Capitulo 70

Era la primera vez, luego de varios días que Bethany andaba sola por las calles de Florencia. Sin ninguno de los hermanos cuidándola, o al menos eso suponía.

Pensaba mucho en Brahim; en lo que sucedió la noche anterior, queriendo explicarse por qué pasó. Si hubiera sido Ciro seguro lo habría rechazado. Pero tratándose de Brahim no lo dudó. El alcohol jugó una carta muy importante, eso lo tenía claro, pero habia una razón más. Con Brahim fue una experiencia sexual, superficial. En cambio, Ciro habría jurado hacerle el amor y Bethany no podía concebirlo. Por más que su esposo proclamara amarla, ella no podía creerlo definitivamente. Y no quería que llegara un punto en que se olvidara de todo cuanto le hizo, de las mentiras y los engaños y terminara por caer enamorada. Perdonarlo no era una opción.

Llegó a la calle "la dolce far niente" un vecindario muy agradable que inspiraba buen rollo entre los miembros de la comunidad, por esa especial característica Bethany la había sugerido a Derek. Al primer vistazo parecía no haber nadie en casa: las persianas de las ventanas estaban bajadas y la puerta y el garaje cerrados. Aun así, Bethany descendió de la camioneta y se aproximó a la entrada. Presionó el timbre indecisa y al poco tiempo después, Derek la atendió.

-Perdóname por venir de imprevisto. Te quise avisar, pero tu email fue inválido. -Dijo luego de saludarse. Su visita tomó de sorpresa a Michael que no sabía qué hacer, aunque no podía negar que volver a verla sana y a salvo lo aliviaba. Los últimos días los había pasado leyendo la prensa y viendo informativos esperando que dieran la noticia de que una mujer norteamericana de tez blanca y cabello rojo apareció muerta en circunstancias desconocidas y con claros signos de tortura.

-Adelante, por favor. -Dijo Michael haciéndose a un lado para dejarla pasar, antes de cerrar la puerta ojeó el vecindario percatándose de los detalles. Notó el pequeño auto azul oscuro estacionado a unos kilómetros de su casa. Se hizo el disimulado y entró.

Lascasa era muy simple, carente de adornos, y la mayor parte de las pertenencias de Derek estaban empacadas en cajas de cartón. Tal parecía que se mudaría.

-Ofrezco una disculpa por el desorden. Yo no suelo ser así. -Dijo Derek recogiendo una que otra cosa tirada en el suelo.

-¿Está todo bien contigo? Diría que pronto te irás. -Preguntó Bethany incapaz de retener su curiosidad.

-Eh... -La mente de Michael era lenta para idear excusas. -Karla y yo peleamos. No sé si pueda quedarme aquí, yo vine a Italia por ella y si no la tengo pues... No tengo ningún propósito de seguir en Europa.

-Oh! Lamento oírlo. -Se compadeció ella.

La verdad era que había sido una actuación muy pobre de Michael. Sin embargo, Bethany no estaba para develar más engaños, cualquier cosa que le dijeran ella se lo crearía con una tremenda facilidad.

El detective se sentó sobre una de las cajas luego de acercarle una silla de madera a su visitante.

-¿Qué te trae por aquí? -Inquirió sin más rodeos.

-Lorient me informó que preguntaste por mí, solo quería saber si todo estaba en orden.

-Por supuesto. Yo continué yendo a la plaza y tú no, entonces me preocupé, nada más. -Dijo tranquilo.

-Mi vida de casada me ha mantenido ocupada. -Dijo ella sin querer ahondar en los detalles. No era prudente.

-Me lo imagino. -Michael la miraba con detenimiento. Claramente él sabía qué era aquello que la mantenía ocupada.

El detective levantó la mirada para ojear más allá de la ventana. El pequeño auto azul seguía estacionado allá afuera. Michael no lograba ver al conductor, pero no era tonto sabía que se trataba de Ciro.

-¿Cómo ha estado tu esposo? -Preguntó regresando su atención a ella. Bethany hizo una mueca de disgusto, no era su tema favorito.

-Solo diré que no conocía quién era Ciro hasta que me casé. -Michael alzó las cejas. No se equivocaba al suponer que Bethany estaba arrepentida. Mantuvo eso en la cabeza durante toda la plática.

Poco después de una hora, la visita de Bethany llegó a su final. Se despidió agradeciéndole los minutos que le combinara en los que olvidó por completo la situación en la que estaba. Michael la acompañó hasta el exterior, la vio subirse a su auto y luego partir. Miró con disimuló a su lado izquierdo donde el vigia azul seguía. Ciro sabía que su presencia no pasaba desapercibido para aquel hombre. Pensó en bajar y averiguar las razones por las que pidió verla, no obstante, se abstemio a interceptar su privacidad. Era lo último que le falta para cumplir el perfecto perfil de un esposo tóxico.

El detective regresó a su casa y no demoró en ver el auto azul marchándose hacia la misma dirección que la camioneta de Bethany. Ya había tenido suficiente adrenalina los últimos meses, venía siendo tiempo de volver a casa e investigar al esposo infiel, pero no se movería de Italia hasta no haber concertado un nuevo acuerdo con su contratador. Michael ahora sabía que James conocía más detalles de los que le dijo aquel primer día en el bar; detalles que le habrían ayudado a mantenerse por fuera del radar de los hermanos Tonali. Pero, como le ocultó información relevante, había puesto su vida en un significativo riesgo. Así que aumentaría "ligeramente" la cuota. Al final era una excusa, quería sacar provecho de la investigación que tenía en su poder.

-¡Treinta mil dólares! -Gritó James que estaba hablando con el detective através de una llamada telefónica. -Debe ser una broma.

Lauren yacía oculta detrás de un muro en el pasillo, veía a su padre, cada vez más preocupada de su extraño comportamiento. Desde que descubrió que había hipotecado la casa lo había vigilado de cerca averiguando que había contratado a un detective privado solo para buscar a su madre muerta. Se sobresaltó cuando su padre arrojó el celular móvil contra una pared, maldiciendo. Empezó a patear los muebles y a arrojar floreros, cuadros y otros adornos. Lauren tardó en decidir salir.