Los Hijos de Ipswich El lado oscuro del pacto

Capítulo 2 – Noche de Fuego y Sombras

La fiesta estaba en su punto más alto.La música retumbaba entre los árboles, vibrando con el pulso de los cuerpos que se movían al ritmo del bajo. Las llamas de la fogata danzaban, proyectando sombras titilantes sobre los rostros de los estudiantes, mientras las risas y los murmullos se entrelazaban con el crujido de la leña.

Apoyada contra su auto, Selene observaba todo desde la distancia. Su mirada era serena, casi felina, como si disfrutara del ambiente sin necesidad de formar parte de él. Finalmente, decidió acercarse. Caminó con paso firme, su silueta recortada por la luz del fuego. El vestido negro abrazaba su figura con una elegancia sobria, y sus botines resonaban suavemente sobre la tierra húmeda.

Varias miradas se giraron hacia ella. Algunos susurraron su nombre. Pero Selene no pareció notarlo. O simplemente no le importó.

Tyler, que estaba junto a la hoguera con una bebida en la mano, la vio acercarse y se quedó inmóvil por un instante. Luego, como si algo lo empujara desde dentro, dio un paso... pero se detuvo. Reid se le había adelantado.

—Te ves increíble —murmuró Reid, escaneándola de arriba abajo con una sonrisa ladeada—. Toda una belleza.

Selene sonrió con sutileza, ladeando la cabeza con un gesto encantador.

—Gracias.

—Bueno, ¿qué esperabas? —añadió Reid con una risa ligera, encogiéndose de hombros—. Aquí sabemos apreciar lo bueno.

—¿Quieres algo de beber? Hay soda, cerveza... o algo más fuerte —ofreció, con un guiño cómplice.

—Una soda está bien —respondió ella, sin perder la compostura.

—¿En serio? Bueno, tú sabrás —dijo Reid, algo sorprendido, antes de ir por la bebida. Al regresar, se la entregó con una sonrisa.

—Gracias —dijo Selene, tomando la lata.

—De nada, linda —respondió él, acercándose un poco más—. ¿Y qué opinas de la fiesta?

Selene lo miró con diversión, inclinando ligeramente la cabeza.

—Interesante. Aunque esperaba algo más... emocionante.

Reid soltó una carcajada.

—Dale tiempo. Apenas empieza.

Con un gesto animado, le tendió la mano.

—Y ya que tienes tu soda... ¿bailamos?

—Claro —aceptó ella con una sonrisa.

Ambos se dirigían hacia la zona donde la música era más intensa cuando fueron interrumpidos por Kate y Pogue. Kate, colgada del brazo de Pogue, saludó con entusiasmo:

—¡Qué bien que viniste, Selene!

—Bueno, no me podía negar —respondió ella con una sonrisa tranquila.

—Vimos tu auto —comentó Pogue—. Es bueno.

—Ya llevo tiempo con él. Fue un regalo —dijo Selene.

—Sí que saben interrumpir —murmuró Reid con una sonrisa torcida.

En ese momento se acercaron los demás. Sarah la miró de arriba abajo con aprobación.

—Te ves bien, Selene. Y parece que te cuidas.

—¿Lo dices por la soda? —preguntó Selene, alzando una ceja.

—Sí, ¿por qué no bebes como los demás? —añadió Pogue, curioso.

—Bueno, aún tengo 17 —respondió ella con naturalidad.

—¿Aún eres menor de edad? Pensé que tenías 18 como nosotros —dijo Caleb, sorprendido.

—Entonces, ¿cómo estás en nuestra clase? —preguntó Tyler, intrigado.

—Me adelantaron un año por ser aplicada —explicó Selene, encogiéndose de hombros.

Tyler sonrió, impresionado.

—Vaya... qué inteligente.

Selene le devolvió la sonrisa, sin apartar la mirada.

—Gracias.

—Sí, sí, como sea —interrumpió Reid, volviendo a tomar su mano—. ¿Bailamos?

—Sí —respondió ella, dejando que la música los envolviera.

La música se intensificó, un ritmo grave y envolvente que parecía sincronizarse con los latidos de la tierra. Reid guió a Selene entre los cuerpos danzantes, abriéndose paso con una seguridad casi arrogante. Ella lo siguió sin perder su porte, como si el caos a su alrededor no pudiera tocarla.

Cuando llegaron al centro, Reid colocó una mano en su cintura. No fue invasivo, pero sí lo bastante claro: estaba interesado. Selene lo permitió, aunque su mirada vagaba por el lugar, como si buscara algo más allá del momento… y lo encontró. Aunque bailaba con Reid, sus ojos estaban fijos en Tyler.

Reid lo notó.

—Parece que no me estás prestando atención —dijo, acercándose lo suficiente para que su voz se perdiera entre la música.

—Lo siento, no me percaté —respondió Selene, volviendo a mirarlo—. Te prometo que ahora sí.

Reid rió, encantado con la respuesta.

—Sabes… me intrigas un poco.

Selene giró sobre sí misma con elegancia, dejando que su cabello rozara el rostro de Reid al pasar. Él la siguió con la mirada, fascinado.

Desde la distancia, Tyler los observaba. No decía nada, pero su mandíbula estaba tensa. A su lado, Caleb y Sarah también miraban la escena. Caleb notó el cambio en su expresión.

—¿Todo bien? —preguntó, alzando una ceja.

—Sí —respondió Tyler, sin apartar la vista—. Solo... curioso.

—¿Curioso por ella o por Reid? —intervino Sarah con una sonrisa maliciosa.

Tyler no respondió, pero el destello en sus ojos fue suficiente.

Mientras tanto, Kate y Pogue se habían unido a la pista. Tyler, como si necesitara distraerse, se levantó e invitó a una chica a bailar. Pero incluso entre risas y pasos de baile, sus ojos volvían una y otra vez hacia Selene.

Ella tampoco apartaba la mirada. Aunque se movía con gracia, parecía flotar entre los movimientos, como si cada gesto estuviera medido, contenido. No bailaba como los demás. Había algo en ella... reservado, casi peligroso.

—¿Te gusta Ipswich? —preguntó Reid, inclinándose hacia ella.

—Tiene su encanto —respondió Selene, sin mirarlo directamente—. Aunque aún no decido si es real... o solo una fachada.

—¿Y yo? —preguntó él, medio en broma—. ¿Soy fachada o encanto?

Selene lo miró por fin, con una intensidad que lo desarmó por un segundo.

—Aún estás en evaluación.

Reid sonrió, pero su tono cambió ligeramente.

—¿En serio? Porque parece que tu vista se centra en otro.




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