Luego Tyler asintió para sí mismo y se dirigió al pasillo. Mientras caminaba, se preguntó en qué recámara estaría Selene. No tuvo que buscar mucho: la puerta de su habitación estaba entreabierta.
Entró con cuidado, cerrando con suavidad tras de sí.Selene estaba recostada sobre su cama, mirando por la ventana. La luz de los relámpagos iluminaba fugazmente su perfil.
Tyler se acercó en silencio, sentándose en la esquina del colchón. Con delicadeza, le apartó un mechón de cabello del rostro.
Selene giró la cabeza apenas.
—Perdón —susurró Tyler—. No quería despertarte.
—No me despertaste —respondió ella con voz baja—. No puedo conciliar el sueño… los truenos me inquietan.
Tyler sonrió con un dejo de ternura.—¿Así que te asustan los truenos?
Selene desvió la mirada, con una leve sonrisa.
—No… solo me inquietan.
Él soltó una risa suave.
—Y dime… ya que de todas las recámaras en esta casa elegiste la mía, ¿qué te parece?
Selene se encogió de hombros, ladeando la cabeza hacia él.
—Es cálida… ordenada. Me agrada, Ty.
—Me alegra saberlo —dijo Tyler, bajando un poco la mirada, como buscando palabras que no fueran torpes—. Quería hablar contigo.
—Dime —susurró ella, observándolo con interés.
Él respiró hondo. Sus ojos eran sinceros, pero algo nerviosos.
—Sé que dije que no te presionaría, pero… Selene ¿quieres ser mi—
Ella le puso suavemente un dedo sobre los labios, deteniéndolo.
—Tyler… —bajó la mirada un instante—. Sé lo que vas a preguntarme.
Y me gustas, de verdad. Mucho. Pero… es complicado.
Tyler frunció el ceño con preocupación.
—Esto puede sonar inmaduro pero… ¿hay alguien más? Pregunto dudoso.
—No. No es eso —respondió con firmeza—. Es solo que… sabes todo lo que ha pasado. Parte de esto fue culpa mía. Ayudé a Demioz a completar el ritual que trajo a Belial… y a Neberiuz.
Tyler la observó con seriedad.
—Sí, pero él te manipuló. No fue tu elección real.
Selene bajó los ojos, suspirando.
—Lo sé. Pero… por mi causa, se abrió la puerta. Criaturas como el Canis Tenebris llegaron hasta Ipswich. Y vendrán más.
—Y los derrotaremos —afirmó Tyler.
—Tal vez… —dijo ella, con tristeza—. Pero aún así, todo esto empezó por mí.
Tyler acarició su mejilla con la yema de los dedos.—No. Empezó por Demioz. No puedes cargar sola con todo. Y no estás sola, Selene.
Tienes a Caleb, a Reid, a Pogue a Kate y Sarah… me tienes a mí.
Trata de ser feliz… aunque sea por un momento.
Selene lo miró, sus ojos brillando por la sinceridad de sus palabras.—Gracias, Ty.
Tyler sonrió.—Entonces… ¿Me darías la oportunidad y serías mi novia?
Ella lo miró fijamente unos segundos. Luego, con una pequeña sonrisa, respondió:
—Supongo que sí… merezco una segunda oportunidad para intentar ser feliz. Así que… claro, Ty.
Los ojos de Tyler se iluminaron. Su sonrisa era tan pura como la lluvia tras la tormenta.
Selene asintió, correspondiendo a su alegría.
Sin decir nada más, Tyler se inclinó.Sus miradas se encontraron.El silencio se volvió cómplice.
Y entonces se besaron. Con ternura. Con amor. Con esa pasión contenida que por fin pudo salir a flote.
Mientras se besaban, Tyler rodeó su cintura y subió lentamente por su espalda. Sus dedos la exploraban con cuidado, con respeto… hasta que se detuvo.
—Lo siento… —susurró, deteniéndose.
Selene lo miró con intensidad, sus manos sobre su pecho.
—No te detengas —dijo con voz suave pero firme—. Quiero estar contigo.
Tyler acarició su rostro con infinita delicadeza.
—¿Estás segura?
Ella asintió, sin dudar.
—Sí.
Y en ese instante, no existía el pasado, ni el miedo, ni los demonios afuera.Solo ellos.Bajo el techo de una noche que parecía querer protegerlos por fin.
Tyler la miró a los ojos, buscando una última confirmación en ese silencio compartido.Pero Selene, sin apartar la mirada de la suya, asintió con dulzura.—Estoy segura, Ty. Confío en ti.
Él se inclinó con lentitud, y sus labios volvieron a encontrarse en un beso suave, más profundo esta vez. No había prisa. Era como si el tiempo se hubiera detenido sólo para ellos.
Las manos de Tyler recorrieron su espalda con cuidado, como si temiera romper algo sagrado.La acercó un poco más, sintiendo el latido de su corazón junto al suyo.—Eres tan hermosa… —susurró contra su piel.
Con una mezcla de deseo y ternura, **Selene** le ayudó a quitarse la camisa. **Tyler** depositó besos suaves en su cuello, deslizando sus manos con cuidado. La tormenta rugía afuera, pero dentro de aquella habitación, solo existían ellos dos. Dejaron atrás el caos que los atormentaba, entregándose el uno al otro en una apasionada noche.
La lluvia seguía golpeando las ventanas, pero dentro de la habitación, el mundo parecía haberse detenido. **Tyler** deslizó sus dedos por la piel de **Selene**, trazando un camino de caricias suaves mientras sus labios exploraban cada rincón de su cuerpo.
**Selene** cerró los ojos, dejándose llevar por la calidez de su toque. Sus manos recorrieron la espalda de **Tyler**, sintiendo la firmeza de sus músculos bajo sus dedos.
—Eres increíble —susurró **Tyler**, apoyando su frente contra la de ella.
**Selene** sonrió, acariciando su rostro con ternura.—Tú también, Tyler.
Sus labios se encontraron de nuevo, esta vez con más profundidad, con más necesidad. **Tyler** la sostuvo con delicadeza, como si quisiera memorizar cada detalle de su cuerpo, cada suspiro que escapaba de sus labios.
La tormenta afuera rugía con fuerza, pero dentro de aquella habitación, solo existía el calor de su piel, el latido acelerado de sus corazones y la certeza de que, en ese instante, no había dudas ni miedos.
**Selene** deslizó sus manos por el pecho de **Tyler**, sintiendo el ritmo de su respiración.
—Quiero que esta noche sea nuestra —susurró contra sus labios.
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Editado: 14.08.2025