El canto de las aves junto al sonido de la corriente de agua, despertaron a Octavia quien dormida sobre una de aquellas rocas en la orilla del rio, la joven rubia alzo su mano diestra para cubrirse un poco la cara de la luz del sol, mientras sus ojos recorrían un poco el lugar. Sentía que la cabeza le iba a estallar, y un sabor extraño en su boca, el sabor de la sangre proveniente de un ciervo que estaba a su lado, destrozado tras convertirse en su cena durante la cacería, pero por más que intentaba recordar lo que pasó durante la noche, lo único que podía asegurar fue estar delante del chaman, luego de eso todo estaba en blanco.
Una vez se colocó de pie, se acercó al rio para limpiarse los restos de sangre que aún tenía en su cuerpo, aquella agua estaba algo fría pero se sentía agradable, lo suficiente para agradarse en ella para darse un baño, y aun estando dentro del rio podía ver a los peces nadar al ser muy cristalina y aquello le gustaba, era algo muy diferente a pesar de que el sabor de la sangre no era precisamente de sus favoritas, quizas en algún punto le agarraría el gusto, ya sea por costumbre o instinto depredador. Lo que sí, es que darse aquel baño en el rio, le hacía sentirse relajada, una sensación que se acabaría al escuchar como un grupo de personas se acercaba a su ubicación.
Octavia se giró en dirección de donde provenían aquel sonido provocado al romper algunas hojas secas o ramas, al caminar, aun estando alerta de quien podría acercarse, escondió parte de su cuerpo desnudo detrás de una de las rocas. Un leve suspiro se escapó de su boca tras poder apreciar de quienes se trababan: Los tres Alfas de la triada Roman, Azumi y hasta al que no había conocido hasta ahora pero si había visto pelear en la jaula: Edgar.
–Octavia –Azumi fue la primera en hablar, saludando a la chica y dejando que Roman le aventara la ropa que le habían traído, cerca de las rocas donde se encontraba – Debemos regresar ya, estamos muy cerca de la frontera
–Podrían… Voltearse – hizo una pequeña seña con sus manos para que los chicos hicieran caso, y poder salir del agua más tranquila
Roman soltó una leve sonrisa antes de girarse, dándole la espalda para luego encender aquel cigarrillo, que ya había llevado previamente a su labio. Mientras Edgar, ni siquiera le hizo caso, parecía tener su atencion en otro lugar. Octavia no tardó mucho en salir del rio, tomando aquel kimono negro que le habían llevado. Mientras se ajustaba la ropa, no pudo evitar observar el brazo de Edgar, se encontraba vendado, pero su atencion estaba más en aquellas pequeñas manchas de sangre, que sobresalían.
—No perdamos más tiempo, regresemos —rompió el silencio Edgar, con un tono firme a la vez que fruncía el ceño.
Octavia dejándose llevar por su curiosidad, se volteo para observar a la misma dirección a donde Edgar tenía rato con la mirada fija, apreciando como un grupo de seis Cazadores de Salem se encontraban al otro lado del rio. Cinco se encontraban sentados en cuclillas, mientras el sexto les observaba desde atras, con las manos guardadas en los bolsillos, sin duda alguna aquel sujeto era el Capitán del grupo
—¿Qué hacen aquí? ¿No se supone que tienen un acuerdo? –pregunto ahora pasando a observar a los Alfas, notando que Edgar ya se encontraba marchándose.
—Asi es, pero cuidan la frontera por si un licántropo cruza el límite durante la luna llena –respondio Roman, tras soltar un poco de humo — nadie se había acercado mucho, hasta anoche.
— Es mejor continuar esta conversacion en otro lugar –Azumi coloco su mano sobre el hombro de Octavia, para buscar llamar su atencion –vámonos.
El grupo se alejó del rio, adentrándose del bosque detrás de Edgar, quien marcaba el ritmo de regreso al pueblo, trataba de seguirles el paso a todos pero su cuerpo aún se encontraba adolorido por la transformación. Sin previo aviso, aquella caminata se detuvo, en un pequeño claro del bosque, donde cada uno de los Alfas tomaba asiento sobre el césped, menos Roman quien directamente se acostaba, para relajarse de esa manera ya era seguro que estaban dentro del territorio de los Licantropos y que podrían hablar sin ninguna preocupación.
— Cómo eres mi protegida, he pedido hacer esta pequeña reunión antes de regresar con la manada –comenzó la reunión Azumi
— ¿A ocurrido algo? –Octavia no entendía que estaba ocurriendo, pero podía imaginar que era algo grave, esperaba que no estuviera metida en un problema muy fuerte. Mantuvo su mirada sobre Azumi, en espera de alguna respuesta, pero no fue precisamente de ella de quien la recibió.
— Te has alejado de la manada en dirección a la ciudad –Roman no pudo evitar reírse tras aquellas palabras – y luego atacaste a Edgar, quien intento frenarte – aquellas palabras provocaron que una vez más, Octavia observara las vendas que tenía Edgar en su brazo derecho, si ella había provocado eso ¿Por qué no la ataco de vuelta?
— No me acuerdo de eso… ¿Estás seguro que fui yo? –no podía creerlo, ¿Por qué razón quisiera atacar a un Alfa?
— Note como te ibas alejando, y te corte el paso antes de que llegaras con los Cazadores —dijo Edgar— ¿De verdad no recuerdas absolutamente nada?
— No —Octavia bajo la cabeza tras su respuesta, sin saber bien que hacer, o más bien que decir, nunca recordaba que hacia mientras estuviera bajo el efecto de la luna, era como si alguien más controlara su cuerpo
— Genial —Edgar se rascó la nariz, visiblemente fastidiado— Nunca había visto nunca algo así.
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Editado: 27.10.2025