Los hermanos Tonali: Atractivos y Peligrosos.

Capitulo 69

El sol acariciaba el rostro de Bethany lo que la incitó a despertar. Lo primero que pasó por su mente fue la noche anterior y su "especial" encuentro con su cuñado en la bodega de vinos de su esposo. Pensó que con el amanecer llegaría también el remordimiento, pero no fue así. De lo único de lo que se arrepentía era no haber sido valiente desde el principio para rehusarse al matrimonio, y es que las dudas de casarse siempre estuvieron presentes. Su relación con Ciro era una auténtica farsa, al menos así lo presentía.

Se levantó y pasó directo al ordenador portátil que reposaba sobre su escritorio. Desde que supo la verdad de los hermanos Tonali no había vuelto a revisar su correo electrónico, ya venía siendo hora de hacerlo. Los mails se repartían entre anuncios y newsletter de páginas de suscripción, pero lo que predominaba en su bandeja de entrada eran correos de Lorient quien, a pesar del claro desinterés de Bethany, no dejó de mantenerla informada de todo cuanto sucedía en la empresa. Pasó un correo detrás de otro leyéndolo por encima, ni siquiera hacía el intento por interesarse en los bienes raíces. No era lo suyo.

Hubo un email, de hacía varios días, al que sí le dio su atención. Era de Lorient donde le redactaba la visita de Derek que preguntó por ella.

-Señora Tonali. -Bethany rodó los ojos frente a esa horrosa combinación de palabras. Reconocía la voz de Silvia del otro lado de la puerta. -Le traigo su desayuno.

-Gracias, pero hoy me apetece desayunar abajo. -Dijo sintiéndose avergonzada por el doble trabajo que le ponía a la buena muchacha.

Texteó un email al correo de Derek. Le dijo que se alegraba en saber de él y que lamentaba no haber podido verlo aquel día en la empresa. También le propuso una cita en una cafetería para compensar ese disgusto. No esperó a nada después de enviar el correo para recibir una notificación avisando que la cuenta del destinatario no existía. Se extrañó. Lo intentó por segunda vez asegurándose de escribir bien el correo, y aunque sí estaba bien escrito, la respuesta fue la misma.

Rápido se levantó de la silla y pasó a la ducha, al salir se vistió con un pantalón de licra negro, un par de botines a juego y una cazadora vaquera de color blanca. Bajó hasta la sala comedor donde recibió una bofetada de las coincidencias de la vida cuando se percató de Ciro y Brahim que dsayunaban juntos. Su esposo y su amante compartiendo la mesa.

-Buenos días, preciosa. ¿Cómo has dormido? -Preguntó cariñoso Ciro. Su esposa dio un rápido vistazo al otro hombre en la mesa quien, si hubiera tenido que responder, habría dicho que no durmió mucho.

Bethany se aclaró la garganta antes de contestar, debía esforzarse por sonar natural y convincente.

-Dormí bien, gracias. -Fue todo lo que dijo mientras pasaba a tomar asiento y acompañar a los hermanos a la mesa. En un extremo estaba su esposo y en el otro su amante. Estaba en medio de una encrucijada.

-Yo no. Las copas de coñac hicieron de las suyas y me mantuvieron en vela gran parte de la noche. -Expresó Ciro llevándose un trozo de beicon a la boca. Estaba muy tranquilo, insipiente de la traición de quiénes estaban con él.

-Yo dormí de maravilla, bueno lo poco que que pude. -Insinuó Brahim prendiendo la mecha de ira en Bethany. El que no amara a su esposo, no significaba que le restregaría en la cara sus amoríos, menos cuando su amante se trataba de su propio hermano.

-Hoy iré a Bienes raíces, Carter. -Se precipitó a tomar la palabra antes de que Ciro continuara la conversación con Brahim. La noticia sorprendió al primogénito, aunque no sabía si para bien o para mal.

-Puedo saber por qué. -Quiso no sonar posesivo. Era una simple curiosidad.

-Quiero ver qué tal marcha la empresa. Si esto será el resto de mi vida supongo que tendré que empezar a adaptarme a la vida que tú has diseñado para mí. -Dijo queriendo evadirlo, no obstante, Lorient antes de enviarle el mail a ella se lo había enviado a Ciro, por supuesto apremiando sus órdenes.

-Tú fuiste quien inventó este disparate de los bienes raíces. Ya te lo había dicho. -Bethany se llenó la boca de comida para no tener que excusarse. Había algo de cierto en sus palabras.

-¿Puedo acompañarte? -Se ofreció Ciro.

-¿Por qué? ¿Tienes miedo de que vaya hasta la embajada Norteamericana y me reporte como secuestrada? -Dijo con altanería. El italiano reprochó su actitud con gestos y se volcó en su plato.

El desayuno pasó en intervalos de silencios y platicas triviales, aunque Bethany y Brahim no se dirigieron la palabra en ninguna ocasión. La tensión entre ellos palpitaba en el aire, pero Ciro era muy ingenuo para notarlo, además de que confiaba lo suficiente en aquellos dos como para creer que no volverían a traicionarlo.

La dama de fuego fue la primera en acabar su comida. No esperó a nada para abandonar la mesa e irse fuera de la casa. A Ciro se le quedó una mala cara y hasta el apetito había perdido.

-¿Irás tras de ella? -Inquirió Brahim que casi podía leer la mente de su hermano. Lo estaba considerando.

-¿Qué tan celopata me vería si lo hago?

-Demasiado. -Dijo poco consolador. Se dio su tiempo para disfrutar de la sensación de la comida en su boca y continuó. -Pero el lado positivo de que ella sepa que eres un mafioso es que no hay nada peor que pueda asustarla.

-Maldita sea. -Vociferó tirando sus cubiertos. -Ahora tengo que vigilar a la mujer de mi vida como si fuera un celoso. ¿En qué momento perdí el control?

-En el momento en el que te enamoraste. Eso pasa cuando empiezas a preocuparte por alguien más. Fue lo que papá estuvo evitando toda su vida. -Dijo el menor de los hermanos. Era cierto, sin embargo, su padre había fallado significativamente porque, si bien no dejó que ninguna mujer se adueñara de su vida, sus hijos habían llegado para ocupar un espacio en su corazón que creyó muerto hasta que ellos llegaron. Los hermanos no lo sabían, pero en varias ocasiones fueron las carnadas de los enemigos de su padre quienes amenazaban con lastimarlos a cambio de cualquier capricho que Sandro terminaba por ceder, todo por su bienestar.




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