Los hijos de las tinieblas

Capítulo 13

Castillo Dracul en Bran, Braşov, Transilvania, Rumania, tras firmar la alianza entre Los Dracul y Los Höller.

Stefan había permitido que Catalin y Thomas pasen una temporada con Los Dracul, y Katha con Klaus empezarían su semana de vacaciones, las que el líder de la manada les prometió otorgarles después de realizada la misión de rescate. La joven pareja decidió pasar esa semana libre entre los vampiros del Clan Dracul, ya que tenían curiosidad por conocer más sobre ellos. La princesa vampira estaba feliz de que Katha y Klaus hayan querido pasar esos días en Bran, ya que, tras el entrenamiento de su don, la amistad entre la vampira y la híbrida se había fortalecido.

Tras la cena que Los Dracul habían ofrecido a los inesperados visitantes, los encargados del servicio doméstico empezaron a acondicionar la Torre de Catalin para que la retornada princesa se hospede en sus aposentos junto a su compañero eterno, y sus invitados tomen las habitaciones designadas a los visitantes. Killari y Helmut solo se quedarían con Los Dracul mientras sean necesarios para ayudar al traslado del Príncipe Lucian y su compañera eterna al encuentro pactado con Los Höller, y retornar al Gamma Barone y los guerreros de esa manada a sus tierras en Italia. La idea que diera Stefan, de visitar a Gianluca para que Laura presente formalmente a su predestinado hizo que la bruja y el guerrero licántropo se queden por un día más en Bran, ya que el sol de verano europeo no favorecía al traslado del príncipe vampiro durante el día, por lo que esperarían que llegue el atardecer para trasladarse hacia Teramo y mostrar sus respetos al hermano mayor de su amada compañera eterna.

La idea de pararse enfrente del Alfa y hermano mayor de Laura hubiera hecho que la mente de Lucian estuviera perdida al imaginarse mil y un situaciones que se pudieran dar en ese primer encuentro, pero lo que descubrió en Lima, cuando conoció a Lena, tenía tan ocupada su mente que ni reparó en su propia condición. Tras dejar a Laura en los aposentos que compartían en su torre, ya que su compañera eterna quería tomar un baño, el Príncipe Dracul caminó hacia el ala oeste del castillo, donde se hallaban las habitaciones de Darius e Iliana.

  • ¿General? –preguntó Lucian desde la puerta de la alcoba de Darius. Al vampiro de cabellos rubios y aspecto melancólico gustaba que le llamaran por su rango en los ejércitos. Al escuchar la voz de su amigo y hermano de crianza, dejó lo que hacía para poner atención al príncipe.
  • Lucian. Pensé que ya estarías en tus aposentos al lado de tu predestinada –a Darius le alegraba ver a su hermano de crianza completo tras haber hallado a aquella hembra que la divinidad determinó como su alma gemela, pero a la vez sentía una gran tristeza porque él continuaba en soledad.
  • Estoy aquí porque necesito hablar contigo –dijo Lucian mientras fijaba la mirada en las cuatro pinturas que adornaban la pared principal de la habitación de Darius. En ellas estaba retratada la misma mujer, pero en cuatro etapas diferentes de la vida: en la primera era una bebé de apenas unos meses de nacida; la siguiente una niña de siete años; luego se veía una adolescente de quince, y, por último, una joven mujer de unos veinte años.
  • No me gusta que contemples de esa manera mis pinturas –Darius era muy posesivo con todo lo que era suyo, más cuando se trataba de esas pinturas porque eran la representación de su predestinada. Su madre tenía el don de precognición, y cuando él apenas era un jovencito de dieciséis años –como vampiro, ya que según años humanos apenas había cumplido los siete- que había manifestado su don de nacimiento, ella recibió la visión de la apariencia de la hembra que sería el alma gemela de su hijo, por lo que decidió dejar retratado el rostro de la compañera eterna de Darius en cuatro lienzos.
  • Lo sé –dijo Lucian a la par que desviaba la mirada de aquellos cuadros, luego calló al no saber cómo decirle a su hermano de crianza lo que había descubierto sin que este salga corriendo hacia Perú-. Darius, tengo algo muy importante que decirte, pero antes de hacerlo, debes jurar que mantendrás la calma y te controlarás –lo dicho por el príncipe vampiro puso tenso al general.
  • Sé directo, Lucian. Sabes muy bien que no me gusta ir por las ramas –Darius puso total atención al príncipe.
  • Encontré a tu predestinada –lo dicho por el Príncipe Dracul hizo que Darius dejara la cómoda silla donde estaba sentado, dando un salto. Estaba a punto de exigirle a Lucian que hable de una vez todo lo que sabía sobre ella, pero recordó que le pidió mantener la calma y mantenerse controlado. Al mirar los cuatro lienzos, entendió que el príncipe vampiro le había pedido ello porque de seguro su alma gemela aún no llegaba a la edad de ser una joven mujer, por lo que decidió preguntar cuál de las tres primeras pinturas era la que representaba la edad actual de aquella que nació para ser su compañera eterna.
  • ¿Cuál de los tres primeros cuadros la representa? –Darius apretaba los puños, ya que sentía que estaba tan cerca de conocerla, pero a la vez no, ya que aún no tenía la edad para unirse a él.
  • El segundo –dicho esto por Lucian, Darius se acercó al segundo cuadro, donde se veía el tierno rostro de una niña sonriendo. De piel morena, con ojos verdes y cabello castaño claro, el delicado rostro de una niña mestiza, se dejaba ver.
  • Apenas es una niña –dijo Darius con tanta tristeza y alegría a la vez que conmovió el corazón inerte de Lucian.
  • No lo será por siempre. Por eso te pido que te mantengas calmado y en control. Aún no es tiempo para que te presentes ante ella –decía Lucian mientras Darius rozaba tímidamente con sus dedos la imagen mostrada en la pintura.
  • ¿Puedo saber más sobre ella? –preguntó el General Dracul con una sentida voz que en el fondo guardaba esperanza.
  • No te ocultaré la verdad de su origen, General. Te mereces saberlo –dicho esto por el príncipe vampiro, Darius regresó a su asiento enfrente de Lucian, para que este continúe-. Se llama Lena, tiene siete años, es hija mestiza de un brujo y una licántropa. Es una Höller, la sobrina del Alfa Stefan –si hubiera podido derramar lágrimas, Darius hubiera empezado a llorar por la emoción que sentía al saber más sobre su predestinada.
  • ¿Ya se sabe qué será? ¿Bruja o licántropa? –Darius temblaba. Contener las ganas de dejar Bran para ir corriendo y luego nadando hacia Lima le demandaba un gran esfuerzo.
  • Aún no. Según su padre, el brujo Ravi, se espera que en un par de años empiece a manifestar la procedencia de su alma.
  • Te imaginas que sea una bruja. Sería una gran ironía. Ella, un ángel encarnado, y yo, un vampiro endemoniado que ha asesinado a cientos de miles como su madre y padre –Darius agachó la cabeza, arrepentido de cada asesinato que cometió en contra de sobrenaturales.
  • Darius, eres un vampiro con alma, así que no eres un demonio. Ella será lo que tenga que ser, lo que su destino señale, y así te va a amar. No sufras pensando que serás rechazado. A ella no le da miedo nuestra especie. Durante las horas que estuve en la Mansión Höller junto a Laura, ella no dejó de hablar con nosotros y mostrarnos su hermosa personalidad. Es muy diferente a ti, ya que es extrovertida y muy risueña; no deja de hablar, aunque esté muy cansada, y es muy ocurrente, vivaz y divertida. Ella dará sombra a tus días e iluminará tus noches. Será todo para ti, y tú para ella. Sé que serán felices, pero debes esperar a que llegue el momento oportuno para unirte a ella.




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