Los Hijos de Ipswich El lado oscuro del pacto

Capítulo 6 – Parte I: Entre luces y sombras

Tyler se detuvo en el umbral, con el ceño ligeramente fruncido.—¿Segura que estás bien?

Selene, sentada en la cama, le sostuvo la mirada con serenidad.—Estoy bien. No es necesario que te quedes.

Pero Tyler no parecía convencido.

—Te ves cansado —insistió Selene—. Deberías ir a casa. Seguro tus padres están preocupados.

Tyler entró con decisión y se sentó en el borde de la cama.—Ya les llamé. Les dije que me quedaría en los dormitorios con Reid.

Selene arqueó una ceja, divertida.—Vaya... Así que el chico virtuoso miente a sus padres solo porque se preocupa por mí.

Tyler esbozó una media sonrisa.—No me molesta decir una mentira altruista por las personas que considero importantes en mi vida. Además, aunque parezca un chico ejemplar, te aseguro que soy más complejo de lo que parece a simple vista.

Selene soltó una risa suave.—Sí, ya lo noto, Ty. Así que... soy importante para ti.

Tyler suspiró y se pasó una mano por el cabello, algo nervioso. —Sí... lo eres.

Selene bajó ligeramente la cabeza, con una sonrisa que destilaba afecto. —Tú también lo eres para mí, Ty.

Durante un instante, ambos se quedaron en silencio. Sus miradas se entrelazaron en una complicidad tácita, llena de palabras no dichas. La conexión entre ellos era profunda, casi tangible.

Tyler se enderezó un poco, con el tono grave. —Además, no puedo dejarte sola. Tu herida aún no sana, y menos con Demioz entrando y saliendo de aquí a su antojo. Es peligroso. Después de lo que les hizo a los cazadores... si antes no confiaba en él, ahora mucho menos.

Selene bajó la mirada.—Sí, lo sé.

El silencio se instaló entre ellos, pero no era incómodo. Era casi reconfortante. Finalmente, Selene alzó la vista con una expresión serena. —¿Te quedarías? Solo por esta noche.

Tyler sonrió. —Debo admitir que... ya lo había considerado. No quiero dejarte sola, no así.

—Gracias, Ty —dijo ella con dulzura—. Entonces... ¿te quedarás?

—Sí, pero... —Tyler vaciló un instante—. ¿Estás segura?

Selene asintió con firmeza. —Absolutamente.

Tyler se levantó.—Bien. Me quedaré en la sala... o en otra habitación, si prefieres.

Selene lo tomó del brazo con suavidad.—Espera, Ty... ¿te quedarías conmigo?

Él la miró con sorpresa. —¿No estarás incómoda? Además... tu herida es reciente.

—No te preocupes. Ya no me duele tanto. Y... no estaría incómoda contigo.

Tyler dudó por un segundo, luego sonrió con ternura. —Está bien.

Se recostó junto a ella con delicadeza, rodeándola con un abrazo protector. Selene se acomodó en sus brazos, dejando que el silencio hablara por ambos.

Selene se aferró ligeramente al borde de su manta, mirándolo con una mezcla de gratitud y fragilidad. —Gracias por quedarte. Cuando estás conmigo, la soledad desaparece... me siento segura, a salvo.

Tyler le acarició con suavidad el cabello, sus ojos llenos de afecto.—Me gusta la idea de ser tu refugio. Descansa, fue un día largo.

Selene susurró, con voz casi temblorosa:—

¿No me dejarás sola, verdad?

Tyler sostuvo su mirada con firmeza y dulzura.—Nunca podría hacerlo.

Selene cerró los ojos, sintiendo el calor envolvente de su presencia. Por un instante, todos los problemas quedaron atrás: el caos, el peligro, el pasado que la perseguía, ese destino incierto... Nada de eso importaba.Solo ellos dos, compartiendo una calma preciosa en medio de la tormenta.

Y así, abrazados, agotados, compartieron un momento de conexión profunda. El sueño los fue envolviendo lentamente, llevándolos al descanso.

La habitación estaba en penumbra, iluminada solo por la tenue luz lunar que se filtraba por la ventana. El calor de Tyler junto a ella, su respiración tranquila, su abrazo firme pero reconfortante... Por primera vez en mucho tiempo, Selene permitió que su cuerpo y mente descansaran.

Sin embargo, el insomnio la invadió. Abrió los ojos. Las memorias se agolparon.

Tyler lo notó enseguida. Sin decir nada, apoyó la barbilla con ternura sobre su cabeza.Su voz fue apenas un susurro: —No tienes que ser fuerte todo el tiempo, Selene.

Ella cerró los ojos, dejando que esas palabras se asentaran dentro de su caos interior.—Lo sé... pero a veces siento que si me detengo, todo se derrumbará.

Tyler la estrechó un poco más. —Ya no estás sola. No tienes que cargar con todo ese tormento tú sola... estoy contigo.

Selene sintió un nudo en la garganta.No dijo nada. Solo se acurrucó más contra él, buscando ese consuelo que sólo él parecía ofrecerle.

El silencio no era incómodo. Era un santuario.

Tyler deslizó una mano por su espalda con suavidad, como si quisiera asegurarse de que estaba ahí, de que no se desvanecería. —Cuando todo esto termine… —murmuró— quiero que tengas paz. Que te sientas feliz. Segura.

Selene sonrió, apenas.—¿Crees que eso sea posible para alguien tan ligada a la oscuridad?

Tyler exhaló despacio.—Si dependiera de mí, haría lo que fuera necesario para que ese deseo se hiciera realidad.

Selene alzó la mirada.En los ojos de Tyler, encontró algo más que palabras... encontró un lugar al que podría pertenecer.

Sin pensarlo demasiado, Selene levantó una mano y la apoyó suavemente en el rostro de Tyler.Ambos se observaron en silencio, y por un instante, el mundo pareció detenerse.La conexión entre ellos era tan palpable que no hacía falta palabras.

Y entonces, sin esfuerzo, sin duda, simplemente… se besaron.

Fue un beso lento, cálido, lleno de ternura. Una caricia entre almas, cargada de palabras no dichas, de heridas compartidas, de esperanzas sostenidas en el borde de la oscuridad.

Al separarse, sus miradas aún se aferraban la una a la otra.

Selene bajó ligeramente la voz, con una sonrisa que apenas se dibujaba en sus labios.—Gracias, Ty.

Tyler la miró con curiosidad suave.—¿Por qué?

Selene apoyó la frente contra la suya, cerrando los ojos un momento. —Por estar siempre apoyándome… incluso en mis peores momentos.




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