Los hijos de las tinieblas

Capítulo 21

Las noticias que llegaban desde Bran eran alentadoras. No solos los brujos y las hadas habían destacado algunos de sus hijos en la ciudad de Los Dracul para apoyarlos ante el ataque que se esperaba, sino que Wang Baihu ejecutó la última orden que dio Qiang antes de ir a Ginebra en busca de Diana: enviar un batallón de guerreros felinos para reforzar la defensa de los vampiros rumanos.

Tras los informes que me envió Thomas y por los comentarios de mis sobrinos que vieron pelear a Erik y Pietro contra vampiros, saber que los felinos estaban en Bran era tranquilizador, aunque no me confiaba. Alrededor de Los Dracul había varios clanes vampíricos poderosos que podían causar mucho daño, además que los demonios y magos oscuros, así como los orcos y Caídos podían sumarse a estos. Si bien los felinos eran los sobrenaturales más poderosos en batalla, no eran invencibles, ya que los hijos de Satanás y Lilith, híbridos de humano y demonio, podían darles dura batalla. Era cuestión de nada para que llegara el momento en que nos enfrentaríamos contra aquellos que no querían dejar el pacto con Satanás, que eran los mismos que pretendían castigar a Los Dracul y obligarlos a retomar el acuerdo con el embaucador, y por eso las hadas, que servían como espías, estaban atentas, listas para informar cualquier movimiento sospechoso de los clanes.

Cinco días después de haber puesto a buen recaudo a Calipso en el sótano de la Mansión Höller en Lima, Eleazar, el Gran Hada, lanzó el aviso de haber detectado movimiento de vampiros desde el punto más al norte de Rusia, donde habitaba el Clan Morozov. Un grupo que superaba la media centena avanzaba hacia el sur, con miras a llegar a Ucrania, y de ahí a Rumania. De inmediato las Manadas Baranov y Volkov movieron a sus guerreros, así como a los brujos que tenían entre ellos para vigilar que el avance de los vampiros no causara el caos entre los humanos, así como evitar que cruzaran la frontera hacia Ucrania. En el camino, se les unieron más, ya que ese clan se caracterizaba por tener a sus miembros dispersos por Rusia en grupos de poco más de cien vampiros, llegando a ser casi quinientos los hijos de las tinieblas que pretendían dejar su territorio para llegar al de Los Dracul. Al ver lo inevitable, los brujos del Aquelarre Vasylev hicieron el cambio a la dimensión espejo, y Los Baranov unidos con Los Volkov desataron la primera batalla para impedir el avance del Clan Morozov.

Dos horas después de iniciado el desplazamiento del clan ruso, empezó a haber movimiento desde tierras africanas. El Clan Mouanda, que tenía su sede en República del Congo, pero cuyo territorio se extendía por el vasto continente africano, empezó a desplazar dos batallones de guerreros vampiros: uno proveniente desde el sur, de Botsuana, y otro desde el oeste, de Ghana. El paso de estos vampiros ocasionó algunos disturbios entre los humanos, por lo que los brujos del Aquelarre Musa de Nigeria hicieron el cambio hacia la dimensión espejo. La Manada Tarek de Egipto y la Manada Abdullah de Arabia Saudita desplegaron a sus guerreros licántropos para evitar que esos vampiros dejen su continente de origen, ya que su destino era Rumania. Una nueva batalla se inició en las costas africanas bañadas por el Mar Mediterráneo, ya que el propósito de los aliados a Satanás era llegar nadando a Grecia, cruzar ese territorio y el de Bulgaria para entrar al de Los Dracul.

Así empezaron a darse pequeñas batallas en todo el planeta, donde las manadas intentaban no permitir el paso de los vampiros hacia donde era su objetivo. Sin embargo, cuando los clanes más cercanos a territorio de nuestros aliados vampiros iniciaron camino hacia Rumania, llegó el momento de, junto a Gonzalo, el Gamma Höller, partir a liderar el ejército de mi manada, que detendría el avance del Clan Kusanović de Croacia y del Clan Walczak de Polonia.

Aunque Amelia era poderosa, tenía dudas de dejarla sin resguardo en la mansión, ya que solo se quedaría con las ex Lunas Höller, Ravi, Lena, Ania y Cassie, ya que Haldir junto a Marion, Elrond, Caroline, Marianne, Kiram y los tres ex Alfa Höller partirían conmigo hacia la batalla. Necesitábamos toda la ayuda posible porque las hadas habían informado que magos oscuros empezaban a unirse a los vampiros que aún mantenían el pacto con Satanás, y con ellos llevaban orcos que eran poseídos por demonios.

  • Amelia, ven conmigo. No me gusta la idea de que te quedes solo con la protección de Ravi, ya que Cassie aún no pasa el entrenamiento básico, Ania aún no termina de manifestar todo su poder, Lena ni sabemos si será bruja o licántropa y las ex Lunas no tienen mayor talento para la batalla –le decía mientras apretaba su pequeño cuerpo contra el mío en un abrazo que no quería soltar.
  • Stefan, estaré bien. Además, debo proteger a Calipso, por lo que no puedo irme y dejarla aquí, sola –por un momento había olvidado ese detalle.
  • Entonces, que se quede Haldir con Marion y Marianne –dije sin querer pronunciar que ellos podían defenderla ante un ataque inesperado a territorio Höller en Perú.
  • Stefan, sus hijos van por primera vez a la guerra, por lo que es necesario que ellos los guíen. Ve tranquilo, que el peligro está rondando Rumania, no estas tierras –por un momento le creí, ya que me ofreció una tierna sonrisa.
  • Por favor, prométeme que, si pasa algo, cualquier cosa que no esté dentro de lo esperado, te vas a comunicar conmigo para venir en tu ayuda –dije cargándola en mis brazos porque tenía pegada mi frente a la suya.
  • Stefan, si algo sucede, yo no correré peligro, por lo que llamaré a aquel que pueda ayudarme a lidiar con la visita inesperada que tengamos.




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