Aunque me hubiera gustado salir de inmediato de la escuela, sabía que no podía cumplir ese deseo ya que tenía una deuda pendiente que resolver.
Para poder saldarla, pedí un favor al vigilante a quien le encargué la tarea de supervisar a los chicos durante la ejecución del castigo. Le indiqué con especial énfasis, de que podía retenerlos el tiempo que fuera necesario, pues ellos tenían que dejar esos baños relucientes.
En cuanto a los padres de familia, no tenía que preocuparse por ellos, pues ya les había informado de todos los detalles del incidente por lo que conocían la verdadera razón de su tardanza de los muchachos y no tenían problema que sus hijos fueran responsables de las consecuencias de sus acciones.
Después de discutir todos los detalles con el señor Novikov y darle una generosa recompensa por su favor, salí del colegio para dirigirme, con especial emoción, hacia el lugar donde estaba ubicada la librería, sin siquiera desviarme a mi casa para cambiarme, como era lo habitual, pues era de máxima prioridad llegar lo más temprano posible a la tienda, para poder conseguir la codiciada primera edición del nuevo volumen de la saga “el legado inmortal”, antes de que se agoten.
En este lugar, conseguir un libro era toda una odisea, sobre todo si se trataba de uno popular. Las copias se realizaban enteramente a mano, un proceso demasiado ineficiente para la distribución en masa, lo que ocasionaba que los libros fueran considerados escasos y costosos.
Incluso con el prestigio de mi apellido Vritragon, este no me daba una ventaja especial, ni me garantizaba del todo, obtener un ejemplar de una obra muy deseada entre las jóvenes elites.
De allí, mi urgencia para llegar a la librería, antes de que se acaben los ejemplares y tenga que esperar unas semanas para conseguir la segunda edición.
De hecho, si el cielo no estuviera tan congestionado a esta hora del día, no habría dudado en transformarme y tomar vuelo para llegar más rápido.
Era una lástima que el tráfico aéreo fuera tan caótico, por lo que era mejor utilizar mis piernas a su máximo potencial para movilizarme, en vez arriesgarme a tener un accidente con mi poca habilidad aérea. Sin embargo, por más rápido que intenté llegar, no fue suficiente para conseguir lo que deseaba.
Porque cuando llegué al lugar, el tendero ya conociéndome por las tantas veces que fui a su tienda, me dio la desafortunada noticia de que ya no había ningún ejemplar disponible y tendría que esperar hasta el lanzamiento de la próxima edición.
Lo peor de todo era que esta no tenía una fecha concreta para su lanzamiento. ¡Qué noticia tan nefasta!
Pensando en que mi día no podía ser peor, caminé desanimada hacia mi casa, con la inquietante certeza de que terminaría averiguando el final del libro antes de que saliera la segunda edición.
Porque mi curiosidad vencería al final mi paciencia, arruinando por completo mi experiencia de lectura con spoilers.
Llena de esos pensamientos pesimistas sobre mi querido pasamiento, entré a mi casa con la esperanza de descansar un poco, y quitarme la tristeza que traía encima al no conseguir lo que deseaba. Lastimosamente tuve que desistir de mis planes, cuando noté que las luces de la sala estaban encendidas, en plena tarde, cuando no había nadie en casa.
Cautelosa ante la posible presencia de un desconocido en mi casa, saqué de mi espacio plegable un arma mágica y avancé con sigilo para sorprender al posible intruso y desahogar mis frustraciones con él.
Aunque también había considerado la posibilidad de que, en mi distracción, se me había olvidado apagarlas esta mañana y todo lo que estaba haciendo era en vano.
Aun así, más vale prevenir que lamentar cuando se trata de este tipo de situaciones, sobre todo si eres una mujer que vivía sola.
Por fortuna, no fue ninguna de las dos situaciones que me había imaginado, porque al entrar a la sala, el lugar de donde provenía la iluminación, encontré a mi hermano sentado en el sofá, leyendo la primera edición del nuevo volumen de la saga “el legado inmortal”.
Aquello sí que fue una sorpresa inesperada, y una lo suficiente agradable como para eliminar por completo mi mal humor.