Los Hijos de Ipswich El lado oscuro del pacto

Capítulo 16: Parte I — Encuentros

A la mañana siguiente.La luz de la mañana se filtraba suavemente por la ventana, bañando la habitación en tonos dorados. Selene dormía acurrucada contra el pecho de Tyler, respirando tranquila. Él fue el primero en abrir los ojos. Permaneció inmóvil unos segundos, observándola con una sonrisa serena; su mano se deslizó con cuidado para acariciar la mejilla de ella.

Selene frunció apenas el ceño al sentir el roce, y entreabrió los ojos.

—Buenos días, Ty —murmuró con voz adormilada.

Tyler sonrió con ternura y depositó un beso cálido en su frente.—Buenos días, lumière.

Ella parpadeó un par de veces, intentando ubicarse.—¿Qué hora es? Tenemos que ir a la academia…

—Tranquila, aún es temprano —respondió Tyler, acariciando distraídamente su cabello—. ¿Qué te parece si preparo el desayuno?

Selene lo miró divertida y negó con la cabeza.—No, esta vez me toca a mí. Además, te debo consentir… faltan solo dos días para tu cumpleaños y todavía no sé qué regalarte.

Tyler se inclinó hacia ella y la atrajo contra su pecho, abrazándola con fuerza.—No te mortifiques —susurró con sinceridad—. No necesito nada. Ya soy bastante afortunado con tenerte a mi lado.

Selene rodó los ojos, divertida, aunque no pudo evitar que se le escapara una sonrisa.

—Siempre tan cursi.

—No lo niegues —dijo él, con esa calma característica que contrastaba con el brillo pícaro de sus ojos—. Te encanta que lo sea.

Ella rió bajito y lo besó en los labios, apenas un roce.—Lo admito, me encanta. Pero hablo en serio, quiero darte algo que realmente te guste.

—Cualquier cosa que venga de ti me encantará —contestó Tyler con firmeza.

Selene arqueó una ceja.—¿Aunque termine regalándote un llavero?

—Seguro me gustaría —replicó él, encogiéndose de hombros con una sonrisa genuina.

El soltó una risa y se incorporó para vestirse. Selene lo siguió con la mirada, aún recostada, disfrutando de la escena en silencio. En ese momento, el celular de Selene comenzó a sonar sobre la mesa de noche. Ella lo tomó; en la pantalla aparecía número desconocido.

El timbre persistía.

—¿No vas a contestar? —preguntó Tyler, sentándose en la cama.

Selene dudó unos segundos, mordiendo suavemente su labio inferior.—No conozco el número…

—Bueno, al menos revisa quién es —sugirió Tyler, en tono tranquilo.

—Sí… supongo —respondió Selene, con cierta inquietud reflejada en sus ojos.

Sin más, Selene contestó la llamada.—¿Sí? —preguntó con voz seria.

Del otro lado se escuchó una voz burlona, cargada de sarcasmo.—Buenos días, encanto.

Selene arqueó una ceja.—¿Quién habla?

—Vaya, ¿ya no reconoces mi encantadora voz, Seli? —se mofó la voz—. ¿O debería empezar a llamarte primita?

Selene rodó los ojos con fastidio.—Ah… eras tú. ¿Qué quieres, Chase?

—Bueno… —su tono sonó aún más engreído—. Hace unos días, te ofreciste a cuidarme por ese pequeño detalle de que mi brazo terminó roto… cortesía de tu ex, Demioz. Así que pensé en una manera de que me fueras útil. Ya que hoy, por pura generosidad, le di el día libre a mi chófer… ¿qué tal si eres amable con tu primito y pasas por mí para llevarme a la academia? ¿Mmm? ¿Qué opinas, Seli?

Selene frunció los labios, con evidente molestia.—¿No puedes ir en taxi… o en autobús, como cualquier persona normal?

—Todas esas opciones suenan maravillosamente fastidiosas, Seli —contestó él con desinterés —. Pero no las necesito, porque te tengo a ti. Según recuerdo, te ofreciste a ayudarme en cualquier cosa hasta que mi brazo sanara… ¿o acaso eran palabras huecas? ¿Será que Selene Beliar no cumple su palabra?

Selene apretó los dientes, a punto de llamarlo “Inbe…” pero se contuvo. Suspiró resignada.—Está bien, pasaré por ti.

Chase soltó una risa burlona, complacido.—Te lo agradezco, Seli. Eres una gran persona… deberían haber más como tú. Y sé puntual, primita… no tolero la impuntualidad.

Colgó sin darle oportunidad de replicar.

Selene miró el celular, chasqueando la lengua.—Idiota…

Tyler, que había seguido la conversación en silencio desde la cama, arqueó una ceja con media sonrisa.—¿Así que vas a ser el chófer de Collins?

Selene suspiró y dejó el teléfono sobre la mesa.—Sí. Le dije que lo ayudaría mientras se recupera del brazo. No puedo romper mi palabra y, bueno… sabes cómo le encanta usar todo para su conveniencia.

Tyler se levantó, rodeándola suavemente con los brazos y depositando un beso en su cuello.—No tienes que cuidar de él si no quieres. Lo sabes, ¿verdad?

Selene apoyó la frente contra su hombro y suspiró, dejando escapar en voz baja:—Sí, lo sé.

El timbre de otro celular interrumpió el momento. Esta vez fue el de Tyler. Él lo tomó de la mesita, leyó rápidamente el mensaje y dejó escapar un suspiro cansado antes de guardarlo en su bolsillo.

—Es mi padre —dijo finalmente, frotándose la nuca con cierta incomodidad—. Quiere hablar conmigo sobre la Ascensión… ya sabes, la típica charla que nos dan a los hijos de Ipswich.

Selene ladeó la cabeza, arqueando una ceja con una sonrisa ligera.—Creí que esa charla ya se las daba Caleb todo el tiempo.

Tyler soltó una breve risa, aunque se encogió de hombros con un gesto resignado.—Sí, lo hace. Pero bueno… supongo que mi padre quiere recordarme el peligro de abusar de los poderes.

Selene apoyó una mano en su brazo, presionando apenas para darle calma.—Bueno, eso significa que se preocupan por ti. Y eso… es bueno.

Tyler bajó la mirada por un instante, como si esa simple afirmación lo pesara más de lo que debería. Sonrió apenas, pero en sus ojos aún se notaba una tensión latente.—Sí, supongo… —murmuró, jugando con el anillo en su dedo como quien busca distraerse—. Tengo que irme.

Se inclinó un poco hacia ella, bajando la voz.—Por cierto… ¿no se te hace raro que no haya aparecido ningún Tartareum Monstrum últimamente? No me quejo, claro —exhaló una risa corta—, es un alivio, pero ya sabes… es extraño.




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