Los imprevistos del amor

La chica de piel Canela

Llegué al aula y me senté en el mismo lugar de siempre. Ya había pasado una semana desde el inicio del ciclo universitario y en el ambiente ya se sentía una sensación de confianza. Al igual que suele suceder en la mayoría de zonas de estudio, los grupos se estaban comenzando a dividir. Los estudiosos, en las primeras filas, los de competencia intermedia al centro y los grupos exóticos y chacoteros en el parte trasera. Esta subdivisión había hecho que muchos de mis compañeros pasasen desapercibidos. 

Uno de mis compañeros más fornidos, Gerson, se había sentado al lado mío. Jani se encontraba más lejos, en la segunda fila a la izquierda. Hacia muchos días que no hablaba con ella debido a ese distanciamiento. 

El ambiente había cambiado drásticamente. Una chica llamada Karin era la que se sentaba a mi lado, en lugar de Jani y se había vuelto alguien que físicamente me atraía mucho. Ella era una joven de piel canela, cabello lacio y muy alta, siempre llegaba a clases acompañada de una chica, la cual al parecer, se había convertido en su mejor amiga. 

-¿Es linda, verdad?.- Escuché detrás mío. 

Volteé estrepitosamente saliendo de mi exceptiscismo. Era Gerson. Su voz era tan ronca que daba la impresión de ser algún profesor. 

-¿A quien te refieres?

-A Karin. Me he dado cuenta que la observas hace días. 

No lo voy a negar, aquella chica, físicamente era muy hermosa. ¿A qué hombre en su sano juicio no le iba a gustar? Sin embargo, hasta el momento lo mucho que había podido hacer era saludarla cada vez que llegaba al aula de clases. Mi timidez era tanta (y no exagero en eso) que cada vez que tenía la oportunidad de entablar conversación atinaba a hablar de temas educativos. 

-¿Qué haras el viernes?.- Le pregunté a Gerson cambiando de tema y dejando atrás mis pensamientos. 

-¿Quieres ir a tomar alcohol o bailar?

-Mas o menos.

Gerson se cruzó de brazos. 

-Eso sería genial.- Comentó en tono burlesco. 

En ese momento Jani se acercó a nosotros, venía con uno de nuestros compañeros y le abrazaba suavemente por la espalda. No le di mucha importancia. Al parecer eran grandes amigos.

-Hola chicos.- Saludó.

"Ya se van formando las parejitas" Me dije para mis adentros. A lo largo de estos días me había grabado el nombre de la mayoría de compañeros. Muchos eran un año menores que yo, sin embargo, la mayoría de ellos, iban a abandonar la universidad el primer ciclo y serian muy pocos los que alcanzarían la meta final. Incluida ella (Jani), incluso aquella chica haría lo que muchos creían imposible y eso la convertiría en un enigma que enzalzaria mucho más. 

"Las personas que están destinadas a no estar juntas, encontrarán adversidades naturales en un mundo artificial"

  • -Y entonces chicos, ¿Irán a la fiesta de cachimbo?
  • Di media vuelta y cerré los ojos.
  • -Hola Karin.
  • -Claro que sí.- Añadió Gerson sin ocultar su nerviosismo.
  • -Vaya. Creía que eran religiosos.
  • Todos reímos a carcajadas. Durante mi niñez, mi madre me había llevado a una iglesia evangélica, ella era muy creyente y durante mucho tiempo me convertí y asistí continuamente a los cultos y devociones. Sin embargo cuando falleció dejé de ir y me cerré en otro mundo, el mundo de la neutralidad religiosa, y ese era yo hasta hoy.
  • -Bueno, chicos. Espero verlos en la fiesta el Viernes.
  • Karin se retiró y ambos la miramos mientras se alejaba. ¿Religioso yo? Claro que no. Creía en Dios, pero no en la iglesia, aún hasta hoy, le tengo poca fe. Sin embargo cada vez que puedo me siento a orar.
  • -Ella te estaba mirando.- Susurró Gerson de pronto.
  • -Ah. ¿Quien?
  • -Jani.
  • -Estás alucinando.
  • -Estoy seguro que a aquella chica le gustas.
  • -No lo creo.
  • ¡Que tonto fui!. Si quizá en aquel momento me habría dado cuenta que era verdad, que le gustaba y con el paso del tiempo ella me iba a gustar, las cosas serían diferentes, pero así es la vida, ¡Un tragamonedas en el que pierdes el doble de lo que apuestas y no sabes cómo!, te percatas que haz perdido solo cuando ya no tienes nada.
  • Ese era yo, un novato, un chico con deseos de conquistar el mundo pero sin saber cómo. Un chico que en estos momentos estaba dejando atrás a un gran amor. Y lo pagaría caro. Sin embargo en aquel momento y aún ahora lo recuerdo, la única chica que llamaba mi atención era Karin, y no me reprocho estaba aletargado con su belleza física.
  • -Vamos. El profesor está por llegar.- Añadió Gerson con su típica voz gruesa.
  •  

 

 




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