La noche más esperaba para los Licantropos había llegado, aquella donde la luna estaba en todo su esplendor en el cielo y marcaba la maldición que corría por sus venas, obligándolos a entrar en un estado salvaje les gustara o no, no había forma conocida hasta el momento de poder evitar aquella transformación. Octavia sabía que quedarse en la ciudad no era lo más ideal, no tenía las condiciones para poder encerrarse como lo hacía en su casa en una habitación sellada por un poderoso hechizo, y aunque podría intentar atarse con cadenas prefería no arriesgar la vida de Leonardo o de algún otro inocente de aquella urbanización, despues de todo había prometido comportarse, pero sobre aquella promesa, le preocupaba más poder herir a Leonardo, le había agarrado apreciado por todo lo que había hecho por ella, y su familia, pero aquel lugar no tenía el equipamiento necesario para poder contener a su bestia interna.
El único lugar medianamente seguro que conocía, era el territorio de la triada y ya tenía un asunto pendiente en ese lugar, sumando que fue invitada por sus propios Alfas para formar parte de ellos. Entre los últimos mensajes que intercambio con Azumi, se le comento sobre que iban a realizar un ritual, cual llamaban “ceremonia lunar”, una tradición muy antigua entre los lobos y del cual estaba la Alfa muy contenta en que la Bozkurt pudiera ser parte en aquella ocasión.
Una vez alisto la mochila con todas sus pertenencias, que no eran más que un par de camisas, pantalones, algunos objetos personales y su celular, lo mismo con lo que había escapado de su hogar aquella mañana. Una vez bajo con la mochila en su espalda, se encontró a Leonardo sentado en la sala, observando en la televisión lo que era la inauguración de la famosa Liga Nacional de Duelos Mágicos, una competencia donde diferentes brujos se enfrentaban para conseguir el título de Campeón, un deporte que se había vuelto muy popular, y que fue una de las herramientas para integrar a los humanos a la magia, y de la cual Octavia sabía que su hermana desde muy joven, estaba interesada en convertiste en una duelista profesional, y ahora que habían cumplido ambas los dieciocho años, estaba segura que intentaría inscribirse y pasar las pruebas necesarias para debutar aquel año.
–Hoy me voy a ir –Dijo Octavia en voz alta, buscando llamar su atencion - no es seguro que me quede
–¿Por qué dices que no es seguro? –Leonardo se giró, para poder observar a Octavia, algo preocupado por sus palabras – ¿Te has metido en algún problema?
–Es noche de luna llena –apretó su mano izquierda, como si pudiera sentir como su cuerpo se desesperaba a medida que se acercaba la noche – aparte ya ocupe mucho tiempo tu casa
Leonardo sabía muy bien que aquel día llegaría tarde o temprano, y a pesar de que había visto en las noticias las recomendaciones de Salem sobre no viajar durante la noche y si vivían en zonas donde podría haber presencia de Licántropos, se comendaba no salir de sus hogares hasta que el amanecer se hiciera presente
–¿A dónde piensas ir? –ya se había acostumbrado a la presencia de la rubia, pero entendía que en algún punto debía de salir de la ciudad, ya que debía de encontrar a su Padre, despues de todo aquella fue la razón por la cual salio de su propio hogar
–Encontré unas manadas a las afueras de la ciudad, por las montañas
–¿Existen licántropos cerca de la capital? –El chico coloco una cara de sorprendido, o confundido – ¿Qué has prometido para que te acepten con ellos?
–Me topé con ellos hace un par de dias –hizo una leve mueca– y no prometí nada, creo que quieren armar un lugar seguro para lobos, una gran manada –despues de la cacería que tuvieron, para la joven Bozkurt entendía aquel significado de que un lobo debe de cuidar a otro.
–¿Y estas segura de ir con ellos? Parece algo muy bueno para ser cierto
–No tengo elección Leo, o me voy con ellos o me transformo a aquí y te mato a ti y a todos los vecinos –la joven rubia alzo sus manos, como si estuviera señalando a toda la urbanización – no quiero causarte más problemas, ya suficiente hiciste con recibirme estos dias
Octavia no quería hablarle sobre los lazos de su Padre con Azumi, si aquel sujeto estaba siendo buscado por el Gobierno, consideraba que mientras menos personas supieran algunas conexiones era mejor, despues de todo el brazalete en su muñeca les indicaba a ellos donde estaba posicionada, y era más que obvio que sabían que estaba quedándose en aquella casa, asi que ya estaría marcado si algo llegara a ocurrir en un futuro. El chico se ofrecido a llevarla hasta un punto cercano al campamento de los licántropos, justamente en una desviación en la carretera que continuaba en un camino de tierra con diversas marcas de neumáticos, que mostraba que era un camino muy concurrido.
–Octavia, por favor... si las cosas se ponen mal, llámame –alcanzo decir el muchacho, del cual solamente recibiera una sonrisa como respuesta por parte de Octavia, antes que comenzara a caminar por aquel sendero, por un momento pensó en girarse para observar por última vez a su amigo, pero sabía que lo mejor que podía darle como agradecimiento era que volviera a su vida normal, y que la viera por última vez como una mujer segura y lo suficientemente fuerte para valerse por sí misma.
Si mal no recordaba, el pueblo de los lobos se encontraba a media hora caminando, quizas un poco más, pero en cada paso que daba entre aquel aroma de pino y tierra mojada del bosque, podía encontrar el olor de aquellas manadas, que podía servirle como una guía para no perderse entre los grandes árboles.
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Editado: 27.10.2025