-¡muchachos, vayan por las canastas!- ordena don Manolo, bajando de la camioneta,
-¡Juanita!, lleva a los muchachos a dónde están las canastas- grita don Manolo,
-vengan, es por aquí-
-¿son pocas o muchas?- pregunta Hernán,
-creo que son veinte- contesta Juanita, abriendo la puerta de una habitación,
-Juanita, ¿cuánto tiempo lleva trabajando aquí?- pregunta Carlos,
-unos cuatro años, ahí están las canastas-
-cuando terminen, me dicen para darles jugo; está haciendo mucha calor-
-bueno, señorita- contesta Hernán, cargando unas canastas,
-¡apurate!, para hablar con ella- apura Carlos a su amigo, cargando más canastas,
-¡señorita!, ya terminamos- avisa Hernán,
-diganle a don Manolo y a Braulio, que vengan a tomar jugo-
-ya estamos aquí- exclama don Manolo,
-siéntense, ya les pasó el jugo-
-Juanita, ya tienes un nuevo enamorado- grita don Manolo,
-ja, ja, ja, y ahora, ¿quién?- grita Juanita, desde la cocina,
-este, joven- comenta don Manolo, sujetando con su mano la nuca de Carlos,
Juanita lo queda mirando y sonríe.
-don Manolo, no me haga quedar mal-reclama Carlos,
-acaso, no me has preguntado por ella y dices que es muy hermosa-
-sí, Pero no para que se lo cuente-
-ella está soltera- susurra don Manolo,
-ja, ja, ja, sí, estoy soltera, Pero con mucho trabajo -
-cuando quieras, te lo mando para que te ayude-
-don Manolo, mejor tome su jugo- sugiere Juanita, mirando a Carlos y sonriendo,
-gracias por el juguito, está haciendo mucha calor- agradece Braulio,
-doña Bertha, le salió pretendiente a Juanita- avisa don Manolo, a la encargada de la casa,
-¡otro!, ¡ay, Juanita!, déjame unito, por favor-
-ja, ja, ja, no exagere, doña Bertha-
-este si está bien guapo, sería una buena pareja para mí Juanita-
-¿usted, es la madre de ella?- pregunta Hernán, terminando su jugo,
-no, Pero la quiero como si lo fuera-
-bueno, muchachos, despídanse que ya nos vamos- interrumpe don Manolo,
Agradecen por el jugo y se despiden. Carlos además le dice a Juanita:-lo siento-
Ella solo le sonríe.
-suban rápido a la camioneta que ya nos vamos- grita, don Manolo, subiendo a la camioneta,
Un nuevo amor nacía en tierras lejanas, y en Bogotá, Darly le ayudaba a mi madre.
-siempre, ¿ha hecho pasteles?-
-sí, hija, con la señora Leticia; la madre de Hernán-
-¿con ella?, eso no lo sabía-
-cada quien siguió con su negocio en casa, nos da para vivir-
-¿cómo estará la señora Leticia?, sin saber nada de su hijo-comenta Darly,
-ha de estar muy triste, como madre prefiero un hijo muerto que desaparecido-
-a veces, pienso en el; sin saber que le ha pasado-
-Leticia, ¿sabe de tu embarazo?-
-no, y no quiero que se entere-
-pero, ella es la abuela de tu hijo-
-no quiero nada que tenga que ver con Hernán- dice Darly, empacando un pastel en una caja,
-estas muy dolida con el, crees que Leticia tenga que pagar por eso-
_lo sé, pero no quiero que ella lo sepa-
-¿qué habrá pasado con ese muchacho?, ojalá esté bien-
-seguro, está feliz por alla-
-¡la bendición, ya llegué!, interrumpo, sentándome al lado de mi madre,
-Dios te bendiga, vayan al comedor; ya les sirvo el almuerzo -
-¿miraste,a Sandra en el colegio?- pregunta Darly, dirigiéndose al comedor,
-sí, dijo: que un día de estos pasa a visitarte-
-ojala, me hace falta mi amiga-
-están dejándonos muchas tareas- le respondo, sentándome a su lado.
Los días siguen pasando por la vida de Darly y Hernán.
-señor Manolo, ¿cuándo va a ir a la casa del patron?-
-ja, ja, ja, no me digas: que extrañas a Juanita-
-sí, y mucho- responde Carlos,
-muchacho, ya te enamoraste de ella. Ahora ¿que hacemos contigo?-
-¡llevelo, don Manolo!- exclama Hernan,
-haber... Magnolia- grita don Manolo, colocando su mano en el hombro de Carlos,
-sí don Manolo, ¿qué se le ofrece?-
-lleve, a este muchacho para que le ayude a traer la merienda-
-bueno, que se aliste, en unos minutos salgo por la merienda-
-ve a arreglarte, ponte bien guapo para Juanita- le sugiere don Manolo, dándole una palmada en la espalda,
-gracias, don Manolo, le debo una-
-ja, ja, ja, solo promete algo-
-¿qué?, don Manolo-
-que te vas a ennoviar con Juanita-
-¡se lo prometo!, me voy a arreglar- dijo Carlos y se fue corriendo,
Feliz, iba Carlos en la camioneta, pensando en su ilusión; quien ya está esperando con la merienda lista,
-¡Juanita, ya llegaron!, hasta vino tu enamorado- grita doña Bertha,
-a ver, ¡si es el!, estoy bien arreglada-
-Siempre vas a estar hermosa, ¡ve a recibirlos!-
-sí, señora-
-señora Magnolia, ya le tengo todo listo-
-¡muchachos, vayan por la merienda!, ordena doña Magnolia, bajando de la camioneta,
-hola, Juanita, ¿si me recuerda?- dice Carlos con timidez
-sí, ¿ese milagro de volverlo a ver?-
-no ha habido la oportunidad de venir, hasta hoy-
-que bueno, que haya venido-
-¡en serio!, pensé que no se iba a acordar de mi-
-pues, ya ve que si-
-me gustaría, venir todos los días a recoger la merienda-
-de eso, me encargo yo- dijo Juanita y se fue a hablar con doña Bertha, quien exclamó:-señora Magnolia, me sigue trayendo a este muchacho, me cae muy bien-
-bueno, seguro que Juanita está muy contenta-
-ja, ja, ja, cosas de enamorados- exclamó doña Bertha y se entro,
-ahora, podemos vernos con más frecuencia-
-que poder de convencimiento tienes- dijo Carlos,
-ja, ja, ja, lleva estás canastas antes que doña Magnolia te regañe-
-si, ya nos vemos mañana, en la noche vienen otros-
-bueno, hasta mañana- se despidió Juanita, se quedaron mirando y sonrieron.
Así, iba tomando fuerza un nuevo amor en los frutales. Al mismo tiempo, en Bogotá, otro secreto se descubrió.
#11148 en Novela romántica
#6040 en Otros
#1081 en Humor
ilusion, amor desilusion encuentros inesperados, romance a escondidas amor celos
Editado: 08.12.2025