Brahim estaba más pendiente de los retrovisores del auto que de la carretera. Esa misteriosa figura detrás del árbol lo puso en alerta. En su posición, podía tratarse desde policías hasta enemigos de otras mafias, lo que fuere era malo.
-Respóndeme: ¿Por qué estabas en esa plaza? -Le preguntó Brahim a Bethany, con muchísima seriedad.
-¿Qué más dará? -Fue la insípida respuesta que lo hizo enfurecer. Golpeó el tablero del auto con una mano, robándose toda la atención de su acompañante.
-¡Maldición! Responde la pregunta. -La miró con los ojos encendidos de ira.
-Esperaba el anochecer para que al regresar a casa Ciro ya se hubiese dormido. -Mintió hábilmente. A Brahim no le importaba la vida de Derek, tampoco le importaba lo que ella hiciera o dejara de hacer.
-Pues has llamado la atención de algún indeseado. -Dijo Brahim moderando su tono de voz. Bethany siguió su curiosa mirada hacia el retrovisor para ver un insignificante taxi siguiéndolos.
-¿Quién crees que sea?
-No lo sé y no me detendré para averiguarlo. -Bethany lo detallaba con ojo crítico. Estaba angustiado, pero no se permitía caer en el pánico.
Giraba en un cruce y otro, sin rumbo, ni razón aparente. No era para perder el taxi sino para confirmar sus sospechas. En efecto, a donde quisiera que se moviera, el taxi lo seguía. El miedo empezó a subir por el cuerpo de la mujer que miraba hacia atrás constantemente esperando una lluvia de balas.
-A quién rayos has hecho enfadar ahora. -Maldijo Bethany entre dientes. No estaba acostumbrada a los instantes de adrenalina.
-¿Yo? -Dijo incrédulo. -Todo esto es tú culpa.
-¿Cómo podría ser esto mi culpa?
-Has despertado el interés en algún adversario. Tú comportamiento, tu curiosidad. Seguro has estado texteando y haciendo llamadas, alguien te ha localizado. -Dijo Brahim sonando incoherente. Terminó por asentar otro golpe al volante y direccionando su rumbo.
-Lo único que he hecho mal ha sido casarme con un mafioso. Soy la esposa tonta de un criminal ¿por qué alguien tendría interés en mí? A lo mucho conseguiría su lástima.
-¡Por lo que eres, maldición! -Gritó el menor de los Tonali, exasperado. Bethany estaba cansada de lo mismo. De ese misterio absurdo que no llegaba a ningún lado.
-Y no preguntaré qué significa eso porque sé que no me lo dirás. -Dijo haciendo berrinche.
-No te conviene saberlo. -Dijo Brahim continuando a la defensiva de lo que pasaba en la carretera. Ya se había vuelto un paranoico y ahora creía que dos autos frente a él estaban emboscándolo.
Hundió con tanta fuerza la bocina que Bethany se sobresaltó en su asiento.
-Debí haberlo hecho. Debí haberte quitado la vida en lugar de haberme revolcado contigo. -Se lamentó Brahim pensando en voz alta. Aquella noche en la bodega de vinos, ella estaba sola y desprevenida arrancarle la vida habría sido tan fácil como desnudarla. Bethany lo miró con desprecio, no podía esperar algo mejor de un espécimen como Brahim, aun así dolía. La hacía consciente del lugar en el que estaba de pie, y que no intimaba con su cuñado por amor o por morbo, lo hacía para asegurarse un minuto más de vida.
Llegaron a la mansión Tonali, un campo minado para cualquier invasor. Bajaron del Roll Royce en silencio y los perros corrieron a saltarle encima a Bethany quien, a pesar de su menguado humor, los saludó con afecto.
-Oye. -Dijo Brahim para llamar la atención de la otra. Bethany le dedicó una mirada soberbia y deslucida. -Te sugiero que empieces a comportarte como la esposa tonta de un mafioso para que mantengas un perfil bajo.
Bethany no dijo nada y continuó hacia la casa. Maldijo su suerte cuando lo primero que se encontró fue a su esposo.
-Pero que pronto regresas. -Dijo Ciro llegando al encuentro con su esposa. Conservó una prudente distancia teniendo en cuenta la mala cara que puso al momento que lo vio.
-Sí, fue por culpa del niñero que has contratado para que me vigilara. -Le recriminó con una pésima actitud. Ciro miró a Brahim, de pie unos centímetros atrás de su esposa culpándolo, se supone que debía ser encubierto. Su hermano, por su parte aniquiló a Bethany en sus adentros.
-No es lo que piensas. Me preocupo por ti. -Intentó justificarse mientras que su esposa se marchaba de la estancia, poco entusiasmada en oír pretextos.
Ya solos, Ciro se volvió hacia su hermano y le propinó un leve empujón.
-Que rayos pasa contigo. Te dije que fueras discreto.
-No hay nada más patético que ser el niñero de la esposa de mi hermano, así que agradece el gran esfuerzo que hago por seguir tus jueguitos estúpidos, los cuales, por cierto, no están dando resultados.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Hoy había alguien espiando a Bethany en la plaza. Y no me equivocaría si digo que nos siguió a bordo de un taxi. -Las facciones de Ciro se tornaron en dudas.
-No tiene sentido. Los únicos que sabemos la verdad somos tú y yo, además de Voslov. Y él no suele tener tanta sutileza para atar los cabos.
-Te olvidas de la policía. Bethany ha de ser la más buscada, por encima de nosotros. -Ciro negó frenéticamente con la cabeza.
-A la policía no le importa. Cerraron el caso cuando Anne murió. -Dijo en un murmuro. A Brahim lo invadieron unas enormes ganas de abofetear a su hermano, creyendo que así reaccionaría.
-Bethany es una bomba de tiempo, cuando explote seremos tú y yo los afectados.
-No digas estupideces. -Dijo Ciro lanzando un manotazo y caminando a un costado de Brahim, éste tuvo que girarse para volver a quedar de frente a su hermano.
-Ya tuviste tu idilio romántico, es hora de poner punto final a esta historia.
-Esto es cosa de ese tipo Derek. -Espetó Ciro haciéndose de oídos sordos. -Bethany le habrá dicho algo que no debe, y ahora está detrás de ella.
-Es un don nadie. Su esposa es camarera en un club nocturno ¿Qué tan peligroso puede llegar a ser?