Después de encargarle al vigilante la tarea de vigilar a los chicos durante la ejecución del castigo, e indicarle con especial énfasis, de que podía retenerlos el tiempo que sea necesario para dejar los baños relucientes, ya que les había avisado a sus padres sobre la verdadera razón de su tardanza y ellos no tuvieron ningún problema en educar un poco más a sus hijos.
Recogí mis cosas y me dirigí hacia la librería. Sin regresar directamente a mi casa para cambiarme, como era habitual, pues era de máxima prioridad llegar lo más temprano posible a la tienda, para poder conseguir la codiciada primera edición del nuevo volumen de la saga “el legado inmortal”, antes de que se agoten.
En este lugar, conseguir un libro era toda una odisea, sobre todo si se trataba de uno popular. Las copias se realizaban enteramente a mano, un proceso extremadamente ineficiente, lo que volvía los libros escasos y costosos.
Incluso con el prestigio de mi apellido Vritragon no me daba una ventaja especial, ni me garantizaba del todo, obtener un ejemplar de una obra muy deseada entre las jóvenes elites.
De allí, mi urgencia para llegar a la librería antes de que se acaben los ejemplares. De hecho, si el cielo no estuviera tan congestionado a esta hora del día, no habría dudado en transformarme y tomar vuelo para llegar más rápido.
Era una lástima que el tráfico aéreo fuera tan caótico, que era mejor utilizar mis piernas a su máximo potencial para movilizarme, en vez arriesgarme a tener un accidente.
Sin embargo, por más rápido que intenté llegar, lastimosamente no fue suficiente. Porque cuando llegué al lugar, el tendero al verme, me dio la desafortunada noticia de que ya no había ningún ejemplar disponible y tendría que esperar hasta el lanzamiento de la próxima edición.
Lo peor de todo era que esta no tenía una fecha concreta para su lanzamiento. ¡Qué noticia tan nefasta!
Pensando en que mi día no podía ser peor, caminé completamente desanimada hacia mi casa, con la inquietante certeza de que terminaría averiguando el final del libro antes de que saliera la segunda edición.
Porque mi curiosidad vencería al final mi paciencia, arruinando por completo mi experiencia de lectura.
Llena de esos pensamientos pesimistas sobre mi querido pasamiento, entré a mi casa con la esperanza de descansar un poco, y quitarme la tristeza que traía encima al no conseguir lo que deseaba. Lastimosamente tuve que desistir de mis planes, cuando noté que las luces de la sala estaban encendidas.
Cautelosa ante la posible presencia de un desconocido en mi casa, saqué de mi espacio plegable un arma mágica y avancé con sigilo para sorprender al posible intruso y desahogar mis frustraciones con él. También había considerado la posibilidad de que, en mi distracción, se me había olvidado apagarlas esta mañana y todo lo que estaba haciendo era en vano.
Aun así, más vale prevenir que lamentar cuando se trata de este tipo de situaciones.
Afortunadamente, no fue ninguna de las situaciones que me había imaginado, pues al entrar a la sala, encontré a mi hermano sentado en el sofá, leyendo la primera edición del nuevo volumen de la saga “el legado inmortal”.
Aquello sí que fue una sorpresa inesperada, y una lo suficientemente agradable como para eliminar por completo mi mal humor.