Los hilos del destino

Los hilos del destino

En ese entonces mi cabello era castaño, mi cara era lisa y tenía la sonrisa algo torcida pero de eso han pasado ya muchos años, hoy recuerdo todo como quien mira una vieja película en blanco y negro.

Por ese entonces cumplía mis tan esperados 18 años, miraba hacia atrás y no podía comprender como mi vida había cambiado tanto, como gente que amaba se fue para no volver, como amigos que en su momento fueron muy importantes pasaron a ser simples conocidos y como conocidos pasaron a ser grandes amigos y es aquí donde debo detenerme. Él era uno de ellos y es curioso como pasamos de odiarnos a ser amigos y luego algo más.

Era un 10 de diciembre, la noche se presentó calurosa pero fresca, llevaba un vestido azul con detalles en dorado y blanco en el pecho, un cinto dorado para terminar de armar el look, iba con mi gran amiga y al entrar algo apuradas ya que llevábamos una hora tarde nos encontramos con el grupito, al verlo recuerdo pensar que bien le sentaba el traje y que había elegido la corbata que yo hubiera sugerido.

Fueron pasando las horas y fue cuando algo en mi mente hizo clic, me encontraba riéndome con cada cosa que decía, bailando y buscándolo con la mirada, estábamos sentados en la mesa cuando lo comprendí todo, me gustaba, al tener ese pensamiento en mi mente se me hacía imposible no mirarlo, me decía trata de disimular un poco pero no podía sentía que cada cosa me delataba.

Los días siguientes se volvieron un infierno desde él diciéndome que le gustaba otra, hasta yo deprimiéndome por varios días, verlo y no poder saludarlo correctamente por miedo a que se diera cuenta, fueron demasiadas charlas psicológicas con mis amigas, pasaron varias cosas de por medio hasta que volvemos a mis dulces 18.

Al despertarme ese día dije es hoy, le diré lo que siento, esto que me está quemando por dentro y ya ni respirar puedo, que no me deja dormir, ni actuar como la gente normal, iríamos a un lago con un paisaje de fábula se lo diría en el medio del lago cuando estuviéramos en la canoa.

Así pasaron las horas, el momento se acercaba pero cuando lo tuve frente a frente no pude, le tire alguna indirecta que no supo comprender, recuerdo una frase que dijo al subir "hablamos tanto por WhatsApp pero en persona no decimos nada".

Al bajarnos mi cara reflejaba una falsa sonrisa pero por dentro me quería morir no pude, no pude me repetía una y otra vez, las chicas me miraron pero moví mi cabeza negativamente, así paso un rato hasta que dijiste que debías irte, te fuiste con Sophie y el hermano de ella.

Recuerdo que alguien me dijo dejaras que se vaya y te quedaras con eso, respondí que no pero no quería ir enseguida, por lo cual espere un poco así sería más dramático, calcule mal el tiempo y llegue antes de lo que quería por lo cual murmure alguna tontería, espere a mis amigas, estas me pusieron entre la espada y la pared por lo cual, corrí hasta ellos, hasta él, grite el nombre de mi amiga para que esperaran y de manera algo robótica les pedí si podían continuar, él también lo iba a hacer pero lo detuve "tú no", mire el suelo algo nerviosa, las piernas me temblaban bastante quería hablar pero no podía y todas esas palabras que estuve pensando por días se borraron de mi mente, preguntaste que sucedía y pronuncie las peores palabras de una declaración, "lo que no tenía que suceder paso", pregunte si entendías a que me refería y dijiste que sí, recuerdo salir caminando a un paso veloz porque si estaba un segundo más me desmayaría.

Así fueron pasando los días, me dijiste que sentías lo mismo salimos, nos enamoramos poco a poco, fuimos desnudando nuestras almas, hasta el punto que con solo verte sabía que te sucedía, de darme cuenta con el modo de escribir si estabas triste o feliz, nos daba miedo en cierta parte que en tan poco tiempo sintiéramos y confiáramos tanto en el otro.

Pero el verano no dura para siempre y las clases comenzaron tú en lo tuyo, yo en lo mío pero seguíamos unidos, el tiempo fue pasando seguíamos juntos pero el destino no quiso que fuera por siempre.

Cursaba mi quinto año en la facultad, todo iba de maravilla, en todos los aspectos de mi vida, hasta que llegó él con el semblante serio y algo triste, me abrazo fuerte como sino quisiera soltarme nunca y sentí que la remera se mojaba con sus lágrimas, me preocupe, le pregunte varias veces que le pasaba pero no respondía, seguimos así un rato hasta que me dijo que se tenía que ir a vivir a España, creo que nunca llore tanto en mi vida, se iba, me dejaba, así terminaría nuestra historia, me prometió que buscaría otra forma pero ambos sabíamos que era el final, por lo cual le dije que lo único que deseaba era que siguiéramos siendo amigos porque al fin y al cabo siempre lo fuimos.

Recuerdo ese triste día a fines de noviembre, el aeropuerto estaba lleno, gente iba y venía, gente llorando, riendo, felices pero yo sentía que mi alma se iba de mi cuerpo y que nunca volvería a ser la misma, lloraba y tú me abrazabas, mis amigas, tus amigos nos miraban tristes con la pena en sus ojos, recuerdo el último beso, lleno de lágrimas ambos sabíamos que no volverías y que cuando lo hicieras nada sería igual.




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