Los Jinetes De Los Cielos: El Origen

Capítulo 15

Una vez que los sollozos de Nuros se calmaron y mostró una mayor tranquilidad en su estado de ánimo. Tomé la decisión de traerlo de regreso al lugar donde habíamos aparecido originalmente, tras cruzar la barrera, para esperar y observar los cambios que ocurrirían.

Sabía que una respuesta no llegaría de forma inmediata y que tendríamos que esperar al menos varias horas para que el consejo de ancianos tomara la resolución de tomar acciones para rescatarnos, y esa “rapidez” en su respuesta solo sería lo más pronto posible, si la presión que estaría ejerciendo mi abuelo a ellos funcionara.

Porque si fuera en circunstancias normales, la espera sería eterna, el problema con las diversas razas de larga vida como los dragones, era que tendían a tomarse un largo tiempo para decidirse en algo.

Esta mala costumbre era la razón por la que las relaciones diplomáticas con otras razas eran muy tensas, a parte del hecho de querer cazarnos para su propio beneficio.

Y es que imagínate, ser un embajador humano, enano o de cualquier raza con una vida útil corta y morir esperando a que respondan las primeras propuestas o alianzas que concertaron.

Era demasiado exasperante.

Debido a esta molesta característica, no tenía ninguna expectativa de poder recibir una respuesta tan pronto, pese a los esfuerzos que probablemente esté haciendo mi familia para agilizar el proceso de rescate, lo más probable era que tendría que esperar al menos ocho horas para recibir respuestas.

Por lo que, al regresar a nuestra ubicación inicial, lo primero que hice fue sacar unas sillas de mi pulsera, para poder sentarnos cómodamente y aprovechar ese tiempo “libre” para tener una seria conversación con mi estudiante, con la esperanza de obtener al fin, algunas de las respuestas a las preguntas que me habían estado atormentando desde el inicio de todo este incidente:

—Nuros —lo llamé con voz grave y cortante, captando así toda su atención—. ¿Qué era exactamente lo que buscabas tú y tus amigos al ir tan cerca de la barrera? ¿No entiendes lo peligroso que fue tu acción?

Al escuchar mi pregunta, Nuros se removió con intranquilidad en la silla, antes de responderme, con un tono más bajo de lo habitual:

—No buscábamos nada, profesora. Solo se nos ocurrió que sería divertido hacerle una broma y nos pusimos en acción. No pensábamos en nada en ese momento, todo fue muy espontáneo.

En circunstancias normales, esa excusa me habría bastado para creerle. Después de todo, era muy común que Nuros y su grupo de amigos actúen sin pensar y ya ha habido algunas ocasiones en que ya había puesto en acción ese nefasto hábito suyo.

Pero su lenguaje corporal me revelaba otra cosa: su postura encorvada, la evitación de contacto directo con mis ojos, sus manos escondidas, su actitud nerviosa. Todas esas señales me daban a entender que estaba ocultando algo, había algo más que no me estaba diciendo.

Eso sin contar lo estúpido que era la excusa que me estaba dando. Y ante esta grave situación, era de imperiosa necesidad averiguar qué era lo que ocultaba, o peor aún a quién.

Así que en preparación para hacer que soltara la sopa, decidí cambiar mi lenguaje corporal y la intensidad de mi mirada:

—Mírame a los ojos Nuros y no evites mi mirada. Dime la verdad ¿Me estas ocultando algo?

Nuros solo se movió, claramente incómodo por mi interrogatorio pero aun así solo dijo:

—No, profe. No le estoy ocultando nada. Fue algo totalmente espontaneo, solo hicimos una broma. Una que salió terriblemente mal.

A este punto yo ya estaba pensando con seriedad, si sería necesario considerar en usar algunas de las tácticas psicológicas que utilizábamos con los estudiantes problemáticos para sacarle la verdad.

Era imperativo descubrir la verdad de toda la situación, sobre todo porque existían muchos puntos sospechosos sobre cómo ocurrieron las cosas, comenzando con el hecho de que, unos simples, adolescentes habían podido conseguir una poción tan rara como lo era Nulex, sin contar que esta, era de un rango tan alto como para anular los efectos de la poción que les había hecho beber.

Sobre todo porque la poción que le di a cada uno, no hacían parte de la dotación entregada por el colegio para nuestras clases. En cambio, esas eran de mi colección personal, las cuales, utilice como medida de seguridad adicional porque tenía miedo de que algo saliera mal en esa clase de vuelo, cuando era tan mala en cuestiones aéreas.

Y de alguna manera, ellos aún lograron sortear sus efectos.

¡Esa opción era de rango magíster!

Era el segundo rango más alto que se podía alcanzar en este mundo en términos de poder y aunque era una poción de nivel bajo, no era algo que unos simples adolescentes de rango magus podrían deshacer por fuerza bruta.

De hecho, ni siquiera un magister de alto nivel podría romper esa poción con fuerza bruta, sin evitar que esta advirtiera a la poción madre su repentina desconexión. La única manera de eliminar sus efectos sin que yo lo notara era que el oponente fuera un soberano, o que estos niños, tuvieran en su poder una poción Nulex del mismo rango, cuya venta estaba prohibida para los dragones por su insidioso efecto.

Por lo que la posibilidad de conseguir una por casualidad era prácticamente nula y esta probabilidad se reducía aún más cuando te dabas cuenta de que, para librarse de los efectos del Liraën, se necesitaría cuatro pociones del rango magíster, uno por cada estudiante.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.