendo cada guerra.

-Ordenaré realizar la transacción a la cuenta del banco de “Bienes raíces, Carter” Es la agencia de bienes raíces que más factura en todo el mundo. -Comentó divertido Brahim, recibiendo una inmediata negativa de su hermano.

-Ya lo resolví. Me encargaré de desviar todos los fondos a una nueva cuenta de banco y dejar la cuenta de Bethany limpia.

-Por favor, hermano. Es perfecto, nadie sospechara. Además a Bethany ni siquiera le importa esa empresa. -Debatió el menor de los hermanos.

-Eso cambiará, tiene que hacerlo. Necesito que recupere la pasión por su trabajo. -Dijo Ciro con un tinte de voz que advirtió a Brahim. Lo retuvo antes de que se subiera a su Mustang.

-¿Qué sucede? -Preguntó Brahim. Ciro suspiró viéndolo con desdén.

-Bethany sabe cosas. -Dijo dubitativo.

-¿Qué cosas?

-Ella descubrió a lo que tú y yo nos dedicamos, quiénes somo realmente. También... -Se aclaró la garganta. La historia ya había iniciado con mal pie, y lo malo era que siempre podía empeorar. -También le dije que Anne está muerta y es por ti. -Entonces, los labios de Brahim se extendieron en una maquiavélica sonrisa.

-¿Qué pasará ahora?

-Lo que pasará ahora es que tú me ayudarás a mantenerla vigilada, mientras guardas silencio. No puedo seguir en su jueguito de Sherlock Holmes o descubrirá algo más comprometedor.

-¿Qué puede ser más comprometedor que el que tú y yo seamos líderes de una mafia y asesinos? -Dijo Brahim con su sonrisa ya borrada. -No puedes estar hablando en serio. Esto es solo el principio de la catástrofe. ¿Qué más tiene que pasar para que abras los ojos?

-Esto no es solo por mí. Si Bethany continúa cavando en nuestros secretos, nos habremos jodido los dos. Así que ya vas poniendo mejor carácter y haciendo espacio en tu agenda porque vigilaras a Bethany cada vez que yo no pueda estar con ella. -Dijo Ciro exponiendo la autoridad propia de un primogénito.

Se subió al Mustang y partió del lugar pisando el acelerador a fondo. Antes de llegar a casa, debía hacer una escala en el aeropuerto de Florencia para recoger a Caitlin y Red quienes abordaron el primer vuelo a Italia en cuanto él se los ordenó. En su infinita insipiencia, a su esposa le ayudaría organizar sus pensamientos si pasaba un tiempo con sus padres quienes le recordarían su buena y dulce infancia, y reforzarían además el resto del engaño.

Atravesaron el umbral de formidable hierro y Ciro empezó a sentirse presionado. Encontrarse con la mujer que amaba le llenaba de nerviosismo. No tenía palabras que expresaran lo que sentía cuando sus orbes castaños lo miraban fijamente. Eran dagas que se clavaban en lo más profuso de su alma.

-Bethany ha estado muy inquieta desde el día de la boda. Necesito que ustedes la hagan entrar en razón, que le den calma. Pero bajo ningún concepto le hagan creer que saldrá de Italia, muchísimos menos a Estados Unidos. -Les dijo Ciro cuando aún no salían del vehículo.

-Ella me llamó hace algunos días pidiéndome ir casa y yo le dije que sí, si me retracto podría sospechar. -Dijo Caitlin en el asiento de copiloto. Ciro alborotó su cabello, los inconvenientes le sobrevenían en una oleada.

-No podrá ir a ningún lado sin su pasaporte, así que no tendrán que retractarse.

-¿Le robaste su pasaporte? -Dijo Caitlin incrédula. Red se mantenía de espectador desde los asientos de atrás. No discutiría con Ciro, él era consciente de su puesto con respecto al de otro. En cambio Caitlin era más osada y le gustaba desafiarlo. -¿Qué le hiciste para que de pronto quiera huir de ti?

-¿Qué te hace pensar que te debo explicaciones? -Dijo preponderante. -Limítate a obedecer mis órdenes y todo saldrá bien.

-¿Para quién?

-Para todos, en especial para ustedes dos. -Era una clara advertencia.

Se bajaron del Mustang y siguieron al interior de la casa. Ciro les indicó que subieran hasta la habitación, era ahí donde Bethany pasaba todo el día o al menos cuando él se aparecía en casa.

-La tiene secuestrada. -Opinó Caitlin en un murmullo mientras subía junto a Red por las escaleras.

-No creo que sea de nuestra incumbencia. -Dijo el hombre emulando su tono de voz.

-¿Cómo puedes decir eso? Si a esa pobre chica llegara a pasarle algo malo yo jamás pudiera perdonármelo.

-Si el Señor Tonali quisiera lastimarla, ya lo habría hecho. -Refutó Red pacífico. -Él la convirtió en su esposa eso es porque la ama.

-Ese hombre no tienen corazón, no puede amar a nadie. -Cerró Caitlin.

Se detuvieron frente a la puerta de la habitación y golpearon.

-Cariño, somos nosotros. -Habló Red. Bethany, que estaba en forma de ovillo sobre la cama, levantó la cabeza asombrada. Sus (no) padres habían llegado.




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