Como el tiempo no se detiene, los días pasaron y nuestros aventureros se encontraban en un gran dilema.
-¡Beny esta muy mal!-exclama Hernan, dándole un poco de agua,
-¿qué hacemos? Hernan, ya no tenemos que comer y Beny esta delirando-
En su escasa conciencia, Beny murmuro:-muchachos... yo me voy a morir, sigan su sueño... ustedes lo pueden lograr-
-no, como te vamos a dejar solo en esta selva para que te mueras-exclama Hernan, soltando unas lagrimas,
-tranquilos, voy a estar con Javier-
-no, podemos hacer una camilla, y llevarte por la selva-sugiere Hernan, sentándose al lado de Beny, quien le toma la mano y le dice:-de esta selva no voy a salir y si ustedes siguen conmigo, tampoco lo van a hacer-
-¡Hernan, Beny tiene razón! si nos quedamos cada día va a ser peor, ademas no seria capaz de ver morir a nuestro amigo-
-sigan adelante... Hernan, dile a mi madre y hermana... que las amo-
-lo siento, amigo, ten por seguro que se los dire-
-Carlos..., cuida a Hernan, les deseo que cumplan su sueño... y si llegan a Miami
busquen a mi hermano... el los ayudara-
-Beny, solo tengo su nombre, todo lo demás datos estaban en tu morral-advierte Hernan,
-lo sé, toma esto- dice Beny, entregándole algo envuelto en una bolsa plástica,
-¿qué es?- pregunta Carlos,
-es plata... a mi ya no me sirve en esta selva-contesta Beny, dejando escapar unas lagrimas,
-gracias, Beny, lo siento tanto; siempre te voy a recordar- exclamo Hernan, guardando la bolsa,
-Beny, perdonanos por aceptar tu decisión, que pronto llegue tu final; que Javier venga a hacerte compañia- rogó Carlos, con sus ojos llenos de lagrimas,
-llegaremos a EEUU y lo aremos por ti-exclamo Hernan y le dio un abrazo.
-muchachos, si llegan...a un rio grande, sigan la corriente rio abajo... encontraran a indígenas que los pueden ayudar-murmuro Beny,
Se despidieron de su amigo, caminarón hacia el frente sin mirar a tras; evitando el dolor de dejar a un amigo. Beny mira como dos siluetas desaparecen en medio de las hojas, entre sus lagrimas.
Caminaron casi hasta el anochecer. Sin fuerzas ni nada que comer, se acostaron debajo de un árbol.
-¿crees, que hicimos bien en dejar a Beny?-pregunta Hernan, tomando un poco de agua,
-no lo sé, pero su muerte era inevitable, ademas no seria capaz de verlo morir-contesta Carlos, pidiéndole el agua,
-tambien hubiera tomado esa decisión-exclama Hernan,
-¿cúal desicion?-
-que me dejaran solo, no hubiera querido que me vean morir-
-tal vez, su vida se apague hoy o mañana, esta muy mal- dice Carlos, mientras mira la
luna. La misma que mira Beny, recordando a su madre y hermana.
Con sus pocas fuerzas trato de colocar su cuerpo recto, acostado al pie de un gran árbol, mira la luna por unos minutos. Trato de tomar agua, pero su debilidad no se lo permitió.
Volvió a mirar a la luna en medio de las hojas; las lagrimas se deslizaron por sus mejillas. con su ultimo aliento susurro:- Javier, esperame que ya ire a tras de ti- Cerro sus ojos y lentamente su vida se apago.
La selva ha cobrado otra victima.
sus amigos luchan por salir de esa selva, Hernan con sus pocas fuerzas trata de pararse, pero su debilidad no lo deja. Carlos lo toma del brazo y le anima:- ¡vamos, levantate, debemos seguir!-
-llevamos tres días sin comer, ya no tengo fuerzas- advierte Hernan, tratando de incorporarse,
-tranquilo, te ayudare a caminar-
-crees que vamos a morir en esta selva-pregunta Hernan, parándose con la ayuda de su amigo.
-no pienses, en esas cosas y vamos-
Caminaron unos cientos de metros, Carlos exclamo:- ¡escuchas eso!, parece el sonido de un rio-
-si, lo escucho, tratemos de llegar a el- susurro Hernan, dando pasos lentos,
-ahi esta, es un rio grande, tal vez alguien nos pueda ayudar-exclama Carlos, con un rostro de alegría.
Con los ánimos rejuvenecidos, bajaron por la rivera del rio abriéndose camino por la maleza. exhaustos y sin fuerzas se acostaron en ella.
-mañana seguiremos, ya no puedo más- aconsejo Carlos,
-sí, Beny dijo que llegáramos a un gran rio y que bajáramos siguiendo la corriente-cuenta Hernan, pidiendo un poco de agua,
-no tenemos agua-comenta Carlos,
-ya no tenemos nada, solo nos queda encomendarnos a Dios- dice Hernan, mirando los inmensos arboles,
-tomemos agua del rio, se la ve clara- aconseja Carlos, llenando dos botellas,
-gracias, me moría de sed- agradece Hernan, tomando un sorbo de agua.
Hernan le pedía a Dios que los ayudara y que cuide a su novia. En la ciudad, Darly reza y dice en voz baja:-Hernan, espero que estés bien, que Dios te cuide-
Con los primeros rayos de sol, Carlos despierta a Hernan y le dice:-¡vamos!, tal vez hoy tengamos suerte-
-me duele el estomago-comenta Hernan, quejándose,
Con sus pocas fuerzas, lograron bajar por dos kilómetros en todo el día.
-ya no puedo, quiero descanzar- suplica Hernan,
-sí, ya estoy sin fuerzas-comenta Carlos, ayudando a su amigo a sentarse al pie de un árbol,
-cada día sin comer, en esta selva, es un paso más a nuestra muerte-dice Hernan, en un tono de rendición,
-no pensé que esto fuera tan duro, ¿qué estará pensando mi madre?-expresa Carlos, sentándose lentamente al lado de Hernan,
-mi madre, seguro hizo empanadas y natilla en estos días-supone Hernan, sonriendo,
-otra noche, sin comida y lejos de nuestras madres- comenta Carlos, acomodándose junto a Hernan.
Mientras los dos divagaban de lo que pensaban sus madres, ignorando los días que han pasado en la selva; en la ciudad, Sandra me esperaba en el parque.
-habiamos quedado a las siete ¿por qué tardaste tanto?
-solo son diez minutos de más- le digo y le saludo con un beso en la mejilla,
-cuando se trata de esperar, diez minutos son una eternidad-me responde y me jala del brazo para ir al cine.
#3472 en Novela romántica
#1179 en Otros
#431 en Humor
ilusion, amor desilusion encuentros inesperados, romance a escondidas amor celos
Editado: 03.11.2025