La serenidad de Thor
_Sigan hablando quiero saber todo.
Esta vez es Thor quien empieza a hablar.
Resignado Thor suelta a Loki, cabizbajo sin objeción sigue a la diosa, ni uno de los dos emite palabra alguna, al llegar a las puertas de oro, se queda estático, no quiere moverse sabe que al cruzar las puertas no hay retorno, toma aire empieza a subir la escalinata sin embargo es detenido.
- Aún no, debe purificar su alma.
- ¿Cómo?
- Sígueme.
- Desde que nació hasta el día de hoy todos sus actos de han escrito, fue, fuiste y serás un noble, poderoso guerrero, aun así, cometiste pecados, los cuales tú debes reparar y pagar por ellos. Él no te perdonará jamás debes ganarte su perdón aun así te dará valor y será tú guía en el proceso.
- Sabes que nunca me va a perdonar.
- Serán tus actos divinos no los personales los que se juzgarán
- Eso es lo que temo.
- Eres el Dios de la Tormenta, de las cosechas, protector de Midgard, para muchos el Dios más importante incluso más que él.
- ¿De qué sirve eso?
- Lo sabrás cuando inicies el recorrido — señala un sendero color plata— al final yo en persona abriré las puertas para usted.
- ¿ Sin armas?
- Ya las lleva. Lo espero al final.
Da el primer paso haciendo que el sendero se ilumine, da un grito sorpresa cuando escucha el trueno resonar como nunca antes en su vida había escuchado, empieza a ver su vida pasar desde el día que nació hasta el momento que comenzó a andar con su padre en batalla, así como sus primeras muertes.
- De eso no me arrepiento, lo tuve que hacer o todos iban a morir— señala una pequeña aldea— lo volvería a hacer. No hay respuesta sigue su camino, aún no sabía controlar su divinidad he inundó todo un país.
- En mi defensa era un niño.
- Si, caprichoso, de mal genio.
- No lo recuerdo fue en la primera era.
- Aun así, eres culpable de miles de muertes.
- ¡ Lo reparé!
- ¿Cómo repones una vida?
- No hay manera.
- ¡CULPABLE! — cientos de rayos le electrocuta, el grito fue desgarrador, dio gracias que nadie le escuchó— ¿Porque? Era un niño.
- No, eres voluntarioso.
- Lo era, lo fui, estaba en formación.
- Sigue tú camino señor del Trueno. Aún ya el trueno está en otro lado.
- ¿Cómo? Magne, también murió.
- Nunca dije que fuera Magne ¿ O si?
- ¿Quién es?
- Mira por ti mismo.
- ¿Que yo qué? — un brillo deja ciego momentáneamente al
Dios, recupera la visón — ¿Ellos?
- Sabes que no pueden ser los tres, solo uno de los ellos me preguntó ¿Quién?
- ¿Podré ver todo?
- Cada detalle, claro si gustas.
- Por favor.
- Como desee …
Y así observa todo lo sucedido hasta el día que Tristán y Sophie van a ayudar a Asgard, se siente orgulloso de todos ellos, pero también se angustia y preocupa, se da cuenta de que leen su diario eso le incómoda bastante pero ya nada puede hacer y así decide seguir su camino, se le abrieron las puertas doradas, entro al gran salón, se puede decir que era “feliz”. Todos los días era pelea tras pelea, luchar y luchar, pero todas las tardes veía el paisaje por una de las ventas, por las noches intentaba salir de ahí, escapar, sin tener éxito, un día vio llegar a su hija —¿Qué paso? ¿Cómo fue? ¿Murió? — cuando vio la armadura de ella suspiro aliviado, su hija se convirtió en Valkiria, fuerte, poderosa y por desgracia no podía convivir con ella tan solo saludarla, pero para los dos era suficiente.
Cierta mañana algo sumamente familiar le llamo la atención, un brillo diferente en el cielo, se vio un resplandor revelando el mensaje de Loki ~ Héctor tus hijos corren peligro de muerte~ ya habían pasado centenares de años, solo una persona le llamaba Héctor, tardó dos semanas en escapar, llegó en el momento casi justo, llegó cuando Loki perdió la conciencia, escuchó a Fenrir llorar por Magni a Tristán dando consuelo y por primera vez en miles de años sintió la necesidad de agarra a golpes a Loki aún que él también era culpable después de todo no pudo detenerlo cuando debió hacerlo, su enojo es evidente, se calma al ver cómo está de mal Loki, de todas maneras, le echa en cara varias cosas haciendo que los dos discutan fuertemente. Agradece que el trueno, el rayo y la tormenta ya no estén con él o en ese momento una tormenta hubiera arrasado con Asgard, Loki le grita suelta una bofetada tantos insultos como su memoria se lo permite “¿ Ya terminaste de ladrar animal?” acto seguido solo un golpe, solo uno bastó para dejarlo inconsciente le deja en el suelo, para cuando él pelirrojo vuelve en si es denoche, sentado acariciando los cabellos de castillos de Loki sus risos alborotados, un ronquido de Lisandro hace que le ponga atención al rojizo.
Editado: 28.09.2024