Camino a la mansión del Clan Hagi, en Futako Tamagawa, Setagaya, Tokio, Japón.
Killari amplió la llegada de la comunicación telepática que había establecido entre los participantes de la incursión para poder contactar a Stefan y Amelia en Lima y a Wang Baihu en Hong Kong. El Alfa Höller y el reemplazo del Señor Felino, por encontrarse Wang Qiang en una importante misión, debían conocer lo que sucedía en el interior del Clan Hagi, para que aprueben la decisión que el Terrateniente de Corea del Sur ya había decidido ejecutar.
La Manada Ishiwara había contenido al Clan Hagi con mucho esfuerzo, ya que los vampiros poseídos por demonios, además de ser más fuertes y rápidos, podían cambiar de forma, adoptando la capacidad de volar, volverse invisibles, sumar varios pares de brazos y piernas a su cuerpo o esconder la cabeza y cuello para evitar ser decapitado. Sin embargo, habían logrado mantener fuera del alcance de esos vampiros a los humanos en todo el país, salvo en los barrios rojos que hay en toda la nación nipona, ya que entendían que los humanos que frecuentan los negocios pecaminosos en esos espacios de diversión para adultos, igual iban a caer bajo la influencia de los demonios, por lo que libremente elegían convertirse en alimento para ambos seres que respaldaban a Satanás.
El Alfa Hotaru confirmó su deseo de participar en la incursión, por lo que el brujo Kyojuro, del reducido Aquelarre Kamado, cuyos miembros vivían bajo el amparo y protección de la Manada Ishiwara, transfirió a la consciencia de Killari todo el conocimiento que poseían sobre el Clan Hagi. Asimismo, un equipo de licántropos de la manada local se dirigió hacia las afueras de la mansión del clan vampírico, ya que Los Ishiwara también apoyarían con fuerza bélica.
Escondidos a las afueras del territorio Hagi, un plan fue pensado, compartido y aceptado por todos. Por la información que tenían los licántropos residentes de la isla, la cual fue confirmada por los cuatro vampiros arrepentidos, sabían que esa mansión de tres pisos no mostraba el real tamaño que tenía, ya que había una construcción de diez pisos dentro del subsuelo, donde los vampiros por nacimiento eran recluidos contra su voluntad en el piso construido a mayor profundidad. El fin de la misión era rescatar a los vampiros con alma y ayudar a todo aquel que desee libremente dejar a Los Hagi, así que no se iba a insistir en convencer a ningún vampiro por conversión a dejar el oscuro estilo de vida del clan.
Los guerreros Ishiwara empezarían un ataque que escondería la incursión de los machos felinos y del Equipo Höller a la mansión siendo guiados por los cuatro vampiros arrepentidos, ya que las hembras de cada grupo se quedarían entre las sombras, cuidando de Calipso, a quien Killari la puso a dormir para evitar que sus gritos los delaten ante el enemigo. Quizá debieron esperar que el sol salga, pero tanto vampiros como licántropos son más fuertes durante la noche, y esa era una noche de luna llena, por lo que Los Ishiwara tenían una ayuda adicional al contar con el favor de la Madre Luna. Cuando el ataque de los licántropos japoneses empezó, Thomas, Helmut y Klaus se quedaron segundos contemplando la agilidad y técnica de combate que tenían, una muy parecida a la de los felinos. «Ellos pelean como lo hizo Catalin cuando enfrentó sola al Ejército Dracul para defenderme de su ataque», recordó Thomas al ver los gráciles movimientos que terminaban en letales golpes.
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Editado: 04.03.2024