Los juicios de Phygrabio

Sesión 14022022-C7: Himgra

—Reciba la más cordial bienvenida, señor Himgra —presentó el Tribunal de Phygrabio.

—Un momento, creí que estaba en mi reunión, ¿qué ha pasado?

—Veo que los testimonios no mienten —dijo Lady J.

—Es muy desorganizado y deshonesto —añadió Lady V.

—¿Qué tiene que decir en defensa de los cargos que se le adjudican?

—¿Serían tan amables de indicarme a qué cargos se refieren? —cuestionó el acusado.

—Es de mala educación responder una pregunta con otra pregunta, pero puede escuchar con atención los cargos —comentó el Tribunal—. Se le acusa de incumplimiento de su labor profesional, humillación contra sus aprendices, constante extorsión y manipulación a sus beneficiados, sin mencionar que uno de sus actos provocó que todo un pueblo linchara a uno de sus afectados.

—No lo entiendo, no sé de qué están hablando.

—Todo esto ha sido analizado por las hermanas V y J.

—Pruébenlo —reiteró Himgra.

—No se preocupe, el espejo del trono blanco también se encargará de mostrarnos la verdad.

—Así que era él —susurró el acusado tras comprobar las palabras y actos que había realizado —. No recuerdo cuál era su nombre, pero...

—Pero no dudó en denigrarlo de esa manera, ¿cierto? —dijo Lady V.

—Así fui forjado, y gracias a esos tratos pude resaltar —respondió Himgra— mis años de experiencia y mi presencia en varias ceremonias lo atestiguan.

—De nada sirve ese éxito si su carácter está podrido.

—Y tampoco sirve si, en vez de compartirlo, lo usa para sentirse superior —añadió Lady V—. El deber de un maestro es moldear los aprendizajes de sus aprendices, no minimizarla.

—Y mucho menos usarla para fomentar la discriminación e incluso la agresión.

—Pero yo no agredí a nadie.

—Tal vez sus manos no lo hicieron, pero las manos de sus pupilos sí están manchadas de sangre inocente —añadió Lady J—. Todo fue hecho en nombre suyo.

—¿Tengo que aclarar que yo no envié a nadie a agredir o asesinar en mi nombre?

—Nadie dijo eso —comentó el Tribunal—. Se le está diciendo que varios aprendices suyos, motivados por los ideales que usted aplicó, llegaron a imitar sus barbaridades.

—Y el Occiso, como principal afectado, atestigua de ello.

—De hecho, es el mismo individuo visto en lo registrado por el espejo.

—¿El Occiso? Qué patético nombre.

—Tenga más respeto —respondió Lady J, mientras el Occiso miraba los diabólicos ojos de Brahim.

—Veo que tu mediocridad no ha cambiado.

—¿Disculpa? —defendió Lady V.

—Solo miren a ese hombre y su disfraz de Halloween.

—No lo voy a repetir, o mantiene el respeto en este recinto...

—¿O qué? —interrumpió Himgra, dejando ver un par de cuernos en su cabeza, así como un dúo de ardientes colmillos.

—¿Pero qué pasa?

—Parece que está mostrando su imagen real —asumió Lady J.

—¡Orden en la sala! —gritó el Tribunal, dando un golpe tan fuerte que quebró los supuestos cuernos de Himgra.

—¿Pero cómo se atreven? ¿No saben con quién están tratando? —respondió Brahim, dando chasquidos con sus dos manos.

—Así es, nuestro amo es una figura respetuosa, no como ese encapuchado infantil —comentó una arpía que apareció con el chasquido.

—Y en defensa de este caballero, él no actuaba con afán de humillar —agregó otra arpia—. Solo se divertía con sus tratos.

—¿Pero cómo pudo...?

—Hermana, hay que dar el veredicto.

—Oh, no tan rápido —dijo Himgra, invocando bloques flotantes que pretendía lanzar contra el Tribunal y compañía, mas una esfera de luz densa se encargó de devolver dicho ataque, hiriendo a las arpías, y dejando ver el aspecto demoniaco de Brahim.

—¿Creen que pueden derribarme con facilidad? He edificado torres y templos igual de imponentes que yo.

—¿Y quién le dijo que esto es una pelea?

—Así es, esto es un juicio.

—Y para aclarar, ya hay un veredicto —finalizó Lady V.

—¿Qué? —fue la última pregunta de Himgra, quien pasó de estar en ese sitio a aparecer frente a una joven tendida en el suelo. La apariencia diabólica del hombre había sido sustituida por la de un hombre cualquiera, pues eso era lo que Himgra realmente era.

—¿Qué crees que pueda pasar, hermana? —comentó Lady V.

—Los actos de este hombre no tuvieron castigo pese a su gravedad —respondió Lady J, observando cómo el hombre y sus aprendices se reían de la chica—. Me apena que sus aprendices no tienen voz.

—Algo es seguro. Si ese hombre tiene un mecanismo de defensa, es porque sabe que alguien lo puede poner en su lugar.

—Y ese alguien fuimos nosotros.

—De todos modos, su defensiva le salió mal, y ha de fracasar en las sesiones que recibirá por toda la eternidad.

—No veo redención en él, pero tampoco creo que esto le parezca tortuoso —agregó Lady J.

—Nos encargaremos de que así sea. Después de todo, tanto a él como a los acusados les ha de esperar algo peor al final de los tiempos.

—Tienes razón.

—¿Alguien tiene algo que decir? —dijo Himgra, dirigiéndose a sus alumnos, mientras su víctima huía del recinto donde se hallaban— si quieren jugar al juicio, yo también jugaré a sobornar al juez con tal de mantener mi prestigio.

—Será mejor irnos de aquí, hermana.

—No puedo creerlo —dijo Lady J—. Es capaz hasta de compartir nuestra existencia con tal de satisfacer su ego.

—Sé realista, ¿crees que alguien le creerá tal cosa? —dijo Lady V—. En el mejor de los casos, sus espectadores lo tacharán de loco.

—Tienes razón.

—Pero lo mejor será dejar esas suposiciones para después. Es hora de volver.



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En el texto hay: misterio confucion, misterio culpable

Editado: 27.12.2024

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