Los intrusos

Se instalaron sin previo aviso. No los culpo, poseo una casa hermosa, es envidiable, comprendo en cierto modo si alguien mas intenta poseer al menos una pequeña porción de mi propiedad. Tal vez tengo demasiado y por lo que tengo tanto, mi deber es tener el corazón tan grande como mi terreno, y compartirlo con otras personas. Puedo llegar a ser un hombre muy generoso.

Los primeros días fueron algo pacíficos, los nuevos inquilinos solo comenzaron a construir en mi patio, pero una vez se instalaron comenzaron los problemas. Mis ventanas, tejado y paredes comenzaron a rallar y romper, por las noches hacían mucho bullicio, por lo que apenas me dejaban dormir. Por lo que trabajar al día siguiente se volvía muy complicado. No paso mucho tiempo hasta que comenzaron a adueñarse de una porción de mis tierras, mis cosechas y de mi ganado. Decían que eso les pertenecía legítimamente, yo lo acepte sin protesta, no tengo idea de con que bases lo dicen, pero les creo ciegamente.

Un día tocaron mi puerta, estaban vestidos muy bien, mucho mejor que yo, no lo comprendí, ya que ellos solo se apropiaban de todo lo mío. No los veo trabajar, se la pasan sentados el día entero conversando entre ellos. Me propusieron algo extraño, con lo que me sentí muy incómodo al principio, pero luego se formó como una especie de costra en mi interior y ya fue natural y aceptado por mí ser. La propuesta fue la siguiente: dejar de rallar mis paredes, romper mis ventanas  y hacer ruido por las noches. Con la condición de que ellos pudiesen entrar a mi casa una vez por mes, y se llevarían un 10% de mi dinero, junto con algunos víveres de mi despensa y heladera a su elección. Me sentí furioso al comienzo debo admitir, pero luego lo vi aceptable, finalmente podría vivir tranquilo en mi propio hogar si cumplo con lo que ellos me proponen. Era un trato aceptable, ¿no les parece?