Los Hijos de Ipswich El lado oscuro del pacto

Capítulo 1: El Ocaso de Ipswich**

*Ipswich Academy, una semana después de la caída de Chase Collins*

Caleb despertó entre jadeos, con el sudor empapando su piel. La imagen seguía ahí: una silueta difusa, ojos espectrales brillando en la oscuridad, susurros incomprensibles que se filtraban en su mente. La primera pesadilla en días lo dejó con el pulso acelerado.

El sonido del teléfono interrumpió su agitada respiración. Sin siquiera mirar la pantalla, respondió, aún alterado.

—Buenos días, Cal —saludó Pogue con tono despreocupado—. ¿Sabías que hoy llega una chica nueva a la escuela? Todos están hablando de ella. Ah, y Sarah te está esperando.

Caleb se frotó el rostro en un intento de despejarse.

—Dile que ya voy —respondió antes de colgar.

Se vistió con rapidez y salió rumbo a la escuela. Al llegar, se encontró con sus amigos y su novia, Sarah. No había pasado ni un minuto cuando algo captó la atención de todos.

Una joven cruzó junto a ellos con paso firme y una sonrisa que destilaba misterio y desafío. Medía aproximadamente 1.60, con cabello negro largo, ojos verdes esmeralda y piel clara. Llevaba el uniforme escolar, acompañado de un elegante abrigo negro y unos pequeños aretes de esmeraldas que centelleaban a la luz del sol.

Caleb y Sarah intercambiaron una mirada: una sensación extraña recorrió sus cuerpos.

—¿Quién es? —murmuró Reid con interés—. Es sexy.

Kate puso los ojos en blanco.

—Todos los hombres son iguales…

Sarah cruzó los brazos con visible incomodidad.

—Se llama Selene Belial. Es la chica nueva de intercambio.

Tyler, quien había permanecido en silencio, no pudo evitar observarla con asombro. Reid le dio un codazo con una sonrisa sarcástica.

—Despierta, Tyler.

El chico parpadeó, sacudiendo la cabeza.

—Eh… sí, es linda.

Caleb suspiró, sin quitar la vista de la chica.

—Vamos, entremos a clases.

Las primeras horas de clase transcurrieron sin contratiempos, aunque la presencia de Selene parecía generar una corriente de susurros y miradas furtivas entre los estudiantes. Su nombre se esparcía por los pasillos como un secreto enigmático, despertando tanto curiosidad como recelo.

Durante el almuerzo, Caleb y los demás estaban reunidos en su mesa habitual cuando notaron que Selene se había sentado en una mesa cercana. No pasó mucho tiempo antes de que varios alumnos la rodearan, bombardeándola con preguntas.

—Reid, ¿y si la invitamos a que se siente con nosotros? —preguntó

Kate, observando la escena con interés.

—Parece que se volvió muy popular, y apenas llegó —comentó

Pogue con una sonrisa divertida. —Vamos, cariño, parece que estás un poco celosa de la atención que está recibiendo la nueva —bromeó Pogue, dándole un leve codazo a Kate.

—Para nada —respondió Kate con indiferencia.

—Entonces voy a decirle que se siente con nosotros —dijo Reid, sin esperar aprobación.

—Caleb, espera, tal vez no quiera —intentó advertir.

Pero Reid no le hizo caso. Se acercó a la mesa de Selene y miró a los demás estudiantes con una expresión de fastidio.

—Ya largo, la están abrumando —ordenó con autoridad.

Todos suspiraron y, aunque con cierta reticencia, regresaron a sus respectivas mesas.

Selene soltó una pequeña risa y miró a Reid con gratitud.

—Gracias por salvarme, no sabía cómo deshacerme de ellos —admitió con una sonrisa.

—De nada, linda. Por cierto, soy Reid Garwin —se presentó con su característica confianza.

Selene sonrió.

—Selene Belial, un gusto.

—¿Quieres sentarte conmigo y mis amigos? —preguntó Reid, señalando su mesa.

—Claro, ¿por qué no? Gracias —respondió Selene, tomando su bandeja de comida y siguiéndolo.

Cuando llegaron a la mesa, Selene se sentó junto a Reid, quien miró a Caleb con una sonrisa triunfal.

—¿Ves? —dijo Reid, divertido.

Caleb rodó los ojos antes de hablar.

—Y bien, ¿qué te trae por aquí?

—Tranquilo, Cal, primero hay que presentarnos—intervino Pogue.

—Sí, Pogue tiene razón —coincidió Reid antes de girarse hacia Selene—. Selene, él es Pogue Parry.

—¿Qué tal? —saludó Pogue con una leve inclinación de cabeza.

—La chica a su lado es Kate Tunney, su novia —continuó Reid.

Kate le dedicó una sonrisa educada.

—Él es Tyler Simms, y ellos son Sarah Wenham y Caleb Danvers —finalizó Reid.

Selene los miró a todos con interés antes de sonreír.

—Un gusto conocerlos.

—Así que ustedes son los famosos Hijos de Ipswich —dijo Selene con una ligera sonrisa, su tono sereno pero con un matiz juguetón.

Caleb arqueó una ceja.

—¿Has oído hablar de nosotros?

Selene asintió con tranquilidad.

—Sí, los alumnos de esta escuela hablan maravillas de ustedes. Dicen que son famosos.

Reid soltó una risa divertida.

—¿Famosos? Depende de quién lo diga.

Selene ladeó la cabeza, sus ojos esmeralda brillando con astucia.

—Oh, créeme, he oído muchas historias. Pero prefiero descubrir la verdad por mí misma.

Caleb la observó con detenimiento. Había algo en ella que lo inquietaba, una sensación inexplicable que no terminaba de definir.

—¿De dónde vienes? —preguntó Tyler, intentando romper la tensión.

—De Kensington —respondió Selene con naturalidad.

—Un lugar muy elegante y bastante alejado —comentó Tyler.

—Sí —admitió Caleb—. ¿Y qué te trajo a Ipswich?

Selene sonrió con un aire enigmático.

—Bueno, mi familia es de aquí.

—¿Quién de tu familia? —insistió Caleb, su curiosidad despertando aún más.

—Tranquilo, Caleb, pareces un interrogatorio policial —intervino Reid con una sonrisa burlona.

Kate rodó los ojos y decidió intervenir.

—Bueno, bienvenida, Selene.

—Te lo agradezco —respondió ella con cortesía.

Sarah frunció el ceño, incómoda por la actitud segura de la chica.

—Esperemos que no traigas problemas contigo —dijo con un tono seco.




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